El Samkhya es la vía de especulación metafísica más antigua de India y hunde sus raíces en tiempos indatables. Un adagio que aparece en casi todos los textos Samkhya (incluido, por ejemplo, el SamkhyaSutra) es:
Pasado ese filtro, puedo hablar directamente del mesianismo en su sentido completo.
El mesianismo es “toda confianza inmotivada y desmedida en un agente bienhechor que se espera.”
Ciñéndonos a esta definición, los mesiánicos no sólo son religiosos que esperan a su particular “elegido” (en hebreo, maschíaj, “ungido”, “señalado”), sino también personas completamente inconscientes de serlo. Breve lista de actuales mesiánicos inconscientes: los new-age, los neo-nazis, los socialistas, los raelianos, los progresistas, los marxistas de libro, los comunistas, los transhumanistas… todos ellos esperan algo exterior proyectado en el...
futuro (un regreso, un personaje, una era propicia, un fin de un sistema económico, la llegada de un meteorito, lo que sea) que les va a salvar de su tortuoso presente. ¿Qué tortura es esa?
Hay algunas cosas que he aprendido como escritor y que no tengo inconveniente en transmitir aquí para retribuir a quienes me han enseñado tanto, los lectores.
Pues la esperanza es un producto de consumo muy interesante para cualquier empresario listo: no necesita stock, no necesita transporte, no necesita fiscalización, no paga aduana, y –sobre todo- no tiene fecha de caducidad.
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Los pioneros en esta eficiente estrategia comercial fue –quién lo duda- la Iglesia Católica, como dejó constancia en 1517 el mameluco agustino Martin Lutero con su crítica a las indulgencias.
Sin embargo, no conviene mezclar churras con merinas (expresión en homenaje a mi amigo cántabro –y por tanto, buen ganadero- Luis Carlos Campos).
Principios de Pastoreo Ibérico
Merina y Churra: La oveja mora (de origen africano-andalusí) y la oveja cristiana (de origen castellano)
El mesianismo propiamente dicho: Todo mesianismo religioso que pueda llamarse así con rigor, tiene un origen hebreo. El “Mesías” es el “ungido” (“maschíaj”, en hebreo) que se espera.
Hay textos del Tanaj que pueden considerarse llamadas mesiánicas, desde pasajes del Génesis hasta otros de los libros proféticos. Fuera como fuese, el mesianismo hebreo cristaliza en un fenómeno que es referido en griego, el cristianismo. Pues el “Mesías” fue llamado en griego, “Kjristós”, el “señalado”, el “ungido”, en otras palabras “El Cristo”.
Por lo tanto, el cristianismo original surge de este contexto mesiánico-hebreo como una secta herética que, tras romper con la ortodoxia de su contexto, se heleniza. Hay que puntualizar algo: las teorías escatológicas hebreas tienen (aún hoy) una doble lectura; una esotérica (reducida a pocos; cerrada y elitista) y otra exotérica (abierta a todos; popular) que se apoya en el proceso histórico.
Por mis lecturas de manuscritos coptos (estoy aprendiendo copto a través de las brillantes clases de la atractiva Profesora Honrubia), estoy seguro de que el “Mesías” de las primeras comunidades cristianas era un principio esotérico que poco o nada tenía que ver con una esperada figura histórica.
Lo que ocurre es que tras los trabajos de fijación canónica de teólogos, padres eclesiásticos y obispos como Ireneo de Lyon (“santo” del Siglo II que persiguió con violencia toda corriente gnóstica), en el Siglo XXI poco podemos saber del mesianismo gnóstico original, es decir, el verdadero cristianismo.
¿Existió el gnosticismo cristiano? Sí, claro que existió. Sin embargo, hoy podemos saber muy poquito de él. Y conviene reconocerlo para no ser presa de pseudo-gnosticismos recientes (nunca antes del Siglo XIX) que hablan de “experiencias crísticas” y demás desvaríos ocultistas.
En la actualidad, del Gnosticismo restan vestigios fragmentados y líneas iniciáticas literalmente invisibles. Fuera de ahí, no existe gnosticismo verdadero en la Europa moderna, sólo un hatajo de afeminados que no saben que lo que llaman “energía crística” no es otra cosa que una incipiente almorrana que conviene tratar cuanto antes.
Por extensión, existen otras lecturas que pueden considerarse mesiánicas en tradiciones no cristianas.
