Omraam Mikhaël Aïvanhov
Un hombre viene a quejarse de que es muy desgraciado.
Yo le pregunto: «¿Ha dado gracias usted hoy?
- ¿Dar gracias? ¿A quién? ¿Y por qué?
- ¿Puede usted caminar?... ¿respirar?...
- Sí.
- ¿Ha comido?
- Sí.
- ¿Y puede usted abrir la boca para hablar?
- Sí
- Pues bien, agradézcaselo al Señor, porque hay gente que no puede caminar, ni comer, ni abrir la boca. Usted es desgraciado porque nunca ha pensado en agradecer. Para cambiar su estado le haría falta en primer lugar reconocer que nada es más maravilloso que el hecho de estar vivo, de caminar, de mirar, de hablar. Pero los humanos olvidan todo esto, por eso el Cielo les hace pasar por grandes pruebas, para que aprendan, por fin, a ser agradecidos.»
Aprendan a agradecer
Aprendan a agradecer, pues el agradecimiento, la gratitud son poderes que desintoxican el organismo, neutralizan los venenos, renuevan los materiales. Por tanto, cada día, varias veces al día, repitan: «Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias…»
Los humanos son ingratos con el Creador, ingratos con toda la Naturaleza e incluso unos con otros. Pero la primera tarea del discípulo que quiere perfeccionarse es aprender el agradecimiento, ya que gracias a él algún día obtendrá la clave de la transformación de la materia, de su propia materia. Claro está, este trabajo quizás no cambie nada en su apariencia física, pero la naturaleza de los elementos que entran en la composición de su materia física y psíquica será diferente, más sensible, más sutil, más resistente, y ustedes sentirán que sus órganos hacen mejor su trabajo.
del blog: Fraternidad Blanca Universal

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