Siempre protegido por EE.UU., el Reino Unido y Europa –especialmente la
autoflagelante y acomplejada Alemania– Israel, como el proverbial niño
malcriado, cree que puede hacer lo que quiere, cuando quiere, donde
quiere y contra quienes quiera. Y, si alguien se queja, al niño
malcriado israelí le agarra un ataque de rabia y grita “¡le voy a contar
a mi hermano mayor!”. El Gran Hermano USA, se entiende…
Eso es exactamente lo que hace Israel, sabiendo que una y otra vez el
Gran Hermano Homero Simpson de Washington está listo para darle una
paliza a cualquiera que se atreva a tocar a la ‘pequeña Israel’: sea
Irak, Siria, Libia, Afganistán, Irán…
Bueno… todo esto está por acabarse. De manera que cada ciudadano judío decente en todos los países del mundo debiera poner las barbas en remojo: ¡aléjense todo lo que puedan de la locura que hoy afecta a Israel!
¿Ha llegado nuestra fecha de vencimiento?
Este es el título de un artículo publicado en el diario israelí Haaretz el pasado 9 de octubre, citando palabras del ex secretario de Estado de EE.UU., el New York Post dijo: “Palabra por palabra: dentro de diez años ya no habrá más Israel”.
A lo que Haaretz agrega, “¡Qué
tontería! ¿no? Claramente Israel sobrevivirá para siempre. Primero,
porque eso es lo que dicen nuestros líderes. Segundo, porque disponemos
de un gran ejército, bombas inteligentes, una economía estable y alta
tecnología. Tercero, porque Dios está con nosotros. Estos son hechos” Hmmm…. Los primeros dos definitivamente son hechos. El tercero, sin embargo, es sumamente debatible…
En este sentido, el pasado 28 de agosto el periódico estadounidense Foreign Policy Journal se
refirió a un análisis de 82 páginas de extensión titulado
‘Preparándonos para un Medio Oriente Pos-Israel’, que fuera comisionado
por las 16 agencias de inteligencia de los Estados Unidos pertenecientes
a la Armada, Ejército, Fuerza Aérea, Cuerpo de Marina, Guardacostas,
Agencia de Inteligencia para la Defensa, los Departamentos de Energía,
Seguridad Doméstica, Estado, Tesoro, la DEA, el FBI, la NSA, las
agencias Geoespacial y de Reconocimiento, y la CIA.
Algunos dudan de la autenticidad de este documento confidencial, mas sus
conclusiones según publica Foreign Policy Journal parecen muy creíbles a
la luz de informes anteriores confeccionados por académicos de alto
nivel como Stephen Walt (Universidad de Harvard), John Mearsheimer
(Universidad de Chicago), el ex presidente Jimmy Carter y su asesor de
seguridad nacional Zbigniew Brzezinski. Algunas de sus observaciones
son:
- “En
vista de la ocupación brutal y las políticas beligerantes que lleva
adelante, Israel es hoy tan imposible de salvar como lo fue Sudáfrica
bajo el Apartheid, especialmente considerando que aún en 1987 Israel era
la única nación de “Occidente” que mantenía relaciones diplomáticas con
Sudáfrica, siendo el último país en unirse al boicot internacional
antes que ese régimen racista colapsara;
- Con
su creciente apoyo a los 700.000 colonos ilegales en el margen
occidental ocupado, la conducción israelí está crecientemente fuera de
contacto con la realidad política, militar y económica de Oriente Medio;
- El
Gobierno pos-laborismo conformado por la coalición del Likud se...
encuentra profundamente comprometido e influido por el poder político y
financiero de esos colonos, y se enfrenta a convulsiones internas
crecientemente virulentas, con las que el Gobierno estadounidense no
debiera verse asociado ni involucrado;
- La
burda interferencia de Israel en los asuntos internos de los Estados
Unidos a través de resonantes casos de espionaje y transferencia ilegal
de armas estadounidenses que incluye su apoyo a 60 organizaciones de
fachada y a aproximadamente 7.500 funcionarios estadounidenses que
trabajan para promover los intereses de Israel, procurando dominar e
intimidar a los medios y agencias del Gobierno de los EE.UU., lo que
resulta inaceptable;
- La
infraestructura de ocupación segregacionista de Israel se ve
evidenciada por la discriminación legalizada y los sistemas de justicia
crecientemente arbitrarios e inicuos, no debe seguir siendo financiada
ni directa ni indirectamente por el contribuyente norteamericano, ni
ignorado por el Gobierno de EE.UU.;
- Israel
ha fracasado como Estado democrático, y la continuada cobertura
financiera y política que le otorga EE.UU. no cambiará su creciente
transformación en un Estado paria internacional;
- Se
observa creciente racismo rampante y violento entre los colonos judíos
del margen occidental, que es tolerado por el Gobierno israelí hasta tal
grado que el mismo se ha transformado en su protector y socio;
- La
creciente brecha entre judíos norteamericanos que objetan las practicas
sionistas e israelíes que incluyen el asesinato y un trato brutal
contra los palestinos bajo la ocupación israelí, conforman burdas
violaciones de leyes norteamericanas e internacionales. Ello se
transforma en un creciente debate dentro de la comunidad judía respecto
de la responsabilidad de EE.UU. de proteger a toda población civil en
cualquier país ocupado (la así llamada “Política R2P”);
- La
oposición internacional a este régimen de creciente apartheid no puede
ya seguir sincronizándose con los valores humanitarios que EE.UU.
declama mantener, ni con las expectativas de EE.UU. en sus relaciones
bilaterales con los 193 miembros de la Organización de Naciones Unidas;”
Pareciera, entonces, que todas las ventanas de oportunidad se van
cerrando rápidamente para la elite de poder de ultraderecha que hoy
manda en Israel.
