Este salto de fe sólo puede darse por una necesidad imperiosa de llegar a la verdad, aún a riesgo de arrastrar tras de si, toda una vida, porque el salto de fe se da a ciegas, sin la certeza de lo que pueda suceder. Para llegar a ese punto, primero se tiene que haber comprobado, que el sendero que se estaba recorriendo tenía las señales mínimas que atestiguaran que era el correcto para usted, eso lo da la experiencia personal, no se puede transmitir por ninguna otra forma que no sea ese medio. Cuando rompí la regla, les estaba pidiendo ese salto de fe, ese salto al vacío que sólo puede dar aquel que está preparado, y que marcará el inicio de su camino. Sabiendo esto, si releen el artículo en cuestión, notarán como fue preparado el terreno “emocional”, a través del centro instintivo, para que el centro intelectual tome la decisión de dar el salto de fe. Ese manejo de energías, es utilizado también, para la manipulación y el engaño. Gurúes, sacerdotes, políticos, charlatanes en...
general, utilizan este modelo de comunicación y manejos de energías para lograr adeptos y seguidores que los lleven a lograr sus propósitos. La diferencia radica que la persona le cree al charlatán, por un salto de fe inducido, en vez de comprobar y creerse a él mismo, para llegar al punto de inflexión por experiencia propia. Por ese motivo son llamados “creyentes” o “feligreses”, porque la creencia o la fe esta depositada en una persona y no en el SER.
“La primera voluntad del “Do” fue la luz, porque sin ella no habría creación, no se podría propagar la octava. Esta octava descendente (Do-si-la-sol-fa-mi-re-do) fue el primer sonido emitido por el “Do” en la materia, el verbo, la voz de Dios, a partir de ahí todo aconteció por plan divino, como una figura de piezas de dominó, por la cual al caer la primera, todas las demás caen en forma sucesiva hasta terminar la figura.”
Antes que la luz, y la voluntad del Do, estaba el verbo, el sonido, la palabra, pero no como léxico, idioma o vibración, sino como energía primordial.
La característica de la energía primordial, es que es como una célula madre, puede convertirse en cualquier otra energía necesaria para el “cuerpo del Do”.
El verbo está compuesto por tres partes o elementos fundamentales, que son conocidas en la religión católica como la trinidad, padre, hijo y espíritu santo. El triángulo es su símbolo y representa, en este caso desde la visión del hombre, el padre DO, el hijo UdC y el espíritu santo SER.
Estos tres vértices del triángulo que representan la trinidad son intercambiables según el espacio matricial, realidad o universo en que se encuentre, o sea que los “cargos jerárquicos” del padre, hijo y espíritu santo no son fijos, justamente por ser un modelo jerárquico.
Por ejemplo, desde el universo o visión del SER, el padre es el DO, el hijo el SER y el espíritu santo la UdC, y desde la visión del espíritu cristalizado (unificación de yoes), el padre es el SER, el hijo la UdC y el espíritu santo el DO. Lo importante es lo que cada uno representa y las energías que moviliza en la realidad donde se encuentra. Aquí llegamos al concepto del AMOR como energía y de amar como producto de dicha energía.
Si el verbo es la energía primordial, y ésta está compuesta por tres partes que son DO, SER y Unidad de Carbono, entonces, por ejemplo, cada vez que yo pienso, hablo (escribo) o actúo desde el SER, movilizo las energías correspondientes a una parte de la trinidad, que en este caso en especial, el del SER, son el fuego del dragón, la frialdad y templanza del acero, y la dureza del diamante.
Como todo proceso de manejo de energías conlleva a una alquimia, indefectiblemente se movilizan también, en menor o mayor medida, las energías del DO y de la unidad de carbono, entonces el secreto está en saber desde que visión movilizar las energías para llegar a un fin determinado, desde el DO, el SER o la Unidad de Carbono.
Si el AMOR lo genero desde el SER, el producto (amar) será la consideración externa hacia el prójimo CEHP. Si el AMOR es generado desde la unidad de carbono, su producto serán las pasiones, y si es generado desde el DO su producto será el libre albedrío en el sentido más amplio, que es el que permite la elección de lo mejor de lo mejor, y lo peor de lo peor. Desde la visión del Lhumanu, que el DO permita el sufrimiento y la maldad a su máxima expresión, no es un acto de amor, pero desde la visión del DO eso es completamente diferente, y aquí entra en escena la esfera de consciencia y su ubicación espacial, pero eso será en otro capítulo de esta cuarta fase.
Aunque todavía no haya manifestado su Ser, tiene la sabiduría de su espíritu. La única forma de manejar las energías es siendo un avatar, conociéndolas y estando consciente de ellas. Ningún programa con consciencia artificial y personalidad virtual, puede manejar energías, sólo puede utilizarlas de forma inconsciente si las ignora o semiconsciente si las conoce.
Es decir, no puede crear situaciones externas e internas verdaderas. Pongamos el ejemplo de la manipulación subliminal de la energía primordial que vimos en el artículo anterior, los oscuros usan esa energía para manipular a las unidades de carbono mediante el impulso compulsivo, pero no pueden crear situaciones que afecten al SER directamente, sólo pueden utilizar la energía primordial para sus macabros fines, a no ser, que el manipulador sea un Avatar, como en el caso de determinados líderes de la historia, y entonces puedan crear situaciones que modifiquen los acontecimientos y ubiquen las esferas de consciencias en universos diferentes.
¿Qué energías habré manejado y estaré manejando con estas dos frases?
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