"¡Hace ya 35 años que vivo en el siglo I!", me suelta Antonio Piñero, que se dedica a leer en versión original papiros y pergaminos de hace dos mil años - como el Evangelio de Judas-, experiencia intransferible: "Leer en griego antiguo te transmite una comprensión diáfana, mayor que leer traducido". Piñero habla de Jesús, apóstoles y evangelistas como si acabase de charlar con ellos. Me ha contado detalles muy jugosos, y no descarta que aparezcan nuevos documentos sobre cristianismos olvidados. Entre tanto, leer su obra La Biblia rechazada por la Iglesia (Esquilo) enseña lo que hasta hoy se sabe de todos los textos cristianos primitivos que quedarían luego fuera del canon católico.
Jesús nunca fue cristiano. Jesús era un judío reformista de su religión, el judaísmo.
¿En qué creía Jesús?
En que el reino de Yahvé llegaba ¡ya! para Israel. Se sabía de memoria la ley mosaica. Al final, se vio como Mesías.
¿Qué entendía por Mesías un judío?
Un enviado divino que restauraría la ley de Moisés en un Israel limpio de extranjeros.
¿De dónde provenía esa idea?
De las sagradas escrituras..., aunque no tanto de las mosaicas (nuestro Antiguo Testamento) como de las escrituras apócrifas.
¿Qué escrituras apócrifas?
Escritas durante los dos siglos anteriores a Jesús, complementaban o reescribían pasajes del Antiguo Testamento.
¿Qué aportaban al judaísmo?
De perfume helénico e iranio, colaban en el judaísmo la creencia en un juicio final, en un reino futuro, en la resurrección...
¿No creía en la resurrección un judío?
El judío observa los diez mandamientos para que Yahvé le bendiga y... así todo le vaya bien en este mundo. Y nada más.
¿Inocularon también esos apócrifos la idea de Mesías en el judaísmo?
¡Exacto! El mesianismo es la creencia en que Yahvé enviará a su Hijo Salvador, y emerge de esos textos apócrifos. Y muchos judíos se agarraron a eso con pasión: llevaban varios siglos tan machacados, pobres...
Mesías, reino de Dios, resurrección, juicio final... Suena ya a cristianismo, ¿no?
Tres cuartas partes del cristianismo saldrán de ese judaísmo complementado, el judaísmo fariseo. Jesús era un filofariseo, y deploraba que los fariseos, en la práctica, fuesen tibios en el seguimiento de este judaísmo.
¿Y la restante cuarta parte?
Se trata de dogmas diversos que generaron una rica pluralidad de cristianismos a lo largo del siglo I, del siglo II...
¿Me hace un breve inventario, doctor?
Ebionitas, jerosolimitanos, marcionitas, montanistas, magdalenistas, gnósticos, paulinos... ¡Todos ellos cristianos!
¿Y en qué discrepaban unos de otros?
Los ebionitas, muy judaicos, tenían a Jesús por un excepcional rabino profético que creía ser Mesías..., pero que no era divino.
¿Y los jerosolimitanos?
Con familiares de Jesús entre ellos, y todavía judaicos, sí creían que Jesús participaba en cierto modo de la divinidad.
¿Y los marcionitas?
Nada judaizantes, orillaban el Antiguo Testamento: se atenían sólo a los Evangelios.
¿Y los montanistas?
Atendían al Espíritu Santo, manifestado en profetas ascetas que anunciaban una inminente segunda venida de Cristo.
¿Y los magdalenistas?
Podemos denominar así a grupos de cristianos feministas: eran mujeres quienes guiaban el culto e impartían enseñanza. Leían el Evangelio de María Magdalena y el de Felipe.
Que hoy no son canónicos.
En torno al año 200 se cierra un pacto entre grupos: acuerdan que los evangelios válidos son los de Marcos, Lucas, Mateo y Juan. El resto serán considerados apócrifos, pero de ellos derivan dogmas como la virginidad perpetua de la Virgen María o su Asunción.
Nos faltan gnósticos y paulinos.
¡Los paulinos serán los vencedores! Seguían a Pablo de Tarso, que ofertó una genial mercancía:fueses judío o no, salvabas eternamente tu alma con sólo creer que Jesús, sacrificado, era Dios y hombre.
¿Y ya está?
Así de fácil. No tenías que circuncidarte ni que observar centenares de complicadísimos preceptos judíos.
Y la propuesta paulina agradó.
Los paulinos, además, instituyeron una jerarquía y una lista de libros sagrados sólo interpretables por ellos. ¡Qué jugada tan perfecta! En la cúspide, el obispo de Roma. Los paulinos engendran el catolicismo.
Siendo Jesús Dios, ¿era crucificable?
Entre los pueblos semitas, ¿cómo arreglaba un rey un problema?: sacrificando a su hijo. Así, ¿cómo soluciona Dios su problema con la desastrosa humanidad pecadora? Enviando a su hijo al sacrificio. Un sacrificio perfecto, divino, sustituye para siempre todos los sacrificios, salva a todos los hombres (por ser, Jesús, hombre) y salva la relación de los hombres con Dios (por ser, Jesús, Dios). Así lo creían y decían los paulinos.
Nos quedan los cristianos gnósticos.
El gnóstico considera que se salvará sólo él por su personal conocimiento (gnosis)de la divinidad, y los demás ya se apañarán. Por eso el gnóstico abomina de la Iglesia. Y, a su vez, hubo diversos grupitos gnósticos...
¿Por ejemplo?
Los ofitas (o naasenos): para ellos, Dios es trascendente y desconocido, y Yahvé es sólo un ignorante demiurgo que en su torpeza ha creado el universo (y ha elegido a los judíos). Por eso los ofitas adoran a la serpiente del Edén, pues es la que revela al Dios trascendente y abre los ojos a Adán y Eva.
Leí no sé dónde que cierto grupo gnóstico creía que Jesús tuvo un gemelo.
Es verdad: creían que hermano gemelo de Jesús era Judas Tomás, que luego predicaría en India, como bien relatan los Hechos de Tomás, otro de los textos apócrifos. Y lo cierto es que hoy perviven en India los llamados cristianos de santo Tomás.
Si Jesús hubiera vuelto un siglo después de su muerte, ¿a quiénes habría elegido?
A los ebionitas.
Ápuntes biográficos
Antonio Piñero (Chipiona, Sevilla, 1941) es catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Lengua y Literatura del Cristianismo Primitivo. Ha sido coautor en la adaptación de textos gnósticos y evangelios apócrifos y de estudios relacionados con el Nuevo Testamento. Ha escrito numerosos artículos científicos, publicados en revistas de ámbito nacional e internacional, y ha sido traductor de obras relacionadas con la religión. Es autor de la novela histórica Herodes el Grande (Esquilo, 2007).
No hay comentarios:
Publicar un comentario