¿Acaso no eran seres humanos las victimas, aunque no sean cristianos?
Más abajo os pongo la carta original del Papa francisco a Ban Ki-moon secretario de la ONU y a continuación como el "Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas", monseñor Silvano Tomasi, interpreta esa petición (es decir el verdadero sentido de la carta, que para entenderla hay que leer entre líneas)
A su juicio, en esta situación no solo se precisa ayuda de carácter humanitario, sino también una acción militar.
"Aquellos que suministran armas y fondos a los fundamentalistas, [y] los países que los apoyan tácitamente, deben ser revelados", agregó Tomasi.
Por su parte, el obispo católico kurdo Rabban al Qas, que pidió una intervención de Estados Unidos, dijo a Afp que debe evitarse que el "lobo penetre el rebaño, lo mate, se lo coma y lo destruya", refiriéndose al Estado Islámico.
El pasado 9 de agosto el papa Francisco envió una carta al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en la que le insta a... hacer "todo lo posible" para poner fin a la violencia contra las minorías religiosas en el norte de Irak.
"Las experiencias trágicas del siglo XX y la comprensión más elemental de la dignidad humana obligan a la comunidad internacional, en particular en virtud de las reglas y mecanismos del derecho internacional, a hacer todo lo posible para parar y prevenir toda violencia sistemática contra las minorías étnicas y religiosas", escribió el Sumo Pontífice.
CARTA ORIGINAL DEL PAPA FRANCISCO
Sr. Ban Ki-moon
Secretario General
Organización de las Naciones Unidas
Con un peso en el corazón y angustiado he seguido los dramáticos eventos de estos últimos días en el norte de Irak, donde los cristianos y las otras minorías religiosas han sido obligadas a huir de sus casas y a presenciar la destrucción de sus lugares de culto y del patrimonio religioso. Conmovido por su situación, he pedido a Su Eminencia el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que ha sido Representante de mis predecesores, el Papa San Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI, ante el pueblo de Irak, que manifieste mi cercanía espiritual y que exprese mi preocupación, y la de toda la Iglesia católica, por el intolerable sufrimiento de aquellos que solo desean vivir en paz, armonía y libertad en la tierra de sus antepasados.
Con el mismo espíritu, le escribo, Señor Secretario General, y coloco ante usted las lágrimas, los sufrimientos y los gritos desesperados de los Cristianos y de las otras minorías religiosas de la amada tierra de Irak. Mientras renuevo mi llamado urgente a la comunidad internacional a intervenir para poner fin a la tragedia humanitaria en curso, animo a todos los organismos competentes de las Naciones Unidas, en particular a los responsables de la seguridad, la paz, el derecho humanitario y la asistencia a los refugiados a continuar sus esfuerzos conformes al Preámbulo y a los Artículos pertinentes a la Carta de las Naciones Unidas
Los ataques violentos que están extendiéndose por todo el norte de Irak no pueden sino despertar las conciencias de todos los hombres y mujeres de buena voluntad para cumplir acciones concretas de solidaridad, para proteger a cuentos son golpeados y amenazados por la violencia y para asegurar la asistencia necesaria y urgente a los numerosos refugiados así como también el regreso a sus ciudades y a sus hogares. Las trágicas experiencias del siglo XXI y la más elemental comprensión de la dignidad humana, obliga a la comunidad internacional, en particular, a través de las normas y de los mecanismos del derecho internacional, a hacer todo lo posible para detener y prevenir otras violencias sistemáticas contra las minorías étnicas y religiosas.
Confiado en que mi llamado, que uno al de los Patriarcas Orientales y al de los demás líderes religiosos, encontrará una respuesta positiva, aprovecho la oportunidad para renovar a Vuestra Excelencia la confirmación de mi más alta consideración.
Desde el Vaticano, 9 de agosto de 2014
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