
¿SEMANA SANTA DE PASION O EL TRIUNFO DEL AMOR?
Con la llegada de la Primavera, en las ciudades y en nuestros pueblos, vaciamos las iglesias y llenamos las calles de imagenes de Santos, de oraciones, de saetas, de pasión y nuestra vida se convierte en Procesión.
Y por una semana, lo aparentemente sagrado, abandona su encierro anual y se libera en las calles en una explosión de sincero fervor Popular, bañándose de Color, de Arte, de olor a incienso y azahar; representando así, de esta manera, todos los protagonistas un Ritual, un Drama, que por repetido aquí en la Tierra, no deja de ser, desde siempre, lo que es en el Cielo.

Si en el Invierno celebramos la representación del nacimiento del Cristo, que llega como una chispa de luz en la oscuridad de la noche, esa chispa se convierte en una poderosa luz que disipa las tinieblas en la Primavera y ese impulso, renueva con la Ley del Amor, la promesa que todos esperamos que se cumpla, llenando de esta forma todos los espacios con su ESENCIA, de tal manera que en la Tierra es igual que en el Cielo, como ha sido siempre.
¿Pero hasta cuando vamos a necesitar del Ritual?.
¿Hasta cuando vamos a necesitar, revivir las escenas de dolor?, para que se sensibilice y conmueva nuestra Alma, o tal vez sea nuestra dormida personalidad humana .
¿Cuándo vamos a entender el Mensaje y lo vamos a vivir en nuestra propia vida?. Quizás es que, queremos seguir atados al Ritual y seguir recordando las escenas de dolor y muerte.
Más vale comprender y actuar en nosotros mismos, aceptando de una vez por todas nuestra responsabilidad, sin aplazar más veces, nuestro esfuerzo para crecer, para liberarnos, sin esperar que "alguien" lo haga por nosotros ¡CRISTO! , pues él dijo: ¡ Toma tu cruz y sígueme !.
Pero Cristo, no dijo en ningún momento, que habiendo él tomado la Cruz, todos quedásemos liberados de coger la nuestra; crucificarse significa realizar cada uno de nosotros un esfuerzo humano, aceptando este compromiso como algo personal e intransferible.
Asumir la Cruz, es asumir el papel que nos corresponde interpretar a cada uno, es asumir "Nuestra Propia Vida". Cuando así sea, todos nos "crucificaremos" en un acto que nada tiene de CRUENTO, sino de TRIUNFO.
Aquel que logra crucificarse, es el que ha llegado a la meta, es el Triunfador, cerrando de esta forma un ciclo:

Jesus IS LORD
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