Fuentes muy cercanas a los procesos mentales de Aznar atestiguan que éste no ha podido evitar proyectar su propio funeral cuando se encontraba frente a la capilla ardiente de Suárez. Ha sido en el transcurso de esta ensoñación infantil cuando ha esbozado una leve sonrisa y ha mirado rápidamente al suelo para disimular.
“Fíjate la que han montado con esto. No veas si me muero yo. España se hunde en la pena. Se arma la de Dios”, se ha dicho a sí mismo mientras miraba fijamente el cuerpo sin vida de Adolfo Suárez y se imaginaba “mucho mejor vestido, más señorial, con la tira de gente abalanzándose sobre mi... cuerpo y totalmente fuera de sí por culpa de la rabia y la impotencia”.
Al parecer, el presidente de FAES está convencido de que en su último adiós habrá más asistentes, más lloros, más derrumbes emocionales y mucha más repercusión internacional.
También cree que sus rivales políticos superarán viejas rencillas y se rendirán ante la evidencia, reconociendo el papel que José María Aznar, él mismo, ha jugado en la articulación de España, constituyendo un modelo de Hombre de Estado.
“Vivió y luchó por España sin dejarse arrastrar por la incertidumbre y la cobardía. Firme, sereno y de mirada penetrante, José María Aznar forjó el futuro de millones de españoles que hoy le rinden homenaje sumidos en la congoja y el vacío”, ha declarado Aznar para sus adentros, poniendo estas palabras en boca del presentador del telediario de Televisión Española.
“Le recordaremos siempre, le respetaremos y honraremos su memoria”, ha dicho Aznar ante las cámaras de televisión refiriéndose a Suárez pero sin resistirse a la tentación de pensar que otros hablarán así de él cuando fallezca.
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