En el Islam existe un agente bienhechor que se espera dentro de lo que sería la doctrina escatológica musulmana, Imán Mahdi. Se trata de un concepto tradicional que, como tal, tiene dos lecturas: una interior y esotérica reservada a círculos cerrados (lo que se llama tasawwuf), y otra exotérica y abierta a todos los musulmanes. En un artículo como éste, sólo puede abordarse la segunda.
La lectura exotérica de los hadices alrededor del Imán Mahdi hablan de un mesianismo insertado en el tiempo futuro: Mahdi se manifestará justo antes del Día del Juicio (Yaum al-Qiyamah), aniquilará al falso mesías (al Dajjal), y el Islam triunfará. Existe una doctrina escatológica islámica propia de un núcleo esotérico al que no tenemos acceso. Eso es así. Por otro lado, existen múltiples lecturas exotéricas excesivas y malintencionadísimas apoyadas en Mahdi, que en última instancia sirven al Dajjal, tanto en suníes como en chiíes. Por ejemplo, el actual presidente de la República Islámica de Irán, Mahmoud Ahmadinejad anunció la llegada inminente del Imán Mahdi en 2008. Por cierto, Ahmadinejad anuncia a Mahdi en inglés y en farsi, pero no en árabe; y para que los lectores españoles lo entiendan, esto puede compararse a un cantaor flamenco que hace versiones de Camarón de la Isla en ruso y en griego.
Con mucha probabilidad, Ahmadinejad volverá a citar a Mahdi en los próximos años. Ojalá me equivoque, pero creo que lo citará demasiado.
Mahmoud Ahmadinejad con un amigo anónimo
Como otro ejemplo de mesianismo dentro de tradiciones no judeocristianas, se puede citar la escatología vaisnava y la doctrina del Kalkiavatara. Por ejemplo, en Kalki Purana, en Bhagavata Purana, en Vayu Purana y otras fuentes védicas, se habla del avatar esperado. Este “avatar” es un concepto importante dentro de una escatología muy elaborada, y no es el protagonista de una superproducción de Hollywood. No obstante, no es casual que la 20th Century Fox de Rupert Murdoch titulara a su superproducción, “Avatar”. Se trata de pisotear e invertir todo principio cultural auténtico. Un claro ejemplo de inversión luciferina: se roba una voz doctrinal (“avatar”), se hace por ordenador un muñecajo con el mismo color de piel que Krsna, y se le hace protagonista de una ficción sobre un proyecto biotecnológico en manos de un ejército imperialista extraplanetario. ¿Sabemos que es un avatar? No lo sabemos ni lo podemos saber, pues desde 2009 la Industria del Cine condicionó y mutiló la capacidad de conocimiento sobre la materia para siempre. Me voy a permitir hacer una pregunta retórica que no puedo evitar hacer: ¿Cómo se puede ser tan canalla?
Krsna, el octavo avatar de Vishnú “Avatar”, la superproducción de Rupert Murdoch
Sin embargo todas estas zarandajas nos llevan directamente a la locura moderna, donde el mesianismo se extrapola hacia una histeria salvacionista extendida como epidemia.
Llamémosles “mesiánicos modernos”: entre ellos se odian y discuten acaloradamente, inconscientes de que todos comparten una misma ilusión, a saber, esperar algo que jamás llegará.
Mesianismo moderno: La mentalidad mesiánica se saca de quicio en desesperadas búsquedas profanas de un agente futuro proyectado en la política, la ciencia, la historia, creencias neo-espiritualistas, etc. Porque poco importa cómo se llamen y se definan, los inconscientes mesiánicos modernos comparten algo: creer en alguien o algo exterior que llegará en un futuro más o menos próximo. Entre ellos discuten, se critican y se combaten con dureza. Todos esperan. Los neo-nazis esperan el regreso de su amado Führer y su batalla final. ¿Qué hacen mientras esperan? Ven partidos de fútbol y pegan palizas a mendigos e indigentes. Los comunistas esperan el fin del capitalismo y la abolición de las clases sociales. ¿Qué hacen mientras esperan? Consumen, se disfrazan de pordioseros, y nos aburren en las tertulias de bar. Los transhumanistas esperan “la superación de la condición humana” a través de la tecnología. ¿Qué hacen mientras esperan? Leen revistas de divulgación científica, manosean su e-phone, y se atiborran a pastillas para aplacar su miedo a la muerte.
