Algunos autores oponen el pensar intuitivo al pensar discursivo y otros, contraponen la intuición a la deducción de Descartes, o al concepto de Kant.
Platón y Aristóteles aceptan tanto el pensar intuitivo como el pensar discursivo. Platón destaca el primero como superior y al segundo le adjudica un lugar secundario que sirve de ayuda para alcanzar al primero y Aristóteles trata de considerar el equilibrio entre ambos.
La intuición puede ser sensible e inteligible, aunque es a la intuición inteligible a la que se refieren generalmente los filósofos.
Los escolásticos relacionan la intuición con la abstracción, y distinguen entre la idea intuitiva, que es inmediata ante la presencia real del objeto y la idea abstractiva que no es directa.
La intuición es visión porque permite ver o sentir pero se opone al acto abstractivo, que significa conocer por similitud.
Las propiedades esenciales de la intuición cartesiana son:
1) es un acto de pensamiento puro opuesto a la percepción sensible
2) es inefable
3) es aplicable a todo acto simple de pensamiento, o sea a los juicios y a las relaciones entre ellos.
Para Leibniz, la captación inmediata o mediata de las cosas simples se convierte en la aprehensión directa de las primeras verdades; la intuición, por lo tanto es la forma de...
Kant utiliza la palabra intuición en tres sentidos: intuición intelectual, intuición empírica e intuición pura.
La intuición intelectual es aquella que permite conocer directamente ciertas realidades fuera de la experiencia sensible. Este tipo de intuición intelectual es rechazada por Kant, porque considera que la intuición aceptable es aquella que surge ante un objeto dado cuando afecta al espíritu. Para Kant, sólo la sensibilidad produce intuición.
La intuición empírica es la que se relaciona con un objeto a través de las sensaciones o fenómenos.
La intuición es pura cuando no pertenece a una sensación y cuando es “a priori”, o sea una forma pura de la sensibilidad, sin objeto.
Sin embargo, la intuición no alcanza para el juicio, porque el juicio necesita conceptos, que son producidos por el entendimiento.
La intuición, a lo largo de la historia de la filosofía puede ser intuición sensible o intuición inteligible, intuición espiritual o intuición ideal.
La intuición sensible es la visión directa de algo dado y la intuición inteligible, que es la propiamente filosófica, se orienta hacia lo ideal, capta esencias y relaciones por medio de la intuición sensible, sin ser una abstracción de lo sensible.
Para Husserl, toda intuición individual o sensible se puede transformar en esencial; o sea en una esencia pura.
La intuición ideal está dirigida a las esencias, la intuición emocional a los valores y la intuición volitiva a las existencias.
La intuición categorial es la de ciertos contenidos no sensibles como las estructuras o los números.
Bergson dice que la intuición es el modo de conocimiento que capta la realidad verdadera, la interioridad, la duración, la continuidad, lo que se mueve y hace y lo que se dirige hacia el devenir, en tanto que el pensamiento fragmenta y analiza; y la realidad se abre a la intuición cuando se desarticulan las categorías del pensamiento.
Sin embargo, se pueden observar algunos caracteres comunes en todas las clases de intuición, como por ejemplo:
1) el ser directas
2) el ser inmediatas
3) el ser completas
4) el ser adecuadas
Fuente: “Diccionario de Filosofía abreviado”, José Ferrater Mora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario