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domingo, 6 de mayo de 2012

OTRA AFRENTA A LOS NATIVOS COLOMBIANOS DE LA GUAJIRA, DESDE EL GOBIERNO Y POR UNA MULTINACIONAL ¡HASTA CUANDO LO VAMOS A CONSENTIR HERMANOS COLOMBIANOS!

  Fuente: Retorno Maya

Carta de una Wayúu a Santos frente a la desviación del Río Ranchería en la Guajira

Indígenas WayuuUna súplica por la Vida de los Wayuu en la alta Guajira colombiana: Habrase visto, los originarios habitantes de un desierto, pidiéndole al presidente de la república que no permita que les desvíen el único río que nacido en la Sierra Nevada de Santa Marta les propicia la vida. ¿Acaso no lo dice expresamente la Constitucion Nacional?
 ¿Que el interés comunitario prima sobre el bien particular, y que la función del Estado es velar por la vida y la calidad de vida de sus connacionales? La carta es lo suficientemente explícita en argumentos tan sencillos como irrefutables; con la vida de los pueblos no se juega; ni siquiera es lícito considerar la desviación del único río que provee a la regíón del insustituible líquido; mucho menos para proveer a una multinacional disfrazada de empresa nacional para saquear el recurso carbonífero de la zona. 
Este y todos los desafueros que se están cometiendo con la declaración de Colombia como país proveedor de materias primas minerales, pasan por la presidencia de la república; pero la carta, escrita de una manera decente, recurre a la súplica, como si el presidente de los colombianos no formara parte del complot.
 La desvergüenza cada vez más atrevida se manifiesta en todos los ámbitos del acontecer nacional y mundial ante la arremetida de los poderosos por poseen más y más. 
¿Qué o quién está detrás de esta nueva afrenta? En menos de dos años ya son por lo menos diez los atentados contra la vida de los pueblos en Colombia, a favor de las multinacionales de la minería, bajo el pretexto de que tal estrategia traerá bonanza y progreso a las comunidades, como si no tuvieramos a mano los mismos ejemplos en África, incluso con las mismas multinacionales que una vez arrasada África trasladan sus garras hacia Suramérica, donde sus lacayos les abren las puertas y les brindan todas las garantías. 
Tal parece que a través de la historia no avanzamos: en 1.854 el presidente Franklin Pierce ofrece a los indígenas norteamericanos de los alrededores del actual Estado de Washington la compra de sus tierras a cambio de un resguardo y ya conocemos la respuesta que se hizo famosa por la dignidad del Jefe Seattle. Ahora la estrategia es otra, ni siquiera se les ofrece compra por su tierra, se les ofrecen limosnas en forma de regalías por abandonar sus tierras, pues sin agua esos pueblos del desierto, con o sin regalías no podrán vivir.
 Si ya son precarias las condiciones de vida para esas comunidades, lo que les espera no es deseable ni para el peor enemigo. 
Leed la carta, que más que una súplica es un canto a la dignidad y a la vida. 
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Pancho, 4 de abril de 2012
Doctor
JUAN MANUEL SANTOS
Presidente de la República de Colombia
Bogotá
Respetuoso saludo:
Le escribo desde Pancho, una aldea wayuu con casas de barro y techo de zinc, que se levanta en la margen derecha del río Ranchería, el único río de la Media y Alta Guajira.
Decenas de rancherías circundan Pancho porque los wayuu vivimos diseminados por este...
desierto que Dios nos dio.
Las gentes por aquí viven de pescar en el río con atarrayas artesanales, aun los niños pescan lizas, bagres, bocachicos, camarón y son nuestro alimento.
Las mujeres recogen cerezas, iguarayas, mamoncillos cotoprix, coas silvestres y las venden por las calles de Riohacha. Un poco más arriba en la vega del río uno consigue aceitunas, jamanar, ciruela jova.
El otoño con sus truenos escandalosos nos avisa de las lluvias y entonces se preparan las huertas para el frijol, la patilla, auyama, maíz. Recoger la cosecha es un gozo indescriptible.
Algunos wayuu tienen rozas permanentes junto al río. Con gran esfuerzo cargan el agua con valdes y riegan mata por mata. Son indígenas de vocación agrícola y gozan de buen alimento en su casa.
Otros wayuu toman barro y con agua del río amasan y forman unos bloques que queman en hornos. Fabrican ladrillos para construcción de viviendas citadinas.
Como en la orilla del río hay espesa vegetación, un grupo corta las ramas de los árboles de trupillo (vuelven a crecer rápido) y hacen carbón de madera. Es una fuente de ingreso porque el carbón se vende en los restaurantes de los arijuna.
Del bosquecillo del río también tomamos la leña para cocinar. Nosotros no tenemos gas domiciliario, ni estufas eléctricas.
Algunos hombres van a la ribera del Ranchería y cazan cangrejos azules. Le sacan las muelas y los vuelven a depositar en sus cuevas. Las muelas se comercian.
La mayoría de los wayuu criamos chivos. Los rebaños numerosos o escasos van al río a tomar agua. Algunos tienen vacas y caballos. Aquí en Pancho miramos pasar las reses y mulas de los indígenas de Chispana y Buenavista.
Nunca dejará de sorprendernos ver acampar cerca del río los grandes rebaños de cabras de los wayuu de la Alta Guajira. Cuando el verano es fuerte arrean su ganado decenas de kilómetros. Se alojan en chozajos improvisados cerca del agua y permanecen allí hasta que disminuye la temporada seca y luego se marchan.
El Ranchería es el único río de los wayuu. La única corriente de agua que atraviesa este territorio ancestral dando vida a nuestra vida.
Al rio vamos a bañarnos. Es una diversión exultante. Allí se encuentran los jóvenes, se enamoran, fundan lazos de amistad. Las mamas lavan ropa y los pequeñitos aprenden a nadar. Existe entre los wayuu una gran colección de juegos en el agua.
Con el barro blando de las orillas las niñas fabrican sus juguetes: muñecas, tacitas, platicos que secan al sol.
Los wayuu no tenemos teatro, salas de cine, rueda de Chicago, montaña rusa, ni parque interactivo, solo tenemos el río Ranchería preñado de mitos, leyendas, relatos y encantos.
Miles de aves cantan en la aurora de la Guajira. Es la música más hermosa del mundo. Los pájaros van al río a saciar su sed, así como los burros, cerdos, monos, zorro chucho, mapuritos y todos los animales que nos acompañan en este viaje por la vida.
El río Ranchería no se seca. Cuando arrecