Se denominaban hiperbóreos a unos pueblos que habitaban en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre (más allá de Bóreas) deriva precisamente de que se creía que el dios del viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea. Muchos historiadores la definen en lo que hoy sería Dinamarca. De todas maneras su ubicación es confusa a causa de los contradictorios escritos griegos, por ejemplo, si nos guiamos por los textos de Hecateo de Abdera deduciríamos que Hiperbórea se encontraba en el actual Reino Unido.
Se les atribuía a los hiperbóreos costumbres primitivas: Sileno, en una de sus fábulas, decía que fueron los primeros hombres en ser visitados por los habitantes de otro continente más allá del océano que, asustados por lo que encontraron, regresaron a su país y no volvieron más.
Hiperbórea, de haber existido, habría ocupado una parte de las regiones árticas actuales, antes de la modificación del eje terrestre, que implicó la segunda glaciación universal. Groenlandia, Islandia y las islas de Spitzberg serían los vestigios geológicos de ese fabuloso continente, que disfrutaba de un clima tropical, con una vegetación extraordinaria. Los importantes yacimientos de carbón fósil bajo el hielo de estas islas, demuestran que ahí se desarrolló una exuberante vegetación. Irónicamente, Groenlandia significa literalmente "tierra verde", una prueba más de que alguna vez tuvo un clima que permitía la vegetación, algo que hoy es imposible debido a su baja temperatura.
Plutarco, otro historiador griego, escribió el relato de un extranjero procedente de la misteriosa isla de Ogigia, que tal vez era otro nombre para Hiperbórea. Según cuenta, el hombre había permanecido 30 años en la isla desempeñando las funciones de sacerdote del dios Saturno. En ese cargo había descubierto unos rollos sagrados que se salvaron de la destrucción de la primera ciudad de la isla, y que habían permanecido largo tiempo enterrados en un escondite subterráneo. Plutarco nos hace observar que en Ogigia, el sol es visible veinticuatro horas durante los días más largos. Esta característica es aplicable con toda exactitud a Islandia. Sila, uno de sus personajes, comenta que esta gran isla está situada a cinco días de navegación de Gran Bretaña, y donde el sol no desaparece del horizonte más que una hora o menos durante treinta días. Demetrio de Tarso, según cita Plutarco, indicaba que "los insulares eran poco numerosos, pero los bretones los consideraban a todos sagrados e inviolables". En la antigüedad, esta región del océano Ártico era conocida como la "Tierra Sagrada". Homero menciona a la isla de Ogigia, donde Ulises vivió durante siete años y la sitúa en el norte. Estaba gobernada...
por la reina Calipso, otra hija de Atlas. Los habitantes eran seres de blancura de nácar, casi traslúcidos y sus mujeres eran de una belleza y un ingenio por encima de lo humano.
Para algunos atlantólogos, los nombres de Atlántida y de Hiperbórea serían sinónimos, tal como sostuvo el científico Bailly en el siglo XVIII, que situó a la Atlántida de Platón en las regiones árticas. Para otros investigadores como el sabio B.G. Tilak, amigo y colaborador de Gandhi que escribió en 1903 el libro La Patria Ártica de los Vedas, los arios no fueron autóctonos de Europa o del Asia Central, sino que tuvieron su origen cerca del actual Polo Norte, en la era paleolítica. Sostuvo esto basándose en el Avesta y en los Vedas, los más antiguos libros sagrados de la humanidad. Los arios habrían emigrado de su patria hacia el sur debido a terribles cambios climáticos.
La civilización hiperbórea debió florecer hace más de 60 mil años durante el último período interglaciar. En el siglo XVI, el intérprete francés Guillaume Postel, afirmaba que el Paraíso se encontraba bajo los hielos del ártico. Cuando cambió el eje de rotación de la Tierra, los polos se desplazaron de lugar y el clima se tornó hostil. La maravillosa Hiperbórea se hizo inhabitable, quedando completamente cubierta por glaciares.
Se dice que sus habitantes emigraron hacia el sur poblando las diversas regiones del planeta. Los hiperbóreos se mezclaron con los humanos comunes dando vástagos de gran belleza y dotados de poderes sobrenaturales, como la precognición o adivinación del futuro y una inteligencia brillante. Diodoro de Sicilia dice que Ferécides de Siros, que vivió hacia el 544 a. C. era descendiente de los hiperbóreos, y fue el maestro que inició a Pitágoras en los misterios y en las matemáticas. Se teoriza que algunos de los hiperbóreos sobrevivientes se establecieron en Islandia (muy probablemente Thule, en aquella época) y en otras islas más pequeñas, y al parecer consiguieron adaptarse a la glaciación del período cuaternario. Estos hiperbóreos mantuvieron relaciones con los pueblos de la antigüedad, ya que Thule, la "isla de Saturno", era conocida por los fenicios, cartagineses, griegos y romanos.
Cuando los monjes irlandeses llegaron a Islandia en el año 795, y luego los vikingos en el año 874, encontraron la isla absolutamente desierta. La explicación más aceptable a esta desaparición de habitantes es que una tremenda erupción volcánica o un terremoto aniquilaron a toda la población. El monte Hecla, el principal volcán de Islandia, mide 1510 metros de altura y pudo ser el causante de la desaparición de los últimos hiperbóreos, que ante los constantes temblores de tierra que sufre la isla, tal vez emigraron al norte de Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario