Es curioso observar como ahora la neurociencia empieza a confirmar
cuestiones que hasta hace poco más de 20 años se consideraban absurdas o
esotéricas. Según los actuales neurocientíficos -y me
acabo de parece a Punset escribiendo- la intuición, tan desdeñada y
criticada a lo largo de la historia, es mucho más fiable a la hora de
tomar decisiones y de dirigir nuestra conducta que el
pensamiento racional y lógico. Nuestra conducta se rige más por
cuestiones emocionales e intuitivas que por pura racionalidad lógica.
Como consecuencia de la inercia del viejo paradigma en el que, "si
la ciencia lo dice, así tiene que ser", continuamos esperando a que la
ciencia verifique ciertas cosas para atrevernos a
experimentarlas. Para los que lo hemos experimentado, en cambio,
observamos que la ciencia, tal cual, nunca podrá alcanzar el arte y el
saber que surge de la experiencia. Por eso están emergiendo...
nuevos paradigmas científicos integradores que resaltan el papel de
la experiencia, las emociones y el sentimiento como canal integrador
para el saber.
La intuición, hoy en día, está siendo muy bien estudiada por la
neurociencia. Ya han ubicado la zona cerebral responsable del
pensamiento intuitivo (hemisferio derecho en sincronía con el
izquierdo), ya han registrado las distintas ondas cerebrales que
acaecen cuando entramos en distintos estados de conciencia, ya han
comenzado a implementar programas para el desarrollo de estas
habilidades... y la cosa continúa.
Pero ¿qué es la intuición?
Clásicamente se habla de intuición como el acceso a un saber certero sin mediación de procesamiento racional alguno.
Es un saber que llega sin saber cómo lo sabes. Carl Jung fué
quizás de los primeros en hablar y estudiar el dominio intuitivo
-que él llamó supramental- como fuente principal de sabiduría
arquetípica. Lo cierto es que la intuición está íntimamente
ligada a la capacidad del ser humano de percibir el aspecto más sutil y energético de la realidad. La intuición abarca y engloba capacidades como la clarividencia, la clariaudiencia y la
clariestesia, habilidades que surgen como consecuencia de integrar nuestro YO profundo con nuestro yo superficial (ego).
"Todo lo que existe está envuelto en un campo de energía
vital y creativa que le da sentido y el ser humano posee los sentidos
adecuados para acceder a esta realidad más sutil,
interpretar la información aquí presente y vehiculizarla de manera
adecuada, encontrando nuevas respuestas creativas y generativas que
impulsen el desarrollo y la evolución del saber
humano".
La intuición está directamente relacionada con la evolución de la conciencia humana.
"A medida que el ser humano va desplazando su nivel
perceptivo desde los sentidos sensoriales exteriores, encargados de
percibir y permitirnos relacionarnos con la realidad física,
hacia los sentidos interiores, sentidos más sutiles que nos permiten
relacionarnos con esa realidad mayor y trascendente que nos envuelve y
que somos, vamos encontrando nuevas maneras de ser y de
estar y van emergiendo nuevas respuestas adaptativas que impulsan la
propia evolución de la creatividad humana."
La intuición es el vehículo capaz de integrar ambas
realidades, la exterior y la interior dentro de un marco perceptivo más
amplio y coherente donde recuperar el sentido de sacralidad por
la vida y desde donde comenzar a manifestar nuevas respuestas y
comportamiento adaptativos de elevado nivel. La intuición está
relacionada con esa parte eterna de nuestra conciencia, el
alma y supone un canal que nos permite conectar con nuestra fuente
de sabiduría interior, con nuestro poder creativo más elevado,
movilizando la infinidad de recursos y energías arquetípicas que
están presentes en nuestro interior.
La intuición tiene distintos grados de profundidad. Nosotros en nuestra escuela hemos dividido de manera didáctica tres niveles de desarrollo intuitivo.
El primer nivel tiene que ver más con el cuerpo,
con la presencia y con el estado de atención alerta. Este primer nivel
se despierta al activar y estimular nuestros sentidos
físicos, los cinco sentidos sensoriales que nos permiten interactuar
con el entorno, con la realidad física. La intuición está íntimamente
ligada a nuestros instintos y sigue más o menos un
principio impulsivo que nos empuja a actuar automáticamente ante la
presencia de determinados estímulos. El primer paso para comenzar a
funcionar más intuitivamente en este nivel es el de
comenzar a relacionarte con la realidad de manera causal y no
casual. Cuando nos atrevemos a modificar nuestras creencias y a experimentar que nada de lo que nos ocurre es causa del azar
sino de la sincronía comenzamos a relacionarnos de otra manera con este misterio que llamamos vida.
La creencia en la casualidad es una creencia que quita poder. Nos pone
en una
situación de víctima, de meras marionetas, perdiendo así la
posibilidad de disfrutar plenamente de la vida. Pero si nos atrevemos a
cambiar esta creencia básica por una nueva, como puede ser
"nada es por casualidad, todo tiene un sentido para mi vida", estamos reclamando nuestro poder co-creador de la realidad. Si nada es casual todo lo que nos ocurre
responde a un para qué. Este para qué nos pone en
dirección, activa nuestros recursos internos y externos y nos invita a
fluir con la vida, estando atento a las señales que nos muestra,
orientándonos por el camino más fácil para nuestro desarrollo. Este
primer nivel intuitivo corresponde con nuestra naturaleza más animal y
tiene a los instintos como fieles aliados para la
conservación y el desarrollo evolutivo de nuestra vida.
