Musulmanes indonesios se disponen a ver la luna llena desde lo alto de una mezquita en Yakarta. / ROMEO GACAD (AFP)
Los más de 1.200 millones de musulmanes
del mundo –entre ellos, los 1,6 millones que viven en España- están
llamados desde este martes a celebrar el Ramadán, que este año está
marcado por la guerra siria y elgolpe de Estado en Egipto.
Este mes sagrado, que toma su nombre del periodo en el que los primeros
versos del Corán fueron revelados al profeta Mahoma hace más de 1.400
años, está consagrado al ayuno obligatorio y total –salvo para niños,
ancianos, enfermos y
embarazadas y lactantes- desde el amanecer hasta el ocaso, así como a
las plegarias y las buenas acciones. Los fieles que siguen el Ramadán
también están obligados a la abstinencia sexual desde el alba hasta la
puesta de sol.
El Ramadán no se celebra en la misma
fecha y comienza 11 días antes cada año. La aparición de la luna nueva
marca el inicio del mes en el calendario musulmán, cuya duración varía
entre 29 y 30 días. Las diferencias políticas y doctrinales entre suníes
–amplia mayoría de la población musulmana mundial- y chiíes tienen que
ver a menudo a la hora de fijar la fecha; en Siria, por ejemplo, el
Gobierno de Damasco ha declarado que empezará el sábado, frente al
opositor Consejo Nacional Sirio, que lo empezará el viernes. Media
docena de países, entre ellos Líbano, Catar, Libia o Yemen, lo empezarán
por ejemplo el viernes.
Durante este mes los musulmanes deben practicar el sawn,
o ayuno. Beber, fumar o mantener relaciones sexuales tampoco está
permitido; el objetivo de la privación es purificar el cuerpo, así como
la autodisciplina. Para aguantar todo el día sin probar bocado o
líquido, las familias celebran antes del amanecer el suhur, la última comida previa a la salida del sol, y al final del día se reúnen para el iftar, la ruptura del ayuno.
En muchos países musulmanes se contempla
por ley una reducción de las horas laborales, y la mayor parte de los
restaurantes cierran durante las horas de luz. En países no islámicos,
como España, resulta sin embargo difícil conciliar el ayuno con trabajos
duros como los agrícolas o de la construcción, especialmente si coinciden con altas temperaturas.
“Pedimos colaboración de los empresarios para tratar este tema con
delicadeza”, ha indicado hoy Riay Tatary, presidente de la Unión de
Comunidades Islámicas de España (UCIDE).
Al contrario, algunos países musulmanes
especialmente rigoristas, como Arabia Saudí, extreman su celo ante el
comportamiento de los extranjeros residentes, para que no constituyan un
mal ejemplo para los nativos. Las autoridades saudíes, por ejemplo, han
amenazado hoy con expulsar a...
los extranjeros que beban, coman o fumen
en público durante el Ramadán. En ese país, de 27 millones de
habitantes, habitan alrededor de 8 millones de extranjeros, en su
mayoría de origen asiático.
El Ramadán es visto a menudo como un
periodo propiciatorio para treguas y altos el fuego. De hecho, el
presidente afgano, Hamid Karzai, ha pedido a los talibanes que no
ejecuten ataques durante el mes sagrado. El secretario general de la
ONU, Ban Ki-moon, ha hecho un llamamiento a la tregua en Siria durante
el Ramadán. “Pido a toda unidad militar del Ejército regular y del
[rebelde] Ejército Libre de Siria, a toda persona que empuñe un arma,
que detenga la lucha y ofrezca este mes como regalo colectivo a su
pueblo”, ha dicho Ban.
Pese a los buenos deseos y los
llamamientos a la paz, resulta difícil vaticinar qué impacto puede tener
el mes sagrado en el conflicto civil en ciernes en Egipto. En numerosos
países que han estado inmersos en guerras o luchas sectarias, como Irak,
la celebración del Ramadán ha espoleado a veces la violencia. También
los atentados de las distintas ramas de Al Qaeda, como por ejemplo en Argelia. Los mismos rebeldes sirios que combaten al régimen de Damasco han prometido una ofensiva en Ramadán.
