nuestro sufrimiento, la religión del Demiurgo de la tierra, la religión que nos cobijo en la inquisición, que nos protegió en las guerras, que nos alimento en la desgracia, que nos aclaró todas las dudas del alma, que nos dió amor y nunca nos amenazó con el castigo divino, que nos protegió del miedo a la muerte mostrándonos el infierno, la religión que enarbola la bandera del sufrimiento en la pasión de su representante, y lo muestra muerto y crucificado, en vez del amor y la vida con las enseñanzas del mismo, la religión que con su fortuna y sus bancos (Santander y otros) se ocupa de los necesitados, si, por suerte tenemos esa religión que respetan los políticos porque es su socia en justicia y libertad.
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sábado, 17 de marzo de 2012
EL MONSTRUO DE CUATRO CABEZAS
Este artículo pretende mostrar uno de los engaños más grandes y mejor orquestados de la historia de la humanidad, la DEMOCRACIA
Su
defensa enarbola la bandera de la libertad y la justicia, flanqueada
por la política y la religión, sus lugartenientes de barro.
En su nombre
se cometieron y se cometen los más atroces pecados, guerras,
asesinatos, violaciones, traiciones y mentiras.
Todo por la defensa del
monstruo y su verdadero rostro, el ego, un programa macabro implantado
por los amos hace eones para ocultar a la unidad de carbono la
existencia de la consciencia del ser.
Comencemos
analizando el concepto de libertad. Libertad es una palabra cuyo
concepto primogénito encierra una energía especial, porque su
procesamiento es tarea natural y exclusiva del centro emocional, pero
muy astutamente los amos modificaron la octava de tal manera, que tomó
el control de procesamiento el centro intelectual asociándola
directamente con la democracia, usted es libre si vive en democracia, de
lo contrario no lo es.
La libertad implica todo un conjunto de
sentimientos que no refleja en absoluto a quien está asociada, usted no
es libre de nada, toda decisión está normalizada por leyes hechas en
realidad para dominarlo y que ni siquiera usted estuvo de acuerdo ni
formo parte de su creación.
Libre es ser dueño de sus actos en su
totalidad, sin nada ni nadie que le diga cuando, donde, que y como
hacerlo, solo usted y su consciencia son dueños de su libertad, sin
representantes ante nadie, pero en su defecto la democracia se hizo
cargo como representante de su libertad defendiéndola con la supuesta
“justicia”, y aquí entramos en la segunda y aberrante mentira, la
justicia, ¿que es ser justo?, acaso es justicia dejar que mueran niños
por inanición, o tal vez justicia es estar encerrados en nuestras casas
mientras los delincuentes hacen y deshacen a su antojo, o quizás
justicia es tener que pagar por todo lo que uno tiene como si fuera
alquilado, o justo es tener que comprar un pedazo de tierra para vivir, ¿quien es dueño de la tierra, los poderosos, los que disponen de
dinero?, ¿acaso no nos pertenece a todos por haber nacido en ella?,
¿justicia es que la salud, la educación y la vivienda sea un derecho
solo para los que tienen dinero? ¿justicia es que se permita lo que se
permite y no se permita lo que se tiene que permitir?.
La justicia es
una gran mentira, una perversa ilusión que usan para dominarnos, la
única justicia verdadera es la del amor, claro que no esta permitido
ejercerlo, no sea cosa que seamos realmente justos con nosotros y con
los demás.
Pero por suerte tenemos a la religión, que cura nuestras
heridas y alivia...
nuestro sufrimiento, la religión del Demiurgo de la tierra, la religión que nos cobijo en la inquisición, que nos protegió en las guerras, que nos alimento en la desgracia, que nos aclaró todas las dudas del alma, que nos dió amor y nunca nos amenazó con el castigo divino, que nos protegió del miedo a la muerte mostrándonos el infierno, la religión que enarbola la bandera del sufrimiento en la pasión de su representante, y lo muestra muerto y crucificado, en vez del amor y la vida con las enseñanzas del mismo, la religión que con su fortuna y sus bancos (Santander y otros) se ocupa de los necesitados, si, por suerte tenemos esa religión que respetan los políticos porque es su socia en justicia y libertad.
nuestro sufrimiento, la religión del Demiurgo de la tierra, la religión que nos cobijo en la inquisición, que nos protegió en las guerras, que nos alimento en la desgracia, que nos aclaró todas las dudas del alma, que nos dió amor y nunca nos amenazó con el castigo divino, que nos protegió del miedo a la muerte mostrándonos el infierno, la religión que enarbola la bandera del sufrimiento en la pasión de su representante, y lo muestra muerto y crucificado, en vez del amor y la vida con las enseñanzas del mismo, la religión que con su fortuna y sus bancos (Santander y otros) se ocupa de los necesitados, si, por suerte tenemos esa religión que respetan los políticos porque es su socia en justicia y libertad.
Políticos que ejercen la política para someter,
engañar, robar, dominar, defraudar, manipular, en representación de la
“demo-nio-cracia” y en nombre de la ciudadanía, sus esclavos,
perdón, quise decir empleadores, porque son nuestros empleados ¿no?,
nosotros los elegimos, les pagamos sus descomunales sueldos, les damos
sus ilimitados poderes, le engordamos su ego y su bolsillo, todo para
que nos representen, defiendan, protejan, etc.
Que ironía, el patrón le
dió el poder al empleado y ahora ni siquiera se da cuenta de ello,
porque el programa esta implantado, el monstruo de cuatro cabezas está
en cada uno de nosotros, defendiendo su existencia con uñas y dientes
para que nos siga devorando, poco a poco, disfrutando su exquisito
banquete de unidades de carbono.
Corderos de dios, corderos de los amos,
corderos de sus representantes, corderos de nosotros, corderos de
corderos.
Esta
es la cruda realidad, sin vueltas ni análisis, sin justificaciones
vacías, sin programas protectores, sin filtros que suavicen, solo la
realidad subjetiva, la realidad general es otra cosa, porque con un solo
movimiento la realidad subjetiva sería diferente y todos nosotros
seríamos los amos y ellos los esclavos, pero eso tampoco sería justo,
porque el cambio de roles no es la solución, justo sería mostrar todas
las cartas para poder elegir la mejor para todos, y eso solo se logra
con amor, esa extraña palabra que cuesta tanto entender y procesar
correctamente, la que nos conecta con la fuente y nos hace realmente
libres y justos.
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