El astrónomo de la Santa Sede acepta que haya vida en otros planetas porque nada limita "la libertad creadora de Dios"
LAURA LUCCHINI - Milán - 15/05/2008
Es lícito creer en Dios y en los extraterrestres. Se puede admitir la existencia de otros mundos y otras vidas, incluso más evolucionadas de la nuestra, sin por ello perder la fe en la creación, la encarnación y la redención.
La hipótesis de la existencia de otras formas de vida no inquieta al astrónomo de la Santa Sede. "A mi juicio, esta posibilidad existe. Los astrónomos consideran que el universo está formado por cientos de miles de millones de galaxias, cada una formada por miles de millones de estrellas. Muchas de ellas, o casi todas, podrían contener planetas. ¿Cómo se podría excluir que la vida se haya desarrollado también en otros lados?".
Para abundar en este argumento, cita a san Francisco de Asís que llamaba "hermano" y "hermana" a todas las criaturas de la Tierra. "¿Por qué no podemos hablar de un 'hermano extraterrestre?', que formaría 'parte de la creación", se pregunta Funes.
El jefe del Observatorio conocido como Specola Vaticana considera que estos supuestos seres bien podrían estar excluidos de la "necesidad de redención", que tiene el hombre de acuerdo con la Iglesia, ya que según Funes, "puede ser que vivan en pleno amor con el creador". A pesar de que la encarnación de Cristo es un evento único, que no se puede repetir, Funes está seguro de que "ellos también (los extraterrestres), de alguna forma, tendrían la posibilidad de gozar de la misericordia de Dios".
El astrónomo, un científico muy respetado internacionalmente, considera que la teoría del Big Bang es la que mejor explica hasta el momento el origen del universo, porque no contradice que "Dios es el creador". En muchas ocasiones, ha insistido en que ciencia y religión se necesitan mutuamente.
En la entrevista con el L'Osservatore Romano volvió sobre este tema y dijo que el problema de la relación entre ambas radica en la ignorancia. "Los científicos tendrían que aprender a leer mejor la Biblia, y los teólogos tendrían que actualizarse con los progresos de la ciencia, para poder dar respuestas más eficaces a las preguntas que continuamente se ponen".
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