Existe entre algunos famosos científicos como Francisco Ayala o el tristemente fallecido Stephen Jay Gould
una cierta visión diplomática del eterno enfrentamiento entre ciencia y
religión.
Según esta interpretación, entre la ciencia y la religión no
hay conflicto posible porque la ciencia se ocupa de explicar el mundo
mientras que la religión se ocupa de la moral. Sin embargo la
cosmovisión general de las diferentes religiones realiza afirmaciones
que pueden en principio verificarse o refutarse con herramientas
científicas.
Sobre todo porque muchas de esta afirmaciones religiosas
entran en contradicción con principios o leyes sólidamente establecidos
por la Ciencia. Otra cosa es que en la actualidad o en el futuro puedan
realizarse los experimentos o descubrimientos para estudiar todas las
verdades religiosas. Así por ejemplo:
¿Existe un dios antropomórfico que
se preocupa y atiende las plegarias realizadas por individuos
particulares?
Si es así, dicha entidad produce milagros que son
alteraciones sobrenaturales de alguna de las leyes físicas que conocemos
y por tanto pueden ser científicamente estudiados. Muchos de los libros
revelados a diferentes profetas de distintas religiones indican que la Tierra es plana,
por tanto la palabra de esos dioses no parece muy veraz.
En el caso
particular del cristianismo, ¿era virgen María y fue fecundada en
ausencia de varón humano? En tal caso si alguna vez apareciera su
cadáver podría ser estudiado. Por el contrario ¿subió en cuerpo y alma
al cielo? Entonces hay que explicar cómo, en qué condiciones y si por
ejemplo sigue necesitando aire para respirar en dicho emplazamiento.
Preguntas todas ellas teóricamente al alcance de la ciencia. En resumen
los... supuestos dominios de actuación diferenciados ente ciencia y
religión lo que en realidad implican es una renuncia unilateral de la
ciencia a estudiar aquellos supuestos fenómenos que alteran leyes
fundamentales del conocimiento: gravedad (subida al cielo de María),
genética (hibridación entre humano y algo “extraterrestre” para concebir
a Jesús de Nazaret), rotación de la Tierra (dios paró el sol para que
Josué pudiera acabar de exterminar a sus enemigos, por cierto menudo
dios misericordioso), etc.
Incluso aceptar el magisterio moral de las religiones implica casi
siempre interferir en el avance de la ciencia.
Por ejemplo los católicos
y creo que también muchas iglesias protestantes consideran la
fecundación como el inicio de los derechos de las personas por lo que
para ellos el uso de células madre embrionarias es pecado y por tanto no
se podría estudiar su potencial terapéutico. Tal es así que para la
mayoría de las religiones casi cualquier avance científico ha sido
éticamente problemático cuando no un intento humano de alterar los
designios divinos. Si no, recordemos como un pastor norteamericano
recriminó de la siguiente manera a Benjamin Franklin
cuando inventó el pararrayos:
"Si Dios decide castigar al mundo, quién
eres tú para impedírselo".
Similares argumentos se ofrecieron por parte
de diversos religiosos británicos cuando Edward Jenner comenzó a vacunar contra la viruela.
Y no hablemos de la posición que adopta la Iglesia católica contra el
uso del preservativo y en defensa de la antinatural abstinencia sexual,
magisterio ético que en el contexto del SIDA en África ralla con lo criminal.
En resumen cualquier condescendencia con la religión implica siempre
oscurantismo que es todo lo contrario que persigue en última instancia
la ciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario