La lista de personas que han sido objeto de censura y de acusaciones de antisemitismo por parte de Israel y de personas ligadas a dicho Estado, cada vez que se critica a Israel, es enorme: periodistas, cantantes, premios Nobel de la Paz, historiadores, actores, representantes de la ONU... cualquiera que no este a favor de Israel es inmediatamente calificado como pro-terrorista, porque no hay medias tintas: o se está con Israel o con los terroristas de Hamas. Eso hace que muchas personas tengan miedo de criticar a Israel abiertamente. Estados se niegan a romper relaciones diplomáticas por temor a las represalias económicas de Israel y...
sus aliados, académicos y gente del espectáculo se niegan a dar abiertamente sus opiniones por temor a las represalias. Gente común se ha dado cuenta que en medios de prensa son censurados cuando no apoyan a Israel. Porque se ha instalado la absurda idea que cualquiera que critica a Israel, critica a todos los judíos, por ser Israel una entidad colectiva judía . Automáticamente cualquier crítico es per se un antisemita. Eso ha generado una idea muy tóxica con respecto a los judíos en general.
Yakov Rabkin, catedrático de la Universidad de Montreal, señaló en el 2009 "¡Hannah Arendt tenía razón! Ella advirtió exactamente qué iba a pasar: es imposible que este Estado viva en paz. Y los judíos de todo el mundo pagamos las consecuencias". Y es verdad. Muchas personas creen que todos los judíos, por ser judíos, están a favor de Israel y aprueban actos como los que estamos viendo estos días, y creen que todos celebran el genocidio que se está cometiendo con los palestinos. Muchas personas están volcando comentarios agresivos contra todos los judíos en periódicos, tuits y otros medios. Y están mal, porque muchos judíos, más de los que les gustaría a Israel, están no solo en contra de los actos que comete este Estado, están incluso contra la existencia de Israel, porque este Israel no es la Tierra Prometida, es un Estado sionista que está cometiendo actos criminales contra palestinos pero también contra judíos.
Ser sionista no es lo mismo que ser judío. Así lo consideran los miembros del International Jewish Anti-Zionist Network que en una declaración del 18 de julio de 2014 señalan: El sionismo es racista. Demanda poder político, económico y legal para las personas y culturas judías y europeas por encima de los pueblos y las culturas autóctonas. El sionismo no solo es racista sino antisemita. Respalda la imaginería antisemita europea y sexista del 'judío diaspórico' afeminado y débil y contrapone a éste un 'judío nuevo' violento y militarizado, que es un perpetrador y no una víctima de la violencia radicalizada.
Ser sionista no es lo mismo que ser judío ortodoxo. Un ejemplo es la Organización Naturei Karta, un grupo de judíos ortodoxo anti-sionistas, famoso porque a él pertenecía el rabino Moshé Hirsch, que fue ministro de Yasser Arafat. Este grupo considera ilegal la existencia de Israel, porque sólo el Mesías puede establecer el reino del "pueblo elegido", sólo Él pondrá fin al "período de exilio" en el que deben vivir los judíos. Y el Mesías judío no ha llegado. Muchos israelíes consideran que esta operación contra los palestinos, llamada "Margen Protector" no se lleva a cabo para protegerlos ni beneficiarlos, sino para destruir a los palestinos, apoderarse de sus recursos (principalmente reservas de gas), pero también para ocultar la endémica corrupción de los políticos sionistas israelíes.
Una prueba es el negocio del Holocausto que han hecho políticos israelíes desde hace décadas, mientras han dejado en el total abandono a las víctimas sobrevivientes. Hay 193.000 víctimas viviendo en Israel actualmente, de las cuales el 60% no tiene lo mínimo para sobrevivir y 50.000 directamente vive en la miseria, imposibilitados del todo para trabajar por tener más de 80 años, pese a que Alemania lleva indemnizando a las víctimas desde 1952 .
Ex soldados israelíes, convertidos en refuseniks (término despectivo hebreo para referirse a aquellos que se oponen a algo, en este caso a seguir matando a los palestinos) fundaron Breaking the Silence para denunciar lo que ha hecho Israel en Palestina. Están los "shministim" u objetores de conciencia de Why were refuse , o sea jóvenes judíos que rechazan ser reclutados para el ejército, como lo fuera Jonathan Ben-Artzi, sobrino de Benjamin Netanyahu, quien en el año 2009, en una nueva ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza, dijo "Hablo como un israelí que apela a los estadounidenses para decirles que no tienen que apoyar ciegamente a Israel. Las acciones de Israel no son todas santas (...) A veces es necesario que se dirijan con firmeza a Israel y nos digan, le digan a nuestro Gobierno, que ponga fin a sus acciones."
Para esas personas, lo que está haciendo Israel es criminal, porque Palestina ha sido invadida y cualquier pueblo cuyas tierras, calidad de vida y dignidad están siendo robadas por colonizadores tiene el derecho a resistir a esta violencia. Estos judíos no se consideran traidores ni menos antisemitas por criticar a Israel, sino que consideran su deber rechazar cualquier acto de dominación, explotación o violencia. Porque para estas personas, lo que está pasando en estos momentos no es autodefensa como argumenta Israel, es genocidio y limpieza étnica contra los palestinos.
Israel considera que tiene carta blanca para actuar como lo hace, porque se ha puesto por sobre cualquier crítica. Puede masacrar, violar, desplazar, bombardear, etc., porque todos debemos creer que tiene razones que justifican que haga eso, por muy absurdas que sean. Pero cada vez son más las voces dentro del mismo Israel y fuera de él que dicen "Basta de mentiras". Y no sirve censurar ni amenazar para callar esas voces, porque estamos llegando al punto que se está perdiendo el miedo porque seguir siendo testigos impasibles de lo que está pasando con los palestinos es insostenible. Como le ocurre al periodista israelí Noam Sheizaf, uno de los cada vez más críticos periodistas de lo que Netanyahu dice sobre Palestina, o a Stephen Hawking, Elvis Costello, Roger Waters, Annie Lennox, Mike Leigh, Ken Loach o Adrienne Rich, que han pedido que se haga un boicot contra los intereses económicos y culturales israelíes para poner un alto a las acciones de Israel.
No tengamos miedo de criticar a Israel. Muchos judíos no lo tienen.
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