Adoptó la postura de loto aprendida en sus clases de yoga y se sumergió en esa fiesta para sus sentidos, en esa conexión profunda con la Madre Tierra.
Transcurridos unos minutos en ese estado de meditación, su mente empezó a elevarse y se sintió transportada a otra realidad o a otra dimensión.
Abrió los ojos y creyó estar soñando . El paisaje que tenía delante nada tenía que ver con la playa donde se sentó. Delante de ella se dibujaba un sendero bordeado de árboles majestuosos . Al fondo unas montañas rocosas y una figura humana con una túnica blanca y encapuchada. Se sintió atraída por ese ser que le daba la bienvenida desde la distancia y sin articular palabra alguna. Supo, entonces, que le estaba percibiendo desde sus pensamientos, desde su...
mente.
Al llegar hasta aquella persona tuvo la sensación inequívoca de que volvía al hogar, de que pertenecía a aquel fantástico lugar.
Aquella especie de monje la indujo a que le siguiera y ambos penetraron por una abertura en la base de la montaña. Caminaron un largo trecho entre rocas y lagos subterráneos hasta llegar a un ensanchamiento de la gruta desde donde se veía una enorme cascada de agua que emitía un rugido atronador.
Lo más maravilloso era que, allí dentro,bajo la montaña, había un cierlo azul donde brillaba un espléndido sol y aire puro.
Entonces, la persona que la condujo se bajó la capucha de su túnica y se presentó ante Ángela. Su nombre era Herbás y dijo ser el guardián del planeta interno.
Ángela no salía de su asombro, ¿un planeta interno? ¿con otro sol?.
Recordaba haber estudiado en los libros de naturaleza que en el interior de la Tierra había un núcleo fundido y un manto sólido y que la temperatura llega a alcanzar los 4500 ºC. Entonces, trajo a su recuerdo, también, el libro de Julio Verne "Viaje al centro de la Tierra" y pensó que muchas de las historias que se catalogan como ciencia ficción o fantasía pueden tener una base real y que nos cuentan muchas mentiras o nos ocultan las verdades.
Herbás le explicó el motivo por el cuál había sido llamada . Ella estaba vinculada a ese mundo por la línea de su genética materna y la habían elegido para transmitirle los concomientos que la humanidad tenía que despertar en estos momentos decisivos para el planeta Tierra. Ea, que así lo llamaba Herbás, está en un período de transición o evolución importante que afectará, irremediablemente, a los seres que habitan en su superficie.
Ese proceso de crecimiento tendrá, como consecuencias, una serie de cambios físicos y energéticos y los seres humanos deben prepararse para ello. Así pues, habrá terremotos, tsunamis, eruciones volcánicas, períodos de sequías, hambrunas, fenómenos geológicos extremos, cambios climáticos,...que proyectarán, tanto a la propia Ea como a la humanidad, a otro nivel de conciencia y existencia.
Ángela estaba sobrecogida y asustada, pero Herbás la tranquilizó diciéndole que no se le daba ese conocimiento para que cediera al miedo , sino para que sea transmisora entre sus semejantes y, entonces, cerró los ojos y Ángela sintió cómo una descarga de valor y serenidad desde su cabeza hasta sus pies, fue la bendición de Herbás, que invocó al Altísimo Señor de la Vida, para capacitar a Ángela para esa misión.
Cuando Ángela volvió a tomar conciencia de su plano físico, se encontró sentada en la arena con el mar de frente y la brisa acariciándole el rostro .
Se incorporó y dio las gracias a la Vida. Comenzaba una nueva etapa...y tenía trabajo que hacer.
Autora: Mª Antonia Fernanadez
Lo que dicen los HABASIS:
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