viernes, 8 de agosto de 2014

EL VIRYA PERDIDO



LEER EVANGELIO EN JUDAS
El hombre de nuestros días es, en mayor o menor medida, un VIRYA PERDIDO. Vale decir: en él existe una doble naturaleza, divina y humana, tal como afirmaban acertadamente los gnósticos de los primeros siglos de la Era actual y que la Iglesia reservó exclusivamente para un exponente de la "raza sagrada" del Demiurgo Jehová-Satanás.

 En efecto, la doble natu­raleza que la Iglesia afirma poseía Jesús Cristo es, en realidad, la condición natural de todo virya, el cual PARTICIPA de la divinidad absoluta del Espíritu eterno. Para ocultar este hecho, y evitar que el hombre se convierta en Dios, la Iglesia comenzó por destruir la Gnosis* con una implacable persecución y continuó por apoderarse de la verdad para aplicarla solamente a Je­sús Cristo. Después de la traición de Constantino a los Dioses del Imperio Romano, y del concilio de Nicea y posteriores, la verdad Gnóstica de la doble naturaleza del virya se trans­formó en el dogma de la divinidad de Jesús Cristo. Y todo posterior intento por revelar este secreto a los hombres, desde los maniqueos y cátaros hasta Nietzsche e Hitler, fue ahogado en sangre por la conspiración sinárquica de la judeomasonería, el judeomarxismo, el judeocris­tianismo, etc..
En lo interno: posee un “Yo perdido” sumido en el sujeto consciente, es decir, casi permanentemente temporalizado. Sin embargo es capaz de intuir fugazmente al... Espíritu, a su eternidad, a su infinitud…, y desea alcanzarlo, más, sin saber hacia dónde hay que buscar. Ignora, por supuesto, que la búsqueda del Espíritu, que debe comenzar por el selbst o foco de reflexión gnóstica, solo puede emprenderse con éxito si se parte de una “hostilidad esencial”; y lo ignora porque la Estrategia sinárquica y la cultura judaica le han convencido que “nada hay más opuesto al Espíritu” que “la hostilidad” o cualquier otra forma de enemistad o contrariedad hacia la “Obra de Dios”, vale decir, hacia el demencial y nefasto Universo del Demiurgo. Por eso, por tal esencial engaño, el virya no encuentra habitualmente al Espíritu, ya que en lugar de buscar a un Dios, que eso es su Espíritu Hiperbóreo, se entrega a perseguir una caricatura con muletas, la vil ilusión de un espiritucillo dulce y asexuado que declama cánticos sagrados en torno del Trono de Jehová. Esta repugnante criatura espiritual es la que algunos viryas perdidos, y otros mentecatos, creen ser o quisieran ser algún día, “después de la muerte”, o el “Día del Juicio Final”, etc., Habrá que convencer a los viryas, pues, que el Espíritu Hiperbóreo pertenece a una raza guerrera y que la hostilidad hacia el mundo material es la principal cualidad de su esencia.
Fuente 
*(No confundir con la gnosis de Samael A.W.)

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