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domingo, 19 de abril de 2015
El Antiguo Testamento. Dos religiones: Del politeísmo al monoteísmo
Ya no resulta inusitado que un avezado
lector de los escritos del Antiguo Testamento pueda llegar a la
conclusión que en el relato bíblico existen, posiblemente, dos
religiones diferenciadas. Una que, en la vulgaridad, podríamos
denominar politeísta y que vendría definida por los libros
pertenecientes a la tradición hebrea y a la posterior ordenación
sacerdotal del Templo – tal vez mas dispersos y recogidos en los primeros cuatro libros de Moisés -,
y una segunda , que quedaría plasmada en los textos y pasajes que se
adscriben a la redacción deuteronómica, con una tipología monoteísta.
Presentado en algunas entradas anteriores,
las premisas politeístas del Antiguo Testamento vienen atestiguadas
por un dios supremo que difícilmente se diferencia del prototipo
general de los panteones sirio-canaanitas y mesopotámicos del II milenio
a.c. - así lo atestigua el hecho que buena parte de su estructura
principal esté basada en una mitología clásica babilónica adaptada a las
creencias semíticas hebreas - De ésta guisa, disponemos de una
deidad creadora del mundo y de los hombres, fertilizador de cosechas y
ganados, dominador de los elementos y el que...
determina el destino de los
hombres como juez e imputador de penas hacia su personal desagravio y
cuyas señas se fructificarán tras su evolución desde sus anteriores
posiciones panteístas, como componente de una jerarquía divina, a la de
figura principal de un henoteísmo de carácter nacionalista.
« …Ninurta es el Marduk del azadón; Nergal es
el Marduk de la batalla; Zababa es el Marduk de la contienda; Enlil es
el Marduk de la majestad y del consejo; Nabu es el Marduk auditor; Sin
es el Marduk que ilumina la noche; Shamash es el Marduk de la Justicia;
Adad es el Marduk de las lluvias… » Pasaje de himno a Marduk, (CT 24, 50, BM 47406, obverse) Periodo Neo-Babilónico. 1156-539 a.c.
Ésta tendencia al henoteísmo nacionalista,
y del que se tiene constancia en otros religiones del antiguo Oriente
Próximo, es consecuencia de una evolución política, y por tanto
religiosa, que es constatable a partir del II milenio a.c. - debemos
considerar que partimos de temporalidades históricas donde la
organización social estaba íntimamente relacionada con la estructura
productiva templaria y sus los dioses patronales - , desembocando
en una religión que exalta la inclusión del hombre en un hecho político
unitario y exclusivista definitorio. Así, en el caso israelita, - es a partir de siglo VIII a.c.es cuando ya podemos hablar con propiedad de ese concepto etnológico -
ésta religión “monoteísta” se situaría radicalmente en contra del resto
de las religiones de su entorno, a la vez que exige una veneración a un
“dios verdadero” vinculado, biunivocamente, a la pertenencia de una
determinada realidad socio-política que pudiera ser mas grande, mas
pequeña ó incluso inexistente, como Estado, pero estrictamente hebrea.
« (93) el que pisoteó sobre la sangre
(ofrenda) (94) (y) usó la misma (ofrenda) cuando ya estaba ofrecida,
(95) el que comió lo que era impuro en su ciudad, (96) el que reveló
(al extranjero) los asuntos de su ciudad, (97) el que dió mala
reputación a su ciudad. » “Extracto de los pecados contra los dioses” Series Shurpu babilónico-kassitas. Tablilla II, 1571-1156 a.c.
Otro hecho diferenciador entre las
posibles religiones primarias y secundarias adscritas al Antiguo
Testamento, entendiendo por primarias las religiones politeístas, es el “hecho interpretativo” de las lecturas sagradas.. Así J. Assmann, nos refiere que los textos templarios, los rituales,
no son hermenéuticos , mientras que en las lecturas secundarias ó
monoteístas si lo son. En entradas anteriores definimos tal bibliografía
sacerdotal como “organizativa“, es decir manuales que sirven como base del culto al Templo -
considerando como “culto” tanto las labores afectas a su liturgia
templaria, según las entendemos actualmente, como las dirigidas a
coordinar sus antiguas fuertes facetas económicas - y por ende como explicación de la ubicuidad del hombre dentro del orden divino que era la Naturaleza -
integración que consistía en la obligación de un servicio sin solución y
sin defecto a los dioses, ante su castigo en el incumplimiento- ,
mientras que las secundarias están dirigidas a ser interpretadas y
estudiadas a fin de cumplir una función de guía vital que invita a la
liberación de las obligaciones hacia este mundo, donde la voluntad y la
verdad de dios, como compromiso aceptado libremente, están reflejadas en
sus leyes divinas. Dicho esto, existe todavía un matiz más primordial
en las diferencias entre ambas formas religiosas y que estriba en su
faceta excluyente e intolerante. De este modo, las religiones
secundarias hablarían de “religión verdadera” y “religión falsa”
por lo que pudieran ser definidas como religiones que repudian otras
teologías por “paganas” y resultan intransigentes hacia quienes planteen
alternativas ó pongan en tela de juicio sus creencias - Hablando
de una “autoexclusión”, incluso podríamos añadir el adjetivo
“segregacionista”, en el contexto original de la religión hebrea – mientras que las religiones primarias por su misma estructura de creencias difícilmente pudieron serlo.