La mejor herramienta para activar este primer nivel intuitivo es el
movimiento físico. Danzas tribales, danza movimiento, danza contact
intuitiva, Biodanza y fundamentalmente
Indanza son las herramientas integrativas más
adecuadas para comenzar a activar nuestra sensibilidad hacia la vida,
nuestros instintos y nuestra intuitición.
El segundo nivel de desarrollo intuitivo implica
un salto cuántico en la naturaleza de nuestra percepción. Implica ir más
allá del aspecto físico para adentrarnos en el
aspecto más emocional y energético de la existencia. En este segundo
nivel emerge la inteligencia emocional de manera natural, esa capacidad
que tenemos de percibir nuestras emociones, nuestros
sentimientos y las emociones y sentimiento de los demás. La empatía,
la capacidad de distinguir y discernir entre lo que es mío y lo que es
del otro, el manejo emocional, la templanza, la
serenidad son aspectos que se despiertan al desarrollar este segundo
nivel intuitivo. En este nivel surge la transformación e integración
de nuestra naturaleza más humana, nuestro ego. Y
asociado al ego es necesario hablar del concepto de sombra.
La sombra es el aspecto emocionalmente denso, asociado a
nuestro ego (aunque también y en parte asociado a nuestra alma) que
cargamos como consecuencia de la evolución de nuestra
vida como almas. La sombra es esa parte "inconsciente" que
condiciona nuestro comportamiento y que se gesta no sólo en las
experiencias que tenemos en esta vida sino también en nuestra
experiencia previa como almas. Hay sombras que se forman en esta
vida, en nuestras experiencias primarias al nacer (protovivencias) o
durante nuestro desarrollo y hay otras sombras que vienen de
nuestro linaje familiar y de nuestra historia evolutiva a lo largo
de muchas vidas. Para desarrollar la inteligencia emocional e intuitiva
de segundo nivel es fundamental disipar la sombra,
transformar esa sombra para permitir que la luz del alma o de
nuestra conciencia más profunda se unifique e integre con nuestro ego,
con nuestra personalidad. Este proceso nosotros lo llamamos de
"sufrimiento eficiente" y es, de por sí,
tremendamente transformacional porque nos abre a una nueva identidad más
transparente a nuestro lado más trascendente. Supone una
auténtica renovación existencial y una apertura profunda de nuestro
corazón. Este proceso nos lleva a re-cordar quiénes somos y para qué estamos aquí. (Re-Cordar viene de re=volver y
cordar=cardio=corazón). La disolución de nuestra
sombra nos permite ver sin filtros, totalmente abiertos a la información
y a la energía que fluye constántemente, tanto en
nuestra relación con nosotros mismos como con los demás y con el
universo, con la realidad multidimensional de nuestra conciencia. Esto nos lleva al tercer nivel de desarrollo intuitivo.
La intuición de tercer nivel implica una relación constante con nuestra naturaleza como almas. Supone un salto integrativo con nuestra tercera naturaleza, nuestra
naturaleza divina y eterna. De alguna manera comenzamos a
ser canales diáfanos de la inteligencia de la vida, héroes de nuestras
propias creaciones, de nuestra propia realidad. Al
identificarnos plenamente con nuestra realidad profunda, esa
realidad que está más allá de las formas, comienza a fluir una energía
de amor, de paz y de compasión a través de nosotros. Es
el fin del miedo. En este nivel de desarrollo comienzan a activarse capacidades que antes eran llamadas extrasensoriales pero que realmente son capacidades sensitivas
plenas y multidimensionales. Nuestros sentidos interiores
dan un paso más y comenzamos a percibir aspectos más profundos de la
matriz creativa de la vida. Podemos viajar en el tiempo,
podemos percibir a seres de otras dimensiones de conciencia, podemos
comunicarnos con los guías, con los espíritus, con los elementos de la
naturaleza....De alguna manera el chamán, el mago, el
guerrero de la luz, el maestro, el sanador, el Cristo interno, el
Buda interno... se revelan, se desvelan, se despiertan en el centro de
nuestros corazones y surge el servicio incondicional hacia
la vida y sus expresiones. La clarividencia, la telepatía, la
comunicación multidimensional, la bilocación, los viajes astrales... se
convierten en posibilidades factibles y posibles. Aquí
comienza realmente el auténtico camino. En este tercer nivel
simplemente SOMOS y hacemos aquello que fluye desde nuestro corazón.
Como diría Joseph Cambell este tercer nivel representa el camino
del héroe.
Todo este camino o proceso supone una regeneración transformacional
de nuestra identidad humana. La tendencia evolutiva de la vida es hacia
este tercer nivel. Los niños que vienen
naciendo en esta última década ya vienen con estas cualidades
intuitivas desarrolladas pero si no les damos el espacio armónico
suficiente y los educamos consciente e intencionalmente para el
manejo adecuado de estos dones pueden bloquear estas capacidades y
caer en situaciones de riesgo para su desarrollo.
Este sencillo ejemplo explica someramente el proceso de la evolución
del ser humano. Desde una identificación con las formas a una
identificación más allá de las formas todos estamos llamados a
transitar por este sendero estrecho, atravesando nuestra sombra con
confianza y fe para poder saber lo que realmente es la luz. Y todo esto
ocurre más allá de las palabas, más allá de nuestra
tendencia a pensar y a comprender intelectualmente lo que nos pasa.
Una vez más se trata de "sentir para saber".
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