De la misma manera como es inconcebible -para este momento de la
comprensión humana- la estructura del ADN sin la macro-molécula que la
ciencia genética denomina adenosín-polimerasa, el código de la vida
desde su matriz energética, resulta indescifrable sin la trascripción de
la Matriz Armónica de 260 parejas de arquetipos que los instructores
maya entregaron a nuestros ancestros antediluvianos y que hoy conocemos
como Tzolkin Maya, una de cuyas aplicaciones, más no la única, es
la calendárica.
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Nada en los Campos de la Energía escapa a la influencia
de tal código maestro, simplemente porque la energía obedece a la
inteligencia, en especial cuando ésta se rige por la Consciencia de un
orden superior.
No faltan aquellos que desde su ignorancia ponen en duda
de que los instructores maya nos hayan proveído de esta matriz
matemática de permutaciones; otros lo admiten, pero no le conceden más
que un valor ritualista y adivinatorio derivado de creencias de
tradición, lo cual si bien es respetable, no está a la altura de su real
propósito.
La valía de La Matriz Armónica Maya es intrínseca y
siempre lo ha sido, independiente de nuestra consciencia sobre ello,
pues es el código por excelencia al cual obedece la naturaleza; os
pondré varios ejemplos de ello en las siguientes reflexiones, pues no
hay tema más apasionante que aquel que nos lleva a descubrir las
respuestas que siempre hemos clamado al universo. Web de Ituci Siglo XXI:
www.itucisigloxxi.com
Web de Guillermo Hernández Barbosa: www.retornomaya.com
Web de Guillermo Hernández Barbosa: www.retornomaya.com
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