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miércoles, 19 de marzo de 2014

San José y el tormentoso embarazo de María

 

De los cuatro evangelistas sólo dos tratan sobre el nacimiento de Jesús: Lucas y Mateo. Lo que se cuenta en Mateo es similar a los apócrifos. José va a la casa de los padres de María y la encuentra encinta, antes de celebrar la ceremonia matrimonial definitiva. Al viejo casi le da un infarto de la impresión. Su primera reacción fue querer cortar por lo sano, divorciándose (es decir, anulando el compromiso). Sin embargo, esa noche tiene supuestamente un sueño en donde se le revela que ese embarazo es voluntad de Dios. Por esta razón al despertar José decide llevarse consigo a María a su casa de Belén, legalizando así el matrimonio. No obstante, el real motivo para casarse con ella, pese al embarazo, parece haber sido que simplemente sintió pena por la muchacha viéndola tan desvalida y desamparada.

Luego de efectuado el casamiento, a José y María les aguardaba días muy difíciles. Según cuenta el Protoevangelio, José mantuvo escondida a María todo lo que pudo y hasta él mismo dejó de salir para evitar preguntas maliciosas. Pero algo iba a ocurrir que cambiaría el giro de las circunstancias. Siendo José miembro del Sanedrín (tribunal supremo judío), al que sólo pertenecían los judíos más prominentes (no simples carpinteros), cometió el error de faltar a una de las reuniones. Por tal razón fue a visitarlo nada menos que Anás, quien en ese entonces era saduceo y escriba de gran influencia, y muy pronto llegaría a ocupar el puesto de sumo sacerdote. Ser escriba era una mezcla de notario público y escritos de textos sagrados (o sea, importantes).

José y María van presos

Anás acude donde José para reprocharle su ausencia en la asamblea del Sanedrín. José se disculpa diciendo que recién acababa de llegar de viaje. La excusa satisfizo a Anás y ya se estaba retirando cuando de pronto se...
topa con María y descubre su embarazo. Intrigante ya desde su juventud y seguramente sospechando la conexión de José y María con la sectas enemigas esenias, Anás habría encontrado en este incidente una excelente oportunidad de librarse de un opositor. Entonces corrió a comunicárselo al sumo sacerdote de entonces, exigiendo que envíen comisionados para comprobar el delito. Al ser constatado, toman presos a los esposos y los llevan al Sanedrín para juzgarlos en Jerusalén.

Juzgados como delincuentes

En el Protoevangelio José es llevado solo ante el sumo sacerdote, pero al negar las acusaciones de violación, trajeron a María para atestiguar. Entonces el Sanedrín decide realizarles la prueba del agua para observar si eran inocentes. Según la tradición judía, se les hacía beber “el agua amarga de la prueba” en un vaso de barro. Si la persona era culpable, “se pondría de manifiesto todos sus pecados”.

Primero le hacen beber a José y lo envían a la montaña, como parte del ritual. Conociendo la psicología con que se hacían este tipo de “pruebas” en la antigüedad, el único objetivo era demostrar la culpabilidad de los acusados, dándoles algún tipo de veneno. Pero si es cierto que José fue enviado a la sierra, muy bien pudo recurrir a los terapeutas de Qumrán para que le dieran un antídoto, ya que volvió donde los sacerdotes sano y salvo. Todos se quedaron petrificados del asombro pues esperaban ver a un José agonizante. La misma prueba le hicieron a María y el resultado fue idéntico. Incapaz de acusarlos, el sumo sacerdote no tuvo más remedio que dejarlos ir diciendo:

“Puesto que el Señor no ha declarado vuestro pecado, tampoco yo voy a condenaros”

En realidad debió ocurrir un enorme escándalo. Si hubiera existido periódicos en la Jerusalén de esa época, la noticia habría salido en primera plana. Es raro que los evangelios canónicos lo omitan, pues era un delito muy serio el embarazo de una jovencita antes del matrimonio y peor aún, si ella había hecho voto de castidad. En cambio, los apócrifos sí hicieron eco de un suceso que históricamente debió existir. Si es que fue verdad que María quedó preñada antes de su casamiento y no haya sido sólo producto del sincretismo de las leyendas indo-europeas con las hebreas.