Éstos epítetos hacia las religiones “monoteístas”, que pudieran
resultar repudiables por determinados creyentes, son en definitiva el
núcleo fundamental de su estructura de creencias y que se basa en dos
conceptos básicos derivados uno de otro: “La Verdad Única” y la “Fe”,
la primera como palabra divina revelada a los hombres y la segunda como
fidelidad del creyente a esa palabra recibida.
« El (Ezequías, rey de Judá) quitó
los lugares altos, y quebró las imágenes, y corto los símbolos de
Aserah, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés,
porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel…» 2 Reyes 18:4. Biblia Reina-Valera 1960.
Estas aseveraciones, en el caso de los
cultos primarios, tiene una base histórica que se fundamentaban en la
“asimilación” de unos panteones con otros - De los extensos
ejemplos pudiéramos entresacar la reorganización del panteón
sumerio-acadio en las dinastías amorrita y kassita babilónicas - o se basaban en “tratamientos de paridad” .- situación representada en diversos tratados y convenios donde los dioses de las entidades firmantes figuraban como garantes, Caso del Tratado de Kadesh entre egipcios e hittitas -
. Por el contrario el “monoteísmo” hebreo, si bien no ejerció un
proselitismo religioso como tal, si nos habla que aunque el resto de los
pueblos tenían como opción adorar a los dioses que desearan, ésta
posibilidad no era aceptable para los considerados como propiamente
hebreos, formando parte de ese principio de autoexclusión antes
nombrado. Éste requisito - apreciándose de forma reiterada en pasajes, incluso, de los evangelios de los apostoles -
avalado por su titularidad como “pueblo elegido” por dios y que se
verá acompañado de un “sentimieno de pureza” hacia sus modos y
costumbres, se constituirá como la premisa fundamental en la creación
de un formato social de carácter ultranacionalista - sentimiento que queda reflejado en los textos proféticos bíblicos -,
afianzado, a su vez, sobre la prohibición de considerar, al respecto,
cual quier otra fuente idearia que no fuera la propia ó que pudiera ser
considerada como de origen extranjero - tema éste tal vez inexacto ante la evidencia de la incorporación de preceptos mazdeístas durante los episodios Macabeos, 164-63 a.c, si bien estos fueron cismáticos -.
Estos preceptos teológicos, como antes hemos intentado señalar, tienen
un origen social y cuya explicación posiblemente se pueda entender tras
la valoración de los avatares del pueblo judío desde su unificación,
intento de consolidación y posterior diáspora.
« No vayáis á (por) camino de gentiles, ni
entréis en las ciudades de los samaritanos: Más id antes á (por) ovejas
que perecieron de la casa de Israel » Mateo 10, 5-6. Biblia Vulgata Latina.
Tal vez, si bien Assmann lo niega, el Antiguo
Testamento y parte de los Evangelios, y su consideración como “religión
del libro” se como consecuencia de esos mismo hechos tortuosos de la
historia hebrea. Assmann, como creyente, aduce una “revolución” dentro
del Antiguo Testamento y por ende del pensamiento teológico hebreo. Yo
hablo de diferentes pasos desde una teología henoteísta y nacionalista,
de general en el Antiguo Oriente Próximo, en el I milenio a.c., a un
protomonoteísmo bíblico como consecuencia de la imposibilidad de
mantener en el tiempo unas mínimas condiciones que sostuvieran una
organización social templaria, a derivar, en similitud a los mismos
provocadores de esas vicisitudes - Y aquí podríamos nombrar a
babilonios, asirios y seleúcidas, sus conquistadores orientales, y su
demolición ó intento de sometimiento sobre el Templo de Jerusalem -
y que no en pocos caso fue consecuencia de esos mismo rasgos
intolerantes en que se basó su ideario nacionalista. Así pues, el mismo
formato bíblico es una respuesta a estos mismos acontecimientos de
lucha contínua por la nacionalidad político-religiosa. Existen dos
pasajes bíblicos que pudieran ser alegóricos para estas circunstancias::
Uno, el supuesto descubrimiento de una “Seper Hattorah” ó “Libro de la
Ley”, escondida, durante la reconstrucción del Templo de Jerusalem por
Josiah, 640-609 a.c. y dos, los castigos por la posesión de la Torah
durante la época seleúcida, 175-163 a.c.; incluso el hecho préclaro de
la permanencia de diversas traducciones de la Torah durante la
Antigüedad - y que son fruto de la diáspora, caso de la Septuaginta griego-egipcia ó la babilónica -
siendo éste un medio, el escrito, de mantener esa cohesión nacional,
así como las exigencias tanto de la Verdad Revelada como de la Ley, y
que por obligación tendrían ese componente interpretativo ante la
ausencia, ó la intermitencia, de un referente templario y cuya
resolución organizativa conduciría al judaísmo rabínico.
Lo que parece evidente es que en el Antiguo
Testamento no tiene ningún componente de universalidad, dado al
monoteísmo cristiano por Pablo de Tarso, aunque sea participe
fundamental de sus lecturas y prédicas - si bien es de notar que
el judaísmo monoteísta tiene su propia “vertiente global” con la llegada
de una era final mesiánica y de cuyos preceptos, hasta su
advenimiento, serán ellos los “guardianes” y protectores - así
como que tampoco sustenta ese principio de “intolerancia hacia lo
pagano” que tienen las otras religiones monoteístas del libro.
Referencias:
“La distinción mosaica o el precio del monoteísmo” Jan Assmann (2006, para la edición hispana)
Imágenes:
www.livius.org
Fuente:
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