AYAHUASCA: MEDICINA DE LA APERTURA DIMENSIONAL
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sábado, 2 de agosto de 2014
AYAHUASCA: MEDICINA DE LA APERTURA DIMENSIONAL
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A continuación transcribo un texto de Arnaldo Quispe, dado que me
parece muy interesante la visión que manifiesta sobre la Ayahuasca y sus
efectos en el ser humano.
AYAHUASCA: MEDICINA DE LA APERTURA DIMENSIONAL
AYAHUASCA: MEDICINA DE LA APERTURA DIMENSIONAL
La ayahuasca (banisteriopsis caapi) es una planta, que una vez
ingerida permite la apertura del canal del inconsciente, entrando en
juego factores que normalmente no corresponden a un órden lógico. Así
mismo, es una planta milagrosa que permite conectarse con el
inconsciente, con ese universo perdido, ilógico y sede del gran complejo
informativo original, por esa razón es considerada como una planta
“puerta” que permite el paso de una realidad a otra paralela, a la gran
realidad universal; con la planta madre se logra tocar y atravesar la
puerta de una dimensión a otra y se logra explorar las profundidades del
inconsciente sin desligarse del canal consciente.
Por increible y
absurdo que parezca en estado de “trance” con ayahuasca, la persona
mantiene un estado de vigilia reducido. Esa conexión es la que permite
después regresar del viaje emprendido. La madre planta como se conoce a
la ayahuasca, permite recorrer esa dimensión inconsciente sin perder de
vista la realidad en que uno vive. El viaje no es total. Pareciera una
suerte de “psicosis” de gabinete, en donde uno se da cuenta de su locura
y logra tener el poder de suspender el estado de trance a voluntad. Lo
inconsciente representa el ingreso en el nuevo mundo, donde no hay
tiempo, espacio, ni órden lógico, muy similar al sueño. El material
inconsciente olvidado parece desconocido, pero es real en la otra
dimensión y ver implica integrar éstos elementos perdidos muy íntimos,
que luego fortalecerán el mecanismo de curación desde el interior:
“Darse cuenta de un mundo en donde no hay sentido, es darle sentido a un
mundo del cual uno no se da cuenta”. Las personas tienen un rol dentro
del más allá, el recorrido es largo, estimulante y enriquecedor sobre
esas fuentes de información original.
Como he dicho en el párrafo anterior, en la mareación con ayahuasca
la conexión con el mundo de los vivos no se pierde, de hecho cuando uno
desea renunciar a seguir explorando solo tiene que conectarse a la
realidad cosciente, pedir ayuda o “huir hacia la salud” -esto no quiere
decir escapar, quiere decir “recuperar el control”-. Hay un hilo de
noción que ayuda en casos de emergencia, yo le llamo “hilo de
salvataje”, el “1%” que permite regresar, puesto que con esa conexión
uno puede retornar a la vida consciente, simple y común. Este recurso de
emergencia de regresar, sucede a menudo cuando la experiencia de trance
es fuerte o insoportable para el iniciado.
Los viajes fuertes ocurren
cuando la planta ha entrado en contacto con el universo cósmico de la
vida y el trance que es una suerte de simbolismo en un mundo
desconocido, puede causar pánico. La mejor manera de enfrentar un viaje
fuerte es dejar que los hechos (“visiones”) sucedan, que el material se
procese sin mayores resistencias, se dice en el chamanismo amazónico
“dejarse llevar”. Puesto que en el fondo no hay nada que perder y muchas
veces el miedo que en un primer momento paraliza, pasa a ser una
fortaleza personal, que en el momento dado se transforma en tenacidad y
coraje. Después de todo la persona retornará a su vida común una vez que
los efectos de la sagrada planta teminen. El recuerdo del viaje será
latente en la memoria presente, por lo que podrá trabajarse a fin de
integrar sus diversos contenidos.
Alguna vez hemos de escuchar aquello que representa una “muerte
simbólica” en plena sesión de ayahuasca. Los curanderos ayahuasqueros
aseguran que toda muerte (simbólicamente hablando), es el comienzo de
algo, algo así como el inicio de un nuevo ciclo. Si en la sesión uno
tiene visiones de muerte, tendrá que entender la naturaleza de la muerte
como continuidad de la vida.
La muerte es un estado que permite el
camino de retorno a la fuente y la muerte simbólica con ayahuasca es
considerada bajo esta óptica como positiva, regeneradora y hasta
necesaria. Una parte muere para dar vida a otra y así regenerarse:
muerte psíquica. Verse morir es una visión-regalo que la...
ayahuasca nos
ofrece, pero que debe entenderse bajo este paradigma, como renacimiento
vital: la vida se hace paso. La muerte significa dar paso a un nuevo
ciclo, cerrar un capítulo y abrir otro, pasar de una etapa a otra, dar
el salto, cruzar la frontera y encontrar el sendero perdido que permite
un mañana más auténtico, sano, puro y original.
La ayahuasca es una planta que permite transitar desde las fronteras
de las emociones en su estrecha relación con el cuerpo. Permite
auto-observar este nivel, mover las piezas del rombecabezas afectivo, en
donde las emociones cobran vida, dimensión, forma y color y es posible
reorganizarlas. En la sesión cuerpo y mente emocional se desdoblan, lo
cual si bien es cierto es una ilusión, da la impresión que van por
cuenta propia y pareciera que hay división, pero no es así. Por momentos
la mente se aleja y el cuerpo responde con su propio lenguaje. La mente
emocional parece liberarse y abandonar el cuerpo y viajar a las
profundidades del inconsciente, y el cuerpo que es su instrumento
material, se conserva conectándose a la esencia de los elementos. La
ayahuasca es una planta yin, femenina, de la madre tierra (pachamama),
por lo que el cuerpo se suspende en la esencia del elemento tierra,
aguardando el retorno del comando de la mente emocional.
