Considero este uso masivo de 'gadgets' tecnológicos, que ha causado que muchas personas descuiden las relaciones personales, una verdadera 'teléfonocracia' (de κράτος —kratos—, 'poder, dominio') porque, según los luchadores contra el 'phubbing':
—Si este fenómeno fuera plaga, podría acabar con la población de seis Chinas;
—En los restaurantes durante la cena se ve en promedio unos 36 casos de 'phubbing';
—El 97% afirma que siente que la comida tiene mal sabor mientras son víctimas de 'phubbing';
—El 92% de los 'phubbers' reincidentes se convierten en políticos;
—El 87% de los adolescentes prefieren comunicarse por mensajes de texto que cara a cara y en promedio dedican de dos a tres horas diarias a...
tualizar estados en redes sociales. Según otros estudios, hay jóvenes que revisan su móvil cada 15 minutos.
Para ver que el 'phubbing' se está convirtiendo en tendencia mundial, basta con mirar la lista de países alcanzados por sus tentáculos absorbentes. Las ciudades más afectadas por el síndrome tecnológico de menosprecio de la compañía humana son Nueva York, Los Ángeles y Londres, que ocupan los tres primeros lugares. Los siguen París, Hong Kong, Sidney, Tokio, Seúl, Ciudad de México y Bombay. Moscú ocupa en esta lista de los 'hiperconectados' la 12.ª posición. Tan solo ayer, mientras estaba cenando con unos amigos en un restaurante, noté que en 7 de las 10 mesas la gente estaba mucho más ocupada de los teléfonos que de disfrutar de la comida y de una charla amena con sus amigos. De hecho, me pregunto: ¿Sabrán disfrutar de la vida real?
Interesada por el tema, durante la investigación también intenté aclarar qué daños provoca estar pendiente de los dispositivos no solo en las relaciones humanas —que, evidentemente, quedan rotas y mermadas siempre y cuando uno de la pareja o de la compañía no sea también un 'phubber'—, sino también en la salud mental y física.
Así, un reciente estudio de la Universidad de Worcester, en el Reino Unido, ha hallado que el uso constante de dispositivos móviles aumenta los niveles de estrés, lo que a su vez acarrea comportamientos compulsivos tales como seguir buscando más datos, más mensajes y nuevas actualizaciones. El doctor mexicano Cuauhtémoc Borges Aguilar, citado por medios locales, incluso llegó a afirmar que al tratar de superar el 'phubbing', una persona pasa por las mismas fases que generan las adicciones a la nicotina: síndrome de abstinencia, miedo, constante pensamiento en el dispositivo e incluso dolores de cabeza, mareos y náuseas.
Si los dispositivos móviles reinan en sus encuentros sociales y esperan la llegada de un mensaje con más entusiasmo que escuchar la voz de un ser prójimo, o sienten vibraciones fantasmas cuando piensan que están recibiendo un mensaje o un aviso, pero en realidad solo están esperando un mensaje, ¿no será ya el momento de dejar su 'smartphone' en el bolsillo y empezar a 'chatear' con el mundo real?
Editora, lingüista, especialista en comunicación intercultural
Twitter: @YuliTarasenkova
http://actualidad.rt.com/blogueros/yulia-tarasenkova/view/122133-phubbing-smartphone-tecnologia-relaciones-sociedad
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