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domingo, 27 de mayo de 2012
LA TELARAÑA
Me llevó
años descubrir que Yosip Ibrahim era el seudónimo del Dr. José Rosciano
Holder, un maestro de una escuela esotérica que nunca fue a Ganímedes ni
visitó la India, y que utilizó ese tipo de narrativa para difundir sus
conocimientos espirituales sin ser detectado.
Claro está que no existía
Internet en esa época. Mucho tiempo después otra persona que conocí por
esas sincronicidades de la vida nos dijo en una reunión, “si buscan la verdad, no tienen que ser identificados”,
tampoco comprendí bien a que se refería con “no ser identificado”,
¿identificado por quién? Luego de unos años, otro extraño personaje que
le llamaban "el alemán" y que la mayoría tomaba por loco, con el cual
tenía extensas charlas, y cuyos contenidos no comprendí hasta mucho
tiempo después me comentó, “si te conocen, hasta los pensamientos pueden ser escuchados”.
Hace algunos años mientras hacía una investigación con un amigo y
compañero de búsqueda, que representaba un alto riesgo por no saber que
encontraríamos, y que, quien o quienes estaban detrás de todo, salió el
tema de cómo protegernos al respecto, ya que sabíamos que todo tenia que
ver con todo y podíamos ser identificados en cualquier momento.
Él
dijo, no tenemos que arriesgarnos a tocar un hilo de la telaraña, y ahí
todo se... aclaró. Tomaron sentido las tres frases anteriores, la telaraña
lo cubría todo y cualquier roce podía activar la alarma.
Para
comprender la telaraña primero tienen que comprender la realidad
holocuántica. Si bien este concepto llevaría un artículo aparte que más
adelante veremos, basta por ahora diferenciar holográfica de
holocuántica. Una fotografía holográfica es una imagen tridimensional
hecha con ayuda del láser, donde cada pixel contiene toda la información
del total de la imagen y no solo una parte de ella.
Imagínense una
imagen compuesta con pequeñas imágenes de sí misma que forman el todo.
En una proyección holográfica usted ve la imagen de un objeto
tridimensional compuesto por frecuencias de luz proyectada sobre un
punto, pero el objeto es solo una imagen, no tiene cuerpo físico
tangible.
En la holocuántica el proceso es similar al anterior, solo que
la proyección es física y material. Usted no solo ve al objeto, sino
que además puede tocarlo, e igual que en la holografía, cada parte
contiene al todo. Así se construye la realidad subjetiva, por proyección
holocuántica cuyos proyectores somos nosotros. Para que cada parte
contenga al todo y a la vez forme una individualidad, las partes tienen
que estar conectadas de alguna forma para construir al objeto, pero a la
vez son individuales en su naturaleza.
Por ejemplo tomemos a la parte
más pequeña y que se encuentra en todas partes de la unidad de carbono
humano, el ADN, éste contiene toda la información del individuo no
siendo en realidad el individuo, pero si se conoce el proceso, usted
puede “clonar” a la persona logrando una copia exacta de la misma. ¿Por
qué sucede esto? Porque nuestra naturaleza como la de cualquier forma
animada e inanimada es holocuántica.
Somos energía condensada
holocuánticamente. Como individuos también somos parte de un todo,
aunque no lo percibamos, tenemos en nuestro interior toda la información
del conjunto y estamos unidos por esa fuerza invisible que forma el
cuerpo social y material.
Esa fuerza es la telaraña. Hilos e hilos de
energía que entrelazan a niveles cuánticos la realidad, por eso siempre
dije que todo tiene que ver con todo. Usted no puede comerse un dulce
sin que esto no influya de alguna forma con otro sujeto que se encuentra
tal vez en la otra punta del mundo, porque por un lado hay una cadena
de personas asociadas a ese dulce, y por otro hay un hilo de la telaraña
que se está moviendo no solo por su acto, sino también por su
sentimiento y placer por comerlo.
El principio cuántico de atracción,
tan mal tomado o quizás manipulado para banalizarlo, se basa en esta
telaraña. Porque, digamos, que cada sujeto resuena acorde a otros
sujetos cuya energía es similar en pensamiento, palabra y obra.
Esto se
manifiesta holocuánticamente por medio del dicho popular “Dios los cría,
y ellos se juntan”, se juntan por acción de la telaraña. Ahora bien,
usted preguntará ¿Qué tiene que ver esto con la historia del principio
del artículo? Pues todo. Porque si usted toca un hilo de la telaraña que
resuena acorde por ejemplo a una idea, conocimiento o secreto que no
tiene que ser revelado, su resonancia a través de la trama pone en
alerta a aquellos que conocen su funcionamiento.
Doy un ejemplo claro,
usted está buscando a fulano por una causa (x), le pregunta al carnicero
si lo vio, éste no lo conoce ni sabe dónde está fulano, pero su actitud
de preguntar le resulta extraña, entonces el carnicero le comenta a
otro cliente que alguien estaba preguntando por fulano, el cliente no
sabe quién es usted, pero lo conoce a fulano, va y le comenta que
alguien lo está buscando, fulano pensando que es por algo oscuro de él
se lo comenta a mengano que conociendo el secreto de fulano pone en
aviso a todos los demás que lo comparten, uno de ellos estaba presente
cuando usted le preguntó al carnicero, pero como no lo conocía a fulano
no prestó atención, entonces le dice a mengano quien es usted y que
usted también lo sabe y hay que hacer algo al respecto. Ya es tarde,
usted tocó un hilo de la telaraña y está identificado, desde ese momento
todos sus movimientos serán observados, y fulano ni se enteró que era
usted el que lo estaba buscando.
Traslade esto a niveles de los amos,
con las energías sutiles que manejan, en el momento que usted toca el
hilo, y saben quién lo tocó, usted ya no es una parte del todo, ahora es
una individualidad con la información del todo, no hay forma de evadir
su control, y ciertamente hasta los pensamientos son escuchados. La
telaraña se pone en acción a su más alto nivel, y se sintoniza a su
individualidad para poder rastrearlo, ahora usted es un peligro latente
para la seguridad de la información y propósito que manejan esas
energías del mal, una célula cancerígena, infestada con la energía del
conocimiento. Luces y sombras estarán atentas a sus pensamientos, palabras y obras.
La
telaraña existe a niveles de energías muy sutiles, inapreciables por el
hombre común, entrelaza todo, forma parte de todo, y su manifestación
material es todo, usted, yo, la naturaleza, lo inanimado, todo.
La
telaraña nos une, por eso se encuentran acá, leyendo esta información y
compartiendo la suya, no es casual que hayan llegado, pero también
puede ser usada con propósitos siniestros. El conocimiento de su
existencia nos da por lo menos la precaución en el actuar para no ser
identificados.
El anonimato protege a la persona, aunque destruyan su
obra, siempre podrá ser reconstruirla bajo otro seudónimo. El Dr. José
Rosciano Holder lo sabía y se protegió bien bajo el seudónimo de Yosip
Ibrahim, total quien se tomaría el trabajo de ratificar la veracidad de
una novela de ficción, nadie lo tomaría en serio, ¿o sí?...nada es lo
que parece.
Pero quédese tranquilo, la telaraña solo funciona si usted
es “importante”, con influencias sociales o poder de transmisión de
información, sino no vale la pena tomarse el trabajo, lo mejor es que
siga siendo un número más sin ningún poder hacia los otros, solo una
persona que piensa cosas raras, casi un loco, o un escritor que escribe
de esas cosas para llenarse los bolsillos, total que puede hacer más que
entretener a las dormidas unidades de carbono.
Por Morféo
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