En la sesión de ayahuasca, hay un antes y después en relación a los
efectos del trance. Normalmente las visiones de ayahuasca se presentan
en ese estado de trance, fuera de él el pensamiento consciente proyecta
imagenes a voluntad. Muchos pensamientos son confundidos como visiones.
Cuando la mareación es muy lenta y las visiones no llegan, la mente
consciente resuelve por autogratificarse y refrescar el pensamiento con
imagenes o escenas de la vida cotidiana. Lo mismo sucede cuando los
efectos de la mareación han terminado, por las horas que el convidado
pasa sentado en la sala de sesiones, suele repasar conscientemente
imagenes que luego narra como visiones de ayahuasca. Esto es común.
Los
chamanes y terapeutas transpersonales lo saben, pero no descartan el
contenido proyectado, pues se trata de todas manera de un material a
trabajar. Del mismo modo, una mente muy dura, muy llena o estructurada
(muy “cuadriculada” decimos), impide que la planta germine en visiones.
Desde mi experiencia personal, todos los elementos presentes en la
sesión de ayahuasca, son originales para el convidado y representan el
material esencial a analizar, pero hay que evaluar dicho material y
diferenciar entre aquello que representa el efecto de la planta (purga y
visiones) y aquello que es un artificio mental y que constituyen muchas
veces simples proyecciones conscientes. No se trata de minimizar este
“pseudomaterial” consciente de ninguna manera, pues es parte de la
sesión, pero sirve para establecer en el futuro pautas para una mejor
dieta previa a la ayahuasca, a fin de desbloquear el canal visionario.
Si las personas aseguran ver vírgenes, santos, Cristos que dan la mano, o
Budas que nos hablan, habrá que respetar dichas divagaciones, pero en
el fondo sabemos que casi siempre se tratan de proyecciones conscientes
no causadas por la planta madre, pero son parte de la sesión chamánica.
En condiciones normales la ayahuasca por su composición o orígen
permite el ingreso al universo mágico amazónico, donde suelen
presentarse elementos de dicha cosmovisión. En ese sentido, es común que
la persona pueda tener visiones con jaguares, serpientes, hormigas,
insectos de mil formas y colores, bósques vírgenes, tierra húmeda,
“cochas”, nativos amazónicos, con los cuales previamente no se ha tenido
contacto. La selva deposita en la liana reptadora parte de su esencia y
con ella uno logra entender los diálogos del bosque tropical, sus
melodías infinitas, una tierra que vive y respira, árboles gigantes que
parecen hablar entre sí, un órden cósmico dentro del aparente desorden.
Se dice entre los chamanes que las personas que describen este tipo de
visiones en lugares de la selva donde nunca antes han visto o pisado,
que son tratadas muy bien por la planta madre.
Esto se llama en el
bósque “apertura dimensional” y es la puerta que se abre cuando la
ayahuasca se enraiza en uno.
Cuando la enfermedad y el dolor se materializan en el cuerpo, esto
toma la fuerza de energía humana maligna (“daño”), vive y se impregna en
todo el sistema energético humano. Los maestros ayahuasqueros creen que
todo mal debe ser expulsado simbólicamente de la misma manera como
ingresó, pero esta vez –en las sesiones con plantas- será expulsado a
manera de vómito o diarrea, de arcadas y escupitajos, de sudor y
sonidos. Generalmente el material psicoemocional contenido en la memoria
del inconsciente, se trata de material no resuelto, encubierto, oculto,
olvidado, incompleto o peor aún asume la forma de imagen de evento
traumático. La expulsión del mal equivale a su integración consciente,
el dolor y sufrimiento que emerge se teatraliza, se expresa y con ello
el mal se manifiesta y sale. La planta madre parece repeler y
especializarse en ese sentido, buscando en el cuerpo el último rastro
energético de enfermedad. Esto representa una suerte de desahogo en
todos los niveles conocidos, la psicoterapia común le asigna el nombre
de “catarsis” a este evento de liberación. Pues congruentemente en la
medicina tradicional amazónica hay catarsis cuando se elimina un
contenido traumático materializado en vómito y la sensasión luego de
esta expulsión es terapéuticamente integradora, confortable y de
bienestar.
En las sesiones tradicionales de ayahuasca las variables siempre son
controladas, variables propias de un sistema de medicina que exige
limpieza, respeto, puntualidad, cuidados, preparación del cuerpo y de la
mente, ayuno, abstinencia sexual y a sustancias tóxicas, horarios,
contexto y ritualidad ceremonial. No hay lugar a sesiones ligeras
(“light”), libres, ni autoconsumo a manera lúdica. Por desgracia, la
ritualidad de esta medicina poco explorada y entendida en occidente,
muchas veces no viene siendo tratada con respeto fuera del contexto
amazónico. Por otra parte, la gran limitante del acceso de las plantas
maestras al mundo occidental, obedece al propio sistema médico
convencional, que aplasta todo intento de innovación al conocimiento
empírico, no científico. Por absurdo que parezca, numerosos científicos,
médicos e investigadores terminan por experimentar y entender que
plantas como la ayahuasca conforman un sistema de medicina que solo
puede generar salud y bienestar, si el contexto en el que se participa
es el ideal. Estas personas podrían darse cuenta de las bondades de la
ayahuasca y hasta aceptarlas, pero las leyes en occidente están sobre la
mesa, son determinantes y difícilmente cambiarán.
Por Arnaldo Quispe.
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A nice post.
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