- El periódico señala que Europa debería haber flexibilizado más el objetivo del déficit de España porque su nivel de deuda no es tan grande.
- Culpan a Angele Merkel y a sus socios de centrarse en la austeridad y en no detectar los problemas individuales de cada país.
El editorial del periódico ‘The New York Times’ señala que España podría ser la próxima economía europea derribada por Alemania por su mala gestión durante la crisis. El diario asegura que España no tendría por qué acabar así, pero recuerda que la canciller alemana, Angela Merkel, y sus aliados no estaban dispuestos a pagar más deudas de otros países.
“La austeridad ha sido la receta prescrita para todos los países por Merkel, sin embargo no funciona de la misma manera en todos los lugares”, señalan en el editorial. Después de varias semanas en calma y tras varias inyecciones económicas por parte del Banco Central Europeo para que el sistema contara con liquidez, España continúa en recesión. El desempleo sigue subiendo y las previsiones de déficit están empeorando. Además los mercados de bonos están especialmente nerviosos en España e Italia.
Desde el periódico hacen mención a que España está ahora en unos niveles típicos de la depresión: tiene una tasa de desempleo cercana al 25% y que alcanza el 50% en el tramo de edades entre los 16 y 24 años. Apuntan que estos datos son así incluso después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llevara a cabo los presupuestos más austeros y que la Unión Europea rechazara sus...
peticiones para que flexibilizaran la cifra del déficit.
El ‘New York Times’ recuerda que Mariano Rajoy negoció con Bruselas el techo del déficit. Finalmente pactó que para 2012 se reduciría al 5,3% y para 2012 y hasta el 3% para 2013. El periódico apunta que “estos objetivos son probablemente inalcanzables aunque el presidente mantenga rigurosamente sus presupuestos”. El editorial explica que las estimaciones oficiales más optimistas pronostican que la economía española se contraerá un 2% este año. “Cuanto más se incrementan los impuestos en España más caen los ingresos, lo que requiere aún mayores recortes en los presupuestos. Se convierte todo en un ciclo destructivo siempre a la baja”, matizan.
El editorial explica que las dificultades económicas de cada uno de los países de la Unión Europa son diferentes por lo que a su vez necesitan de remedios diferentes. Cuentan que en el caso de España, su nivel de deuda es más bajo si se compara con el resto de países, pero a pesar de esto su problema se centra en la deuda privada. Por este motivo, el gobierno tuvo que salir a apoyar a sus bancos ya que quedaron muy débiles tras estallar la burbuja inmobiliaria. El periódico relata que este hecho hizo que se disparara el déficit y se situara a unos niveles que no se pueden sostener indefinidamente. “Sin embargo, intentar acabar con el demasiado rápido podía contraer problemas contraproducentes, el presidente del gobierno español lo sabía y por ello pidió una revisión de los objetivos del déficit para 2012 ya que veía imposible conseguir el objetivo del 4,4%”, dice el diario.
“En lugar de acceder a la petición sensata de Mariano Rajoy de reducir el objetivo del déficit, los ministros de finanzas europeos flexibilizaron un poco el dato situándolo en el 5,3%, Los mercados de bonos rápidamente se dieron cuente de que España lo tenía muy difícil para alcanzar esos objetivos. Así que los prestamistas hicieron que subieran los tipos de interés de la deuda española” apunta el periódico.
Para conseguir ese objetivo, Rajoy ha propuesto una serie de malas medidas que no van a incentivar el crecimiento, “ha recortado la inversión pública y esto es necesario para mejorar la competitividad económica”. Además se han propuesto una segunda ronda de recortes destinados a la educación y a la sanidad. Eliminando la fuerza de trabajo de hoy para pagar los intereses de una deuda de la burbuja inmobiliaria de ayer.
Finalmente el periódico concluye afirmando que “estos recortes, podría haber sido menos graves si la Unión Europea hubiera escuchado al Rajoy y le hubiera dado una mayor flexibilidad a corto plazo para hacer unos presupuestos menos austeros. Estos presupuestos se podrían haber evitado si Merkel y sus socios hubieran reconocido la necesidad de restaurar la competitividad económica del sur de Europa. Para ello hubiera sido necesaria una mayor inversión en el crecimiento y menos centrada en reducir el déficit al corto plazo”.
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