Por Guillermo Hernandez Barbosa
Entender el irresoluble conflicto en dicha región para nada homogénea en su sentir, pensar y mucho menos en el actuar, equivale a volver a amasar la masa de un pan ya horneado.
Cuanto menos han sido 6.000 años de historia mal re-conocida y decenas de miles de la no admitida por la versión oficial. Si se trata de la cuna de la Humanidad, se supone deberían ser pueblos y naciones aunque sea por respeto, tratadas con decencia, puesto que el ser humano por simple sentido común debe reverencia a sus progenitores; por lo mismo, intrínsecamente la región debería –se supone- ser proclive a culturas de admiración por lo matricial-femenino, lo endógeno, lo introspectivo y sigiloso, lo receptivo y observador de los valores de vida. He visitado seis veces y durante 66 días Egipto y aunque la ruta turística del Nilo no ofrece de por sí un conocimiento de la historia verdadera ni de la realidad existencial del actual pueblo, si llega uno a enterarse de que los actuales habitantes no necesariamente son descendientes de aquel que sostuvo el alto momento espiritual del Nagadhá pre-faraónico, de 3.100 antes de Jesús hacia atrás; que los nubios y los beduinos –algo o muy diferentes a los árabes- son el reducto superviviente de aquel momento cuando la región pudo ser asimilada a un edén del...















