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viernes, 25 de enero de 2013

Historia de “El Coño de la Bernarda”






Al parecer, una mujer, de nombre BERNARDA, de la que se decía que era hija natural del rey musulmán ABEN HUMEYA, y nacida en torno a mediados del S. XVI, en ARTEFA, pequeño pueblo de LAS ALPUJARRAS granadinas, era una reconocida santera; a caballo entre ambas religiones, en unos tiempos difíciles, recorría las calles de ARTEFA armada con sus tablillas de oraciones, mezcla de versículos coránicos y cristianos (quizás la única depositaria de los famosos LIBROS PLÚMBEOS del SACROMONTE), y era la sacristana de la pequeña ermita en la que los artefaños guardaban y veneraban la imagen reverendísima del SEÑOR DEL ZAPATO.
  (Una de las imágenes más queridas y "veneradas" en Granada, el Señor del Zapato, atribuido a Pablo de Rojas, y a quien la tradición supone muchas dádivas entre aquellos que le rezan con fervor)
 Aunque la fama, como hemos dicho, le venía de santera, que lo mismo enderezaba la pata torcida de un cordero, como remediaba las más diversas dolencias, como dirigía los rezos en ausencia del cura… por lo que era, ciertamente, mujer conocida y querida entre sus vecinos.


Una buena noche la mujer fue sorprendida por unos toques en la puerta de la pequeña ermita, en la que de común solía habitar, en una pequeña dependencia aneja.


 Asustada abrió la puerta y vio que, embozado en su capa, no sabiendo muy bien si por el frío, o por salvaguradar su intimidad, se encontraba D. AURELIO DEL ALTO OTERO, a la sazón segundo Conde de ARTEFA, que venía, pese a lo alto de la madrugada, a solicitar su consejo, ya que, según él, había tenido un sueño que le tenía profundamente alterado:
Tuvo una visión en la que vide los graneros de ARTEFA todos vacíos, y secos, con homnes e mulleres famélicos, que ploraban lagrimas a sus puertas y nadie podía façer nada… de repente, en medio de todos eles, aparecíase el Conde mesmo, lamentándose por la suerte de las gentes de su pueblo, y sin poder façer nada, alzaba los ollos al cielo esperando una respuesta, aparecióse entonces la figura, que él creyera de SAN ISIDRO LABRADOR, y una voz en el cielo que decía desta manera: San ISIDRO labrador, quita lo seco y devuélvele la verdor…
Sorprendióse la buena mujer con el relato del Conde y contóle que ella había tenido otro sueño parecido, una noche en el que se acostó apesadumbrada por haber dedicado su vida a los demás, no haberse casado y no haber tenido hijos, pues, según ella: “No es buena la mujer de cuyo higo non salen fillos”, pero que en ese momento, apareciósele, de semejante manera, en su habitación, la...
 
figura de San ISIDRO labrador que metiéndole la mano en la raja, de donde gustóse tanto la santa mujer que creyera entender por fin, el significado de la expresión “tener mano de santo” y al punto casi de morir, por el arrobamiento experimentado, creyó ella oír, por boca del santo labriego, la misma expresión: 
San ISIDRO, labrador, quita lo seco y le devuelve el verdor… Tras compartir su sueño con el Conde dijóle que “las cosas del Senyor no son para los ignorantes entendellas, por eso fuera la divina misericordia las que las desentrañase, si plúgole a Dios esa gracia”.
 
El Conde se fue, casi con la misma duda que traia, pero lo cierto es que, desde su entrevista con BERNARDA, las cosechas de ARTEFA se sucedieron sin parar y no hubo la hambruna temida por el Conde a raíz de su sueño. 
Por eso, el Conde, hombre religioso y devoto donde los hubiera, compartió el secreto de su visita a donde la BERNARDA, con el cura del lugar D. HIGINIO TORREGROSA, quien, en la homilía del día siguiente, se dedicó a cantar, desde el púlpito, las alabanzas de Dios que tantos “bienes e menesteres plugóle mandar sobre esta sancta terra nuestra de ARTEFA, por mediación de la muy noble, e sancta muller de BERNARDA, o más bien, por medio del figo della, o sea, del coño suyo benedito” Con todo, había un artefaño, conocido como MANOLICO, EL TONTICO, que se pasó todo el día, en la plaza del pueblo, gritando a voz pelada “que non se creyera lo de la sancta BERNARDA, que ninguna muller es sancta por donde mea, así en el infierno arda”. 

Indignada BERNARDA con estas palabras mandólo traer a su presencia y allí, en la intimidad de la ermita díjole: “Mete tu mano en el coño bendito, a ver si miento, en lo que siento, y sea tu escarmiento” Hízolo así el pobretico MANOLICO, EL TONTICO, que desde entonces, pues nadie vio el milagro escondido, se hizo el más célebre predicador del figo benedito de su paisana artefaña por toda la ALPUJARRA granadina.

Las bendiciones se sucedían sobre el pueblo de ARTEFA, diciendo las crónicas que:

 “todos los homnes, e mulleres, de los derredores, allegábanse a casa la BERNARDA, a tocar su coño benedito, y por doquiera la abundançia manaba: las mulleres daban fillos sietemesinos fuertes como cabritillos, y las guarras parían cochinillos a porrillo, las cosechas se multiplicaban y hasta las gallinas empollaban ovos de sete yemas…”
 
Más BERNARDA murió, como corresponde a todo ser mortal, y la enterraron entre gran llanto y duelo de sus gentes, que a partir de ese momento, como maldecidos por la ausencia de la buena mujer, sufrieron en sus carnes todo lo que aquella, quizás en vida evitara: Terremotos, abortos en el ganado y las mujeres, cosechas baldías, todo parecía perderse y la vida se malograba en ARTEFA… Sin embargo cuenta la leyenda que un buen día que:

 “Una muller del pueblo, ploraba lagrimas de seus ollos al sepolcro della, vióse sorprendida por unas luminarias que ascendían del sepolcro, asustada e enloquecida corrió a presencia del señor cura párroco, que ordenó desenterraran el corpo morto de la BERNARDA, hallando, todos los presentes, con el Notario de ARTEFA al frente, que la BERNARDA polvo era, como es la suerte de nuestros padres, salvo su figo incorrupto, rojo y húmedo qual breva.” 

El párroco, D. HIGINIO TORREGROSA ordenó el traslado del despojo santo a la parroquia, donde enseguida lo colocaron en un relicario, llamado desde entonces el COÑO DE LA BERNARDA, por la urna de oro y la forma de lo que dentro conservara… y que no hubo nadie que al contacto del relicario no recuperara la abundancia en cualquier empresa que emprendiera.

Tanta fe le tenían en ARTEFA al coño de la BERNARDA que el propio párroco, y siempre según las crónicas: “Decidió, junto con el Ajuntamiento de la ciudad, elevar el asunto a la disquisiçión de los notables de la Sancta Madre Ecclesia Metropolitana de GRANADA, solicitando si pluga a ella, la sancta e pronta canonizaçión de la santa BERNARDA de ARTEFA”. 

Al parecer, el por aquel entonces Arzobispo de GRANADA, D. PEDRO CASTRO VACA Y QUIÑONES, más preocupado en vigilar de cerca de los moriscos falsamente convertidos a la “fe verdadera y noble de nostro Senyor IesuChristo”, y alentando a la Inquisición, no estaba mucho por la labor de apoyar una petición de canonizar a una santera nada más conocida en su pueblo, amén de que, como expresivamente decía la misiva, remitida al Ayuntamiento de ARTEFA:

 “Dicen los senyores teologos e dominicos desta Ecclesia de GRANADA que nunca oyóse en toda la christiandad, que el Senyor Papa gobierna, y Christo benedice, que nada bueno saliera del coño de una muller, a no ser el Senyor mesmo IesuChristo, de su Sancta Madre, con todo Virgen, e que por eso la devoçión popular del coño de la BERNARDA era cosa perniçiosa que devía ser desterrada, so pena de mandar la inquisición a façer las pesquisas oportunas”.


 

Con tal respuesta, D. HIGINIO TORREGROSA, según siempre las crónicas: “Una noche del 9 de Abril, del año de Nuestro Senyor IesuChristo de 1.609, alumbrado solo por dos candelas, y con el Notario por unico testigo dello, colocó el sancto reliquario del coño de la BERNARDA, tras un emparedado debaixo de la ventana de la Sacrestía, donde permaneciera hasta que la Ecclesia mudara su razonamiento sobre este singular suceso, y asi la buena BERNARDA trajera de nuevo la benediçión sobre el pueblo della”.

Y no sé si verdad o mentira, esto es lo que se cuenta del célebre coño de la BERNARDA, con todo, si queréis saber algo más de la historia, podeís leer la crónica, que en su día redactara D. HIGINIO TORREGROSA titulada:
 “Relación de las cosas verdaderas que acotescieron en Las Alpuxarras en lo que se refiere á una piadosa muller llamada la Bernarda, y al coño della, que fizo grandes milagros para la gloria eterna de Dios nuestro Senyor y de la Sancta Madre Ecclesia, escrita por el Licenciado Higinio Torregrosa, Cura Propio de la Ecclesia del Sancto Christo del Zapato desta ciudád de Artefa”.
Fuente:
http://identidadandaluza.wordpress.com/2012/05/02/historia-de-el-cono-de-la-bernarda/ 


La Leyenda de la Bernarda

Granada, Ciudad Real y Sevilla se reparten el origen de una de las expresiones más llamativas de nuestro vocabulario


Cada civilización, a lo largo de la historia, ha tenido sus propias expresiones. Son sentencias imperecederas que han quedado grabadas en las mentes de muchos y cuyos orígenes se pierden en un cúmulo de sombras de carácter legendario. Las legiones de Julio Cesar cruzando el Rubicón con el eco del 'Alea jacta est' en las botas o la desastrosa muerte de Ricardo III de Inglaterra, 'mi reino por un caballo', son algunos momentos mitificados con estas frases que han llegado hasta nosotros como parte del bagaje lingüístico de nuestra sociedad. Sin embargo, otras nacen al amparo de personas y costumbres de otros tiempos, alejadas de la épica y el boato de las sentencias latinas.
El caso más evidente y castizo es la expresión 'el coño de la Bernarda', que alude hoy en día a elementos desordenados y carentes de seriedad, cuyo origen se mueve en una difusa línea entre leyenda y realidad. Averiguar el comienzo de tan célebre cita es una ardua tarea con imposibles resultados, toda vez que son varios los lugares que se autoproclaman como nacimiento de la expresión. Estas zonas son Granada, Ciudad Real y Sevilla, espacios por los que la mítica Bernarda ha hecho fama a partir de una parte de su cuerpo.
Literatura y leyenda
A través de Manuel Talens, la Alpujarra granadina se erige como nacimiento de la leyenda. El escritor alude en uno de sus libros a una hipotética relación de sucesos de Higinio Torregrosa en la que se cuenta la historia de una santera hija de reyes llamada Bernarda que recorría los pueblos de la zona en el siglo XVI con tablillas de oraciones y que poseía cierta fama de curandera. Un sueño en el que se le presenta San Isidro Labrador es la excusa para permitir un acercamiento sexual al que posteriormente será el protagonista de la expresión, un hecho que cambia todos los malos sucesos que estaban ocurriendo en las Alpujarras por aquel entonces. Se narra en la relación que muchos lugareños se acercaban a donde ella vivía para tocarla y lograr curaciones, fortuna o mejores cosechas. A su muerte, Bernarda es enterrada y una serie de calamidades asola la región, por lo que se decide desenterrar a la pobre señora, tras lo cual se descubre que una parte de su cuerpo, la que le dará la fama, permanece incorrupta. Es esta ‘devoción’ y desorden en torno a Bernarda la que se convertirá con el paso de los siglos en el motivo principal de la expresión, aunque esta sería la explicación granadina del asunto ideada por Manuel Talens.
Por otra parte, en algunas zonas de Ciudad Real es conocida otra explicación de la leyenda que comparte numerosos elementos con la granadina, como la fecha –siglo XVI- y dedicación por la santería. La Bernarda manchega carece del elemento literario ideado por Talens; es en este caso una curandera humilde que vive como eremita en las cercanías de Sierra Morena. Acogía a pastores a los que curaba los animales enfermos, siempre y cuando tocaran tan nobles partes. La expectación creada al calor de los milagrosos hechos le ocasionan problemas con la Iglesia, por lo que es examinada por los monjes de la época. Su confirmación le procura fama de santa en la provincia y, como en el caso granadino, a su muerte se descubrirán sus genitales incorruptos.
La leyenda sevillana es diferente, como salida del mítico cuadro de Courbet sobre el origen de la vida; el escenario cambia y la profesión también. Bernarda vive en la Sierra Sur de Sevilla, en lo que quedaba de banda morisca tras la conquista de Granada, y ejercía la prostitución. Su historia carece del elemento religioso que hay tras las leyendas granadino-manchegas y se limita a explotar la cantidad de hombres que pasaban por las sábanas de la señora para posteriormente revelar su fin, muerta por castigo divino. De esta manera, se señala de nuevo al caos propio que la expresión destila en nuestros días y se enfatiza la moraleja.
Más allá del mito
Los mitos no son más que formas de narrar una realidad. Tras la fachada de santería, prostitución y elementos religiosos, las tres leyendas reflejan una clara crítica a un momento y unas circustancias determinadas. Son narraciones en las que la religión y la santidad quedan ridiculizadas ante la 'efectividad' del sexo femenino, capaz de realizar milagros, de doblegar a una institución con un poder e influencia enormes en la época.
Esta crítica encubierta hacia la Iglesia no se delata en el mito sevillano, que alude más a un modelo de enseñanza moral en la que la prostitución queda como ejemplo del caos. Sin duda, elementos que dan una perspectiva diferente a una expresión tan cotidiana y tan nuestra. 

El Coño de la Bernarda es declarado Patrimonio de la Humanidad

2 comentarios:

  1. Que bonas proezas las que pudo facer esa santa muller con el suyo chichi y que pena que un hombre de Deus, D. Pedro Castro Vaca, quiciese que desaparecióse tan milagrera raja santera, cual de lo que mas debiera preocupare la santisima ecclesia es de ¿que facen los altisimos como SAN ISIDRO LABRADOR frotando con las suyas manos los famelicos figos de mulleres para volverlos brevas humedas y rojas tras experimentarle alto arrobamiento?, ¿acaso es acto santo meter en figo de muller?... e aquí con esta santa historia que descubro pues mi gran vocacion, quiero ser homme santo provocando arrobamiento de mulleres quitadoles lo seco y devolviendoles el verdor.
    Gracias maestre Emiliano por mostrarme tan sagrado camino con aquesta historia.

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  2. Sábete valiente Caballero terror de Malhandantes y defensor a ultranza de fermosas damas en apuros, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro y que las gracias sean dadas a Dios, por tantas mercedes como a dambos nos fizo; porque no hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a experimentar en carne propia, el arrobamiento de mulleres y el frotamiento de las manos en los figos de aquestas, pues los niños las manosean, los mozos las desean, los hombres las procuran y los viejos lo recuerdan.
    Fiel seguiré amigo Terror, a mi Dulcinea de las Ventas de la sierra Sevillana, que si no es, la más hermosa mujer del mundo, al menos para mi humilde persona si lo es, porque en aquesta empresa de emular a los santos ¡Con la Ecclesia hemos topado!

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