domingo, 30 de septiembre de 2012

Un astronauta de piedra en la Universidad de Salamanca ¿Cómo llego?

La Catedral de Salamanca fue construida entre 1513 y 1733. ¿Cómo es posible, entonces, que en su fachada aparezca la escultura de un astronauta o de un dragón que come helado?


Más de uno ha supuesto historias de viajes en el espacio en la edad antigua, o intervenciones alienígenas. La verdad es más sencilla.

En 1992 se llevó a cabo una restauración de esta Catedral Gótica. Es una tradición entre los constructores y restauradores de las catedrales añadir detalles o grabados a las fachadas, como si fuese una firma.


En este caso, a Jerónimo García se le concedió la aprobación de incluir al astronauta que flota entre unas vides.


Un recurso que algo tiene de retórico, aunque se trate de una escultura, un oxímoron o un anacronismo que sorprende al observador atento.


Otras adiciones, todas ellas aprobadas, son un lince, un toro, un crustáceo y un dragón-demonio que come un helado.

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