La luna nueva determina el comienzo del mes.
"Dos alegrías aguardan al que observa el ayuno, la alegría de romper el ayuno y la del encuentro con su Señor".
El mes de ramadán, en el que se hizo descender por vez primera el Qur’an como guía para la humanidad y una prueba evidente de esa guía, y el criterio por el que discernir lo verdadero de lo falso.El Corán enseña que lo más importante en la ‘Ibâda –en las formas islámicas de adoración– es el dikrullâh, "el Recuerdo de Allah": wa la-dikru llâhi ákbar, “el Recuerdo de Allah es lo más grande...”, y el ayuno de ramadán es una ‘Ibâda que dura sin interrupción un mes, y de ahí su intensidad, su fuerza, y el por qué los musulmanes estiman tanto este mes.
(Corán 2:185)
Como cada año, los musulmanes y las musulmanas del mundo nos regocijamos con la llegada de este tiempo bendito que nos recuerda nuestra verdadera condición, nuestro vacío y nuestra precariedad esenciales, ayudándonos a regresar así a la Única Realidad, que nos dice: “Deja tu comida y tu bebida por Mi causa. El ayuno es para Mí y Yo recompenso por él y la buena acción vale por diez como ella”.
Nuestro ayuno es un ayuno ponderado, medio, a la medida del ser humano. No es fácil ni difícil y puede cumplirlo cualquier individuo adulto y sano que tenga intención de complacer a Allah siguiendo Sus mandatos. Sus beneficios son inmensos, en todos los ámbitos en los que aflora nuestra misteriosa existencia. Un beneficio físico para nuestra salud, una medicina que, como hoy reconoce la ciencia, no tiene igual en la restauración de la salud de nuestros cuerpos. Un beneficio psicológico que proviene de la ruptura de hábitos y de la posibilidad de observar el universo cotidiano con otros ojos y, finalmente, el inmenso beneficio espiritual implícito en la experiencia de regreso a nuestra naturaleza primordial y a nuestra condición existencial que no son sino pura Misericordia.
El ramadán abre nuestros ojos a lo Único Real, unos ojos que, en el mejor de los casos, sabremos ya que no son nuestros, que son sólo Suyos, que sólo Él es el Que ve, que sólo Él es Quien oye, que sólo Él es. Silencio interior que surge de una sabia privación y autocontención, es una de las cualidades espirituales del ayuno.
Oigamos ese silencio, descubramos la sabiduría que hay en él, la inmensa Misericordia que existe en el cumplimiento de aquello que nos es obligatorio. PidamosLe a Él que abra a nuestros corazones a la humanidad más genuina, a la luz de Muhámmad, a quien Allah dé Su Gracia y Paz, y nos conforte con su intimidad y cercanía, y que el bendito ejemplo de su Sunna sea para todos nosotros una guía segura que nos ayude a mantener una forma de vida dulce, humana y equilibrada.
En estos tiempos convulsos, en los que las señales se solapan unas con otras y donde es difícil encontrar las huellas de la Verdad, el ayuno nos ayuda a discernir lo verdadero de lo falso, lo que verdaderamente importa de lo que no, acercándonos a lo divino que mora en nuestro interior, despertándonos a la mirada y a la vida del corazón, haciéndonos regresar casi obligadamente, sin que podamos hacer nada para evitarlo. He aquí uno de los secretos del ramadán. ¿Quién nos obliga? ¿Somos, tal vez, nosotros?
Quienes integramos el equipo editorial de Webislam deseamos a todos los musulmanes y musulmanas de la Ummah un feliz y fructífero ayuno de ramadán, lleno de bendiciones y de báraka, que sirva como pretexto para incrementar nuestras relaciones en un clima de comunicación, ádab y concordia. ¡Ramadán Mubarak!
Fuente:WEBISLAM
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