Los ecologistas esperan que la ciencia ambientalista arroje un modelo de producción “sustentable”. ¿Qué hacen mientras esperan? Se jactan de su santidad ciudadana por ir al trabajo en bicicleta eléctrica, darse duchas de dos minutos y pagar el impuesto revolucionario de lo “ecológicamente correcto”. Los raeliano-ufológicos esperan que llegue un comandante interestelar y les lleve en su nave espacial.
¿Qué hacen mientras esperan? Ven películas de Hollywood sobre marcianitos, se ponen gorritos estrafalarios, y visten camisetas con el mensaje “I want to believe”. Los miembros de los partidos políticos esperan que su partido llegue al gobierno con su mesías negro, su mesías mujer o su mesías gay. ¿Qué hacen mientras esperan? Ven la tele, leen sus periódicos ideológicos, y opinan sobre nimiedades en sus blogs y redes sociales. Los new-age esperan la era astrológica de Acuario, la llegada de un meteorito, (o la profecia Maya del) año 2012. ¿Qué hacen mientras esperan? Hablar grandilocuentemente sobre “consciencia” y “evolución” mientras dan la tabarra con las dietas macrobióticas, los cristales de cuarzo y los cuencos tibetanos. Todos esperan. Todos esperan. Todos esperan. ¿Qué tienen de peculiar estos mesiánicos modernos? Pues que a éstos, además de esperar, les da por hacer el canelo.
Comencé este artículo citando la primera y más antigua vía de especulación metafísica india: el Samkhya. Lo concluyo con la última y final: el Vedanta. Vedanta es etimológicamente el final (anta) del conocimiento (veda); y es una de las perspectivas (darshana) de las seis ortodoxas hindúes. Por lo tanto, con el Vedanta finaliza el veda, y con el Vedanta cerramos este post. El mayor exponente vedántico en cuanto a inteligencia y creatividad fue Shankara-Acharia, una figura impresionante de lo que sería cronológicamente el Siglo IX de la era cristiana. Hoy todo el mundo conoce a Platón, Tomás de Aquino, Descartes o Nietzsche; y sin embargo pocos fuera de India reconocen la figura histórica y filosófica de Shankara-Acharia. En lengua española, me consta que la obra de Shankara sólo es conocida por bichos cuyo hábitat es el ostracismo (como, por ejemplo, un servidor), por encantadoras e inquietas rara avis (como algunos de los lectores de este blog) y por unos pocos eruditos contracorriente (como la admiradísima Doctora Martín). Shankara no fue sólo un maestro (acharya), sino que también fue, como diría Victor Brossa, un verdadero “maestro creador”. Escribió los comentarios más valorados de los textos sagrados de India, armó todo un sistema dialéctico impecable e insuperable, compuso poemas y canciones de un lirismo inédito, y golpeó las falacias materialistas y salvacionistas con una dureza sobrecogedora. Concluyamos el artículo con una traducción de uno de sus poemas.
“Hay una sola cobardía, pero dos tipos de cobardes:
los que añoran el pasado y los que esperan el futuro.
¿Acaso no estás luchando hoy?
Los soldados luchan con vistas a cumplir su servicio.
Los mercenarios luchan con vistas a los pagos prometidos.
Los guerreros luchan con vistas a la victoria.
Pero el héroe (“virya”), ¿por qué lucha?
El héroe lucha porque esa es su naturaleza.
Él no debe nada.
Él no ansía nada.
Él no busca nada.
Lucha como la luna brilla y la bailarina danza.”
Y yo me pregunto: ¿Cuántos héroes me estarán escuchando?
Ibn Asad www.ibnasad.com
Estupendo!!!
ResponderEliminarsi estupedo
Eliminarmuy sabias palabras me abrio mi consiencia gracias
ResponderEliminarGracias a ti Javier, ¡vuelve cuando quieras!
ResponderEliminaresta pagina tecuentan informasion que en otras paginas notecuentan para dejarte en la ignorasia los felisito gracias
Eliminarexelente trabajo gracias
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=qX6KgLqS-9o
ResponderEliminarAntirracista es una palabra en clave para antiblanco.
¡¡olé por el sentido comun¡¡,Emilio y tina sois de los pocos que intentais buscar donde nadie ya busca y dar un poco de luz y sentido.Me a encantado el articulo.Felicidades.
ResponderEliminarGracias Lady, tu comentario nos anima a seguir en este camino, de la busqueda de información que de verdad nos sirva para "crecer" como personas, entre tanta tonterias, mentiras, verdades a media de la "Nueva Era" y "Amor Incondicional".
ResponderEliminaruna colleja en la nuca del conformismo...muy bueno
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