Huyendo del escándalo

Después del incidente del juicio, todos los apócrifos coinciden con el Evangelio de Lucas en citar el famoso censo de César Augusto. Dice textualmente la Biblia:
“En aquellos días salió el decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada. Esta primera inscripción se efectuó cuando Quirino era el gobernador de Siria, y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad” (Lucas 2:1-3)
Lucas asegura que en esa época, María y José estaban habitando en Galilea, probablemente en casa de los padres de ella. ¿Acaso huyendo lo más lejos posible del escándalo, esperando que se olvidara el juicio de marras? Belén estaba demasiado cerca de Jerusalén. En cambio Galilea se hallaba bastante lejos, al norte, prácticamente en el otro extremo del país, resultando un excelente refugio para acallar las malas lenguas. Pero Lucas añade un dato más: la pareja no sólo estaba en Galilea sino que además estaba habitando en el propio Nazareth, en las tierras de pastoreo del padre de María y sede de la vertiente esenia de los nazarenos, con los que al parecer convivieron. Era el lugar perfecto para alejarse del mundanal ruido y desarrollar saludablemente el embarazo de María. Sin embargo, no sería la última vez que la Sagrada Familia tendría que buscar refugio de las lenguas viperinas de la gente. Esto era sólo el comienzo de una larga cadena de escaramuzas.

Debió ser muy duro para María, una niña rica acostumbrada a todas las comodidades y para José, con sus achaques de viejo, adecuarse a la vida de privaciones que debió ser al convivir con los monjes nazarenos, quienes se ganaban modestamente la vida pastoreando los ganados de Joaquín, demasiado conocido en Galilea para poder recibir en su casa a su “impúdica” hija en las presentes circunstancias tan comprometedoras, sin causar un nuevo escándalo. Había que esperar que la marea bajase, mientras tanto estar con los nazarenos era un buen refugio. Tranquilo y seguro.

¿Existió el censo de César Augusto?

La historia no registra este censo. Es muy insólito que tanto el Evangelio de Lucas como en los apócrifos Pseudo Mateo y Protoevangelio se hable de este evento cuando iba a nacer Jesús. Si bien si existió un censo cuando Quirinio era gobernador de Siria y Coponio era primer procurador de Judea, fue local (no en el ámbito de todo el imperio que es como se alude en Lucas), y se realizó en el año 6 de nuestra era, fecha que para nada coincide con el nacimiento de Jesús, como veremos más adelante.

Todo indica que tanto Lucas como los apócrifos antes citados tomaron el dato de una misma fuente, que estaba errada en varios años. Sólo el apócrifo de La Natividad de María difiere, al decirnos que José y María simplemente viajaron a Belén sin explicarnos la causa. Si es que no hubo censo, ¿qué motivó el desplazamiento de la pareja a Belén? Tratemos de reconstruir los hechos.

No fue un censo sino una fiesta

Si bien José era nativo de Belén, según cuentan los escritos apócrifos y canónicos, se desplazaba bastante de un lado a otro del país para realizar sus trabajos. Sin embargo, él radicaba en Belén, que es donde moraba con sus hijos. ¿Qué acontecimiento impulsó a José a desplazarse de Galilea a Belén, estando tan avanzado el embarazo de su mujer y que al mismo tiempo movilizara en masa a toda la gente de Judea, como se nos dice que ocurrió? Posiblemente dos cosas: primero que a María todavía le faltaba para completar su embarazo y por eso no había problema de viajar y segundo que estuvieran en la víspera de una celebración familiar semejante a la navidad de los cristianos, donde todos los parientes cercanos se visitan unos a otros. Esto explicaría porqué, aunque no hubiera censo, los lugares de alojamiento que había en el camino estaban repletos.

¿Qué fiesta pudo ser? La conjunción de Saturno y Júpiter en la constelación de Piscis se dio en el año 7 a.C. tres veces: en mayo, en octubre y en diciembre. En la primera fecha nació Juan Bautista. La segunda vez se produjo exactamente el 3 de octubre, cuando en Judea se estaba celebrando una de las fiestas más importantes de la tradición judía: el famoso Yohmkipur o “Día de la Expiación”. Sólo una vez al año entraba el sumo sacerdote en el Santísimo del Tabernáculo y lo hacía durante esta celebración. Así de trascendente y sagrada era, pues es el momento de la reconciliación entre la divinidad y los hombres según las creencias judaicas. Durante esta festividad que coincidió con la segunda conjunción de Saturno y Júpiter en Piscis, habría venido al mundo, en un parto prematuro, Jesús de Nazareth.

Fuente: http://sacudirselosdogmas.blogspot.com.es/2009/12/el-tormentoso-embarazo-de-maria.html

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