lunes, 1 de julio de 2013

Ciencia y Religión

 
Existe entre algunos famosos científicos como Francisco Ayala o el tristemente fallecido Stephen Jay Gould una cierta visión diplomática del eterno enfrentamiento entre ciencia y religión. 
Según esta interpretación, entre la ciencia y la religión no hay conflicto posible porque la ciencia se ocupa de explicar el mundo mientras que la religión se ocupa de la moral. Sin embargo la cosmovisión general de las diferentes religiones realiza afirmaciones que pueden en principio verificarse o refutarse con herramientas científicas.
 Sobre todo porque muchas de esta afirmaciones religiosas entran en contradicción con principios o leyes sólidamente establecidos por la Ciencia. Otra cosa es que en la actualidad o en el futuro puedan realizarse los experimentos o descubrimientos para estudiar todas las verdades religiosas. Así por ejemplo:
 
 ¿Existe un dios antropomórfico que se preocupa y atiende las plegarias realizadas por individuos particulares? 
 
Si es así, dicha entidad produce milagros que son alteraciones sobrenaturales de alguna de las leyes físicas que conocemos y por tanto pueden ser científicamente estudiados. Muchos de los libros revelados a diferentes profetas de distintas religiones indican que la Tierra es plana, por tanto la palabra de esos dioses no parece muy veraz.
 En el caso particular del cristianismo, ¿era virgen María y fue fecundada en ausencia de varón humano? En tal caso si alguna vez apareciera su cadáver podría ser estudiado. Por el contrario ¿subió en cuerpo y alma al cielo? Entonces hay que explicar cómo, en qué condiciones y si por ejemplo sigue necesitando aire para respirar en dicho emplazamiento. 
 Preguntas todas ellas teóricamente al alcance de la ciencia. En resumen los... supuestos dominios de actuación diferenciados ente ciencia y religión lo que en realidad implican es una renuncia unilateral de la ciencia a estudiar aquellos supuestos fenómenos que alteran leyes fundamentales del conocimiento: gravedad (subida al cielo de María), genética (hibridación entre humano y algo “extraterrestre” para concebir a Jesús de Nazaret), rotación de la Tierra (dios paró el sol para que Josué pudiera acabar de exterminar a sus enemigos, por cierto  menudo dios misericordioso), etc.
Incluso aceptar el magisterio moral de las religiones implica casi siempre interferir en el avance de la ciencia.
 Por ejemplo los católicos y creo que también muchas iglesias protestantes consideran la fecundación como el inicio de los derechos de las personas por lo que para ellos el uso de células madre embrionarias es pecado y por tanto no se podría estudiar su potencial terapéutico. Tal es así que para la mayoría de las religiones casi cualquier avance científico ha sido éticamente problemático cuando no un intento humano de alterar los designios divinos. Si no, recordemos como un pastor norteamericano recriminó de la siguiente manera a Benjamin Franklin cuando inventó el pararrayos:
 
 "Si Dios decide castigar al mundo, quién eres tú para impedírselo".
 
 Similares argumentos se ofrecieron por parte de diversos religiosos británicos cuando Edward Jenner comenzó a vacunar contra la viruela. Y no hablemos de la posición que adopta la Iglesia católica contra el uso del preservativo y en defensa de la antinatural abstinencia sexual, magisterio ético que en el contexto del SIDA en África ralla con lo criminal.
En resumen cualquier condescendencia con la religión implica siempre oscurantismo que es todo lo contrario que persigue en última instancia la ciencia.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario