Los más ilustres sabios y filósofos
caminaron por las tinieblas de la ignorancia.
Con todo, eran las antorchas de su época.
Pero, ¿qué hicieron?.
Pronunciar algunas frases y dormirse.
Mi nacimiento no trajo al mundo provecho alguno.
Mi muerte no disminuirá ni su esplendor ni su grandeza.
Nadie pudo jamás explicarme porque he venido
ni porque me iré.
No temo a la muerte.
Prefiero este hecho ineluctable
al otro que me impusieron el día del nacimiento
¿Qué es la vida?
Un bien que me otorgaron a mi pesar y que devolveré con indiferencia.
Un poco de pan, un poco de agua fresca,
la sombra de un árbol y tus ojos.
Ningún sultán más feliz que yo.
Ningún mendigo más triste.

No hay comentarios:
Publicar un comentario