Cuando Marco Polo lo escuchó en China, pensó que el sonido era producido por espíritus malignos. Los chilenos de Copiapó le pusieron a un cerro el nombre de El Bramador precisamente por el ruido que hacía la arena al ser movida por el viento.
Él fenómeno se llama dunas silbadoras, y se produce cuando los granos de arena caen por la parte más empinada de una duna. Pero la manera en la que se produce este sonido sigue siendo un misterio, y también lo es por qué cada duna produce sonidos con tonos diferentes. Algunas incluso silban más de un tono a la vez.
Tres biofísicos parisinos creen que han dado con la respuesta. No es el movimiento de la arena lo que produce la tonalidad del sonido, sino el tamaño de los granos. El tamaño importa, parece ser.
Vistas las diferencias sonoras tomaron muestras de arena de ambos emplazamientos (50 y 100 kilos respectivamente) y las llevaron a su laboratorio en París para analizarlas. Los granos de la arena de Marruecos eran casi en su totalidad de un tamaño aproximado de 160 micras, y la arena de Omán variaba entre las 150 y las 300 micras. Pero al filtrar ésta última en unos tamices, dejando solo la que tiene un diámetro entre 200 y 250 micras, el sonido producido era de un único tono. Por consiguiente, el estudio concluía que el tamaño del grano afectaba directamente al...
sonido de la duna.
El porqué y el cómo de este fenómeno todavía es incierto, pero el equipo francés sospecha que en el movimiento de caída de la arena los granos colisionan unos con otros produciendo una vibración que resulta en sonido. Los granos gruesos colisionan con una velocidad menor, y los más finos lo hacen más rápido. Cada choque produce un sonido imperceptible, pero al haber millones de micro choques, se produce el murmullo que le da el calificativo a este tipo de dunas.
Fuente: http://www.lamentiraestaahifuera.com/
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