sábado, 25 de febrero de 2012

Tzol y Tierra danzan al ritmo del patrón galáctico de Tiempo. Clave Maya para la Reflexión nº 23


En los años 80 la televisión colombiana difundió una saga de capítulos denominados “Planeta Tierra”, por supuesto de factura científica norteamericana.
 En uno de ellos se expuso sobre cómo los estratos geológicos se sucedían cada 25.000 y fracción de años, intercalando a norte y sur su orientación magnética; jamás encontraron –o al menos no lo dijeron- la causa real de ello.
 Nunca se les ocurrió verificar que el ciclo de traslación de nuestro tzol, de 26.000 tun según lo maya, equivale a 25.626,84466 orbitales promedio de 365,242 días de la tierra, mucho menos que esos 9’360.000 días corresponden a un arreglo de 36.000 tzolkines, pero bueno, alguien dirá que no tenían por qué prestar atención a conceptos esotéricos, mucho menos si procedían de tribus indígenas; pero sucede que esa misma cifra corresponde a 360.000 revoluciones del ecuador magnético solar, y ese dato sí lo conocen muy bien por la observación de la dinámica de las Manchas Solares, que mantienen en jaque a la comunidad científica espacial, sin que acaben de descubrir sus secretos.
 Nuestro sistema planetario sabemos, forma parte del entramado galáctico, razón por la cual por fuerza recibe su influencia; según la cronología maya, cada 5.200 tun (la quinta parte de 26.000) la tierra recibe una actualización galáctica de datos y programas, eso equivale a 1’872.000 días, es decir, cada 7.200 tzolkines de 260 días, o cada 72.000 rotaciones ecuatoriales del tzol; pero da la casualidad que 7.200 días conforman un katún o una generación humana, entonces el que resulta influenciado es el colectivo humano en razón de Frecuencias de Resonancia, nada menos que música en estado prístino.
Web de Ituci Siglo XXI: www.itucisigloxxi.com
Web de Guillermo Hernández Barbosa: www.retornomaya.com

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