La sangría horrorosa que Israel ha lanzado contra Palestina bien podría
conformar la primera movida estratégica israelí en el Gran Tablero de
Oriente Medio, orientada a aumentar las convulsiones regionales que
ellos esperan arrastrarán a Estados Unidos y la OTAN a invadir Siria y,
luego, preparará el camino para el tan anhelado ataque militar
unilateral contra Irán. En tal caso la apuesta es infinitamente más alta
y peligrosa pues el desenlace bien podría ser una guerra nuclear de
proporciones inimaginables.
O están con nosotros o están en contra de nosotros…
Ese y no otro es el mensaje de Tel-Aviv a todo el mundo, y a todos los
judíos del mundo, recordando el tono pendenciero de ‘Baby Bush’.
Es aquí donde yace un tema fundamental y vital para todas las
comunidades judías del mundo, incluida la numerosa comunidad judía en la
Argentina.
El mundo se va hartando crecientemente de Israel y la cobertura
mediática orwelliana absolutamente tendenciosa de los multimedios de
difusión occidentales, que incluye los multimedios argentinos, solo
parecen echarle nafta a las llamaradas de esta confusión programada.
Crecientemente, el apoyo a Israel se basa menos y menos sobre datos,
hechos y evidencias, y más y más sobre la irracionalidad y la repetición
‘ad nauseam’ de los sufrimientos judíos del pasado. La “lógica”
israelí, entonces, es como sigue: dado que los judíos de Europa
sufrieron a manos de europeos hace setenta años, esto nos da hoy el
derecho a asesinar y atormentar a los palestinos, robándoles su
territorio nacional.
Toda crítica a Israel es inmediatamente calificada como
“¡Antisemitismo!” y todas las matanzas genocidas perpetradas por la
ultraderecha israelí se hacen “para proteger a, y en nombre de, todos
los judíos del mundo”. Pero la verdad está saliendo a la luz del día.
Hoy disponemos de grandes canales de noticias con una visión alternativa
que nos brindan una explicación mucho más equilibrada acerca de este y
otros temas. No sorprenderá entonces que en estos días Israel lanzara
dos ataques contra los estudios en Gaza del canal iraní de noticias en
inglés PressTV, hiriendo a personal y periodistas.
Se acerca el día en el que las personas decentes en todas partes
empezarán a reaccionar contra esta locura israelí. Y, como tristemente
suele ocurrir, se corre el riesgo de que las consecuencias las terminen
pagando justos por pecadores.
En la práctica, las comunidades locales de judíos de la Diáspora están
siendo colocadas en situación de gran peligro por la actual dirigencia
israelí en conjunción con los multimedios internacionales y sus
repetidores locales como ‘Clarín’ y ‘La Nación’ en la Argentina, que
promueven la desinformación y las distorsiones en este tema tan
fundamental para la paz mundial.
Un gran luchador por los derechos civiles de la población negra en
EE.UU., Malcolm X, alguna vez dijo: “Si no te mantienes alerta, los
diarios harán que termines odiando a las personas que están siendo
oprimidas; y amando a las personas que las están oprimiendo”.
De manera que cada ciudadano judío en todas partes del mundo debe asumir
una responsabilidad personal: o apoya activamente a Israel, con lo que
tendrán que soportar las consecuencias que van surgiendo de ello, o
deberán rechazar activamente esta locura de la dirigencia
fundamentalista israelí y, como ciudadanos decentes, civilizados y
pacíficos de sus respectivos países, dejar perfectamente en claro a
través de sus organizaciones comunitarias – como la DAIA y la AMIA en Argentina - que no apoyan a un Israel que hoy administra en Gaza el mayor campo de concentración del mundo entero: un oprobioso “Auschwitz en Oriente Medio”.
El pasado 24 de septiembre, el diario estadounidense The Washington Post citó
al presidente iraní Mahmud Ahmadineyad quien dijo que “Israel presiona a
EE.UU. con la supuesta amenaza de que Irán desarrolla un arma nuclear,
lo que conlleva la posibilidad de un ataque militar israelí contra Irán,
para así torcerle el brazo a su mucho más poderoso aliado”. Pensándolo
bien: muy probablemente Ahmadineyad no esté errado.
El tiempo se está acabando. Las máscaras están cayendo rápidamente, y
los verdaderos rostros que esconden están asomando a la luz del día. Si
se ha de evitar una nueva guerra mundial, todos los ciudadanos
responsables en todo el mundo deberán adoptar una posición clara y
tajante en estos temas cruciales. Las comunidades judías no son una
excepción a ello.
Adrian Salbuchi para RT
Increíbles declaraciones de un Rabino anti-sionista sobre Israel y sobre
el sionismo aclarando la poca vinculación que posee el Estado actual de
Israel con el verdadero Judaísmo quien se encuentra en completo
desacuerdo con organizaciones como AIPAC o las posturas occidentales que
ciegamente apoyan al régimen israelí.
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