del sitio Web MetaHistory
Pronunciado Ar-konte. Adjetico, Arcóntico (Ar-KON-tik).
En mi hábito usual de procurar lo imposible, propongo tres definiciones, o tres niveles de definición:
En la cosmología gnóstica, Arcontes son una especie de seres inorgánicos que emergieron en el Sistema Solar antes de la formación de la tierra. Ellos son cyborgs habitando el sistema planetario (exclusivo de la Tierra, Sol y Luna), el cual es descrito como el mundo virtual (stereoma), ellos construyen por imitación las formas geométricas emanadas del Pleroma, el reino de los Generadores, los Dioses Cósmicos.
Los Arcontes son una especie genuina con su propio hábitat, y pudiera incluso ser considerado ser casi divino, pero carecen de intencionalidad (ennoia: capacidad auto-directiva), y tienen una repugnante tendencia a salirse de sus límites, imponiéndose en el reino humano. Se dice que los Arcontes sienten intensa envidia hacia la humanidad, porque nosotros poseemos la intencionalidad de la cual ellos carecen.
El Mito de Gaia describe cómo los Arcontes fueron producidos por impacto fractal en los densos campos de formación elemental (dema) de los brazos galácticos, cuando el Eón Sophia se arrojó unilateralmente desde el núcleo galáctico. Ver especialmente el Episodio 10.
Este acontecimiento es también descrito en detalle en Alien Dreaming (Sueño Alienígena).
Nivel Dos: Noetico-Psycológico
En la psicología gnóstica, la ciencia noética de las Escuelas de Misterio, los Arcontes son una fuerza alienígena que invade subliminalmente a la mente humana y desvía nuestra inteligencia lejos de sus aplicaciones apropiadas y sanas. No son los que nos hacen actuar inhumanamente, ya que...
La aberración contenida es que, dejados a nuestro propio albedrío, nosotros a veces actuaríamos inhumanamente para luego corregirlo. Obviamente, nos siempre lo hacemos. En la exageración de nuestras tendencias insanas e inhumanas, y en una extrema y no corregida desviación de nuestra inteligencia innata, los gnósticos vieron la firma de una especie alienígena que cosquillea en las peores fallas humanas.
Por lo tanto, los Arcontes son parásitos psico-espirituales. Sin embargo, como retoños del Eón Sophia (ver inserto abajo), ellos son también nuestros parientes cósmicos.
Este término esencial en la cosmología gnóstica pudiera ser útil alejándose de los torpes términos Dios y dioses. Un Eón es un dios entendido, no en términos teológicos, sino en términos de las física de la conciencia.
Eones no son entidades, sino procesos que pudieran ser mejor conceptualizados como corrientes inmensas, pero corrientes que están vivas, auto-conscientes, sensibles. La Diosa Sophia, quien se incorpora como Gaia es un Eón, por lo tanto, el Eón Sophia.
Los Eones tienen género. En algunos escenarios gnósticos, la contraparte masculina al femenino Eón Sophia es el Eón Cristo. Ver también Generadores en los Comentarios de los Mitos de Gaia.
El estado ontológico del Arconte es dual:
existen como una especie alienígena independiente de la humanidad. existen como una presencia en nuestras mentes, más bien como un sistema de programas operando en nuestro ambiente mental.
Trabajando a través de telepatía y sugestión, los Arcontes hacen la tentativa de desviarnos de nuestro curso apropiado de evolución. Su técnica más exitosa es usar la ideología religiosa para insinuar su manera de pensar y, en efecto, sustituir su forma de pensar por la nuestra.
Según los gnósticos, el salvacionismo Judeo-Cristiano es la trama primaria de los Arcontes, un implante alienígena.
Nuestra capacidad de discernir fuerzas alienígenas trabajando en nuestras mentes es crucial para la supervivencia y la co-evolución con Gaia, quien, como Sophia, accidentalmente produjeron los Arcontes, en primer lugar. (Este comentario pertenece al Nivel Uno, la definición cosmológica, pero, como sucede a menudo con las enseñanzas gnósticas, elementos noéticos y cósmicos tienden a combinarse).
Reconociendo y repeliendo a los Arcontes, nosotros demandamos nuestro poder, definimos nuestras fronteras en el marco de trabajo cósmico, y establecemos nuestro propósito relativo a Gaia, la inteligencia propia del planeta.
En la visión gnóstica de la sociedad humana, los Arcontes son fuerzas alienígenas que actúan a través de sistemas autoritarios, incluyendo sistemas de creencia, de forma que causan que los seres humanos se vuelvan en contra de su potencial innato y violen la simbiosis de la naturaleza.
LIVE (vivir) deletreado al revés es EVIL (maldad), pero los Arcontes no son malvados en el sentido de que ellos poseen poderes autónomos de destrucción, capaces de ser aplicados directamente sobre la humanidad.
Ellos son agentes de error más bien que malvados – pero error humano, cuando se va sin corregir y corre más allá de la escala de corrección, se vuelve hacia la maldad y trabaja en contra del plan de vida universal. Los gnósticos enseñaron que los Arcontes explotan nuestra tendencia de dejar que nuestros errores se vayan sin corregir.
Porque los arcontes necesitan la complicidad humana para ganar poder sobre la humanidad, cualquiera que los asista puede ser considerado una clase de Arconte, un accesorio. ¿Cómo le ayudan los humanos a los Arcontes?
Una forma (sugerida en la definición del Nivel Dos) es aceptando los programas mentales de los Arcontes – es decir, adoptando la inteligencia alienígena como si fuese basada en humanos – e implementando aquellos programas realmente reforzándolas en la sociedad. Otra manera es activa o pasivamente conforme a las agendas así propuestas e impuestas.
Jacques Lacarriere sugiere que los gnósticos detectaron la fase humanizada de los Arcontes en todas las estructuras autoritarias y sistemas que niegan autenticidad y auto-determinación para el individuo.
El argumenta que los gnósticos reconocían,
“el carácter fundamentalmente corrupto de todas las empresas humanas e instituciones: tiempo, historia, poderes, estados, religiones, razas, naciones…”(Los Gnósticos, Pág. 24)
En última instancia, ellos afirmaron la,
“contención de todo poder – cualquier clase que sea – es una fuente de enajenación… Todas las instituciones, leyes, religiones, iglesias y poderes no son nada sino una vergüenza y una trampa, la perpetuación de un engaño de edades de antigüedad."(Pág. 28-29)
Para una ojeada íntima de las enseñanzas gnósticas de los Arcontes, incluyendo consejo de cómo actuar cuando son enfrentados directamente por ellos, consideran el pasaje del Primer Apocalipsis de Juan, citado en Un Catecismo Gnóstico.
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