DÉJÀ VU: CUENTO INACABADO

...Corrían a trompicones aterrados por la negrura de la noche, huyendo de los terribles perros que a escasos metros, les perseguían y sus ladridos cada vez más cerca, les avisaban, de que sus vidas corrían autentico peligro de muerte...

Las débiles antorchas de los perseguidores, iluminaban por detrás sus cuerpos, dibujando en la tierra por donde huían despavoridos, trazos rápidos y alargados de sus sombras, como si de un baile de fantasmas se tratara.

Pero el esfuerzo de correr, sin apenas ver en la noche el escabroso terreno que pisaban, hizo que las fuerzas le fallaran y ella se precipito de bruces contra el suelo, totalmente horrorizada, los perros se le acercaron tanto, que podía sentir su respiración, sus amenazantes ladridos y el brillo asesino de sus ojos y entonces levanto la mano y estiro su brazo, todo lo que humanamente su cuerpo esparcido dolorosamente en la tierra, le permitía, en un vano intento de agarrarse a la mano que él, desesperadamente le tendía, para intentar rescatarla de las fauces de las bestias hambrientas, que solo lograrían satisfacer con sangre, dolor y muerte, aquella persecución, guiada por los feroces perros… pero todo el esfuerzo fue inútil, todo movimiento vano, los fanáticos religiosos llegaron y se abalanzaron sobre ella, apartando a sus perros de la presa.

Él entendió en un instante vital, la petición desesperada de su amada: ¡ Sálvate tu amor Mio !, quedándose grabada para la eternidad aquel ultimo contacto de sus manos, el ultimo contacto físico entre los dos, el ultimo hilo, tejido por el Gran Amor que los unía.

Este fue el relato del sueño que le contaba a su pareja, mientras circulaban placidamente en su vehiculo, en dirección a su destino, una pequeña ciudad al sur de Extremadura.

¿Y solo recuerdas eso del sueño?, ¿no había nada más?, pregunto él, con curiosidad.

.-Si, pero solo recuerdo que estaba vestida con ropas antiguas, de otro tiempo ya pasado,.....no se, quizás más allá de la Edad Media, es algo muy lejano y al mismo tiempo tan cercano a mi, pero, déjalo, solo ha sido un sueño… ¡y los sueños, sueños son!

Ella se quedo pensativa, sentada en el asiento junto al conductor, reflejaba en su rostro una seriedad, nada habitual en ella, seguramente provocada, al sumergirse en el recuerdo de su sueño.

El no le dio más importancia, pasó a concentrarse en la conducción pues se acercaban a la población y tenia que realizar su trabajo.

.-Te dejaré en la plaza de España y cuando termine de visitar a mis clientes del polígono industrial, vendré a buscarte cariño, ¿te parece bien?

.- ¡De acuerdo!, contesto ella.

Ismael estaba deseando de terminar para ir a buscarla, pero aún le quedaba una entrevista con un importante cliente, así que se concentro en su trabajo y se preparo para ello, pues necesitaba a toda costa, conseguir ese negocio y sacar beneficio, ya que la situación económica creada por los últimos cambios en su vida, era desastrosa.

Por fin termino y alegre, se dirigió en su búsqueda, además el contrato con el cliente estaba firmado.

Conduciendo su vehiculo, un Opel Kadett, puso rumbo hacia la plaza de España, allí le esperaba su Amada, cada hora, cada minuto sin ella, se le hacia eterno.

Pronto llegó a la plaza y después de buscarla comprendió que ella no se encontraba allí, ¿que pasa?, ¿donde esta Fátima? ¿No habíamos quedado en la plaza de España?, se pregunto mentalmente.

Decidió iniciar la búsqueda con su coche y después de circular por varias calles y plazas, su intuición le guío a las afueras de la población, esta “corazonada” fue certera, a lo lejos diviso a Fátima caminando en dirección al campo.

.- ¿Cariño que te pasa, porque lloras? ¿Quien te ha hecho daño?, mientras abrazaba su calido cuerpo, asustado y tembloroso.

Cuando consiguió calmarla, le pidió que le contara lo ocurrido.

.-Desde que me dejaste en la plaza, me empecé a sentir mal, sin saber la razón, creció en mi la necesidad de huir de aquel lugar y mis pies me conducían por calles y lugares desconocidos, mientras en mi mente se agolpaban imágenes y hechos que me producían dolor y deseos intensos de llorar, mi sufrimiento iba en aumento, creció al pasar junto a un viejo convento que encontré, deambulando por las estrechas calles. Solo al salir por una carretera y alejarme de la población conseguí calmarme y ordenar las escenas que acudían a mi mente, como si fueran imágenes rápidas de una película, dijo Fátima.

Decidieron irse a comer a un restaurante cercano que Ismael conocía, ya que por nada del mundo, Fátima estaba dispuesta a quedarse en aquél pueblo, ni un minuto más.

.- ¡Déjà vu!, dijo Ismael cuando ella termino su apasionado relato.

¿Déjà vu? ¿Que significa eso?, contesto Fátima.