Cierra tú Corán.
Piensa libremente y encara libremente el cielo y la tierra.
Al pobre que pasa, entrégale la mitad de lo que tienes.
Perdona a todos los culpables.
No entristezcas a nadie
y escóndete para sonreír.
¡Cuán débil el hombre y cuán ineluctable su Destino!
Prestamos juramento que no cumplimos
y nuestra propia deshonra nos es indiferente.
Yo mismo procedo como un insensato.
Pero tengo la excusa de estar ebrio de amor.
¡Recibí el golpe esperado!
Mi bienamada me abandonó.
Mientras la tuve,
era fácil despreciar el amor y exaltar todos los renunciamientos.
Cerca de tu bienamada ¡ay Khayyám! ¡qué solo estabas!.
¿Comprendes?
Se fue para que tú pudieras refugiarte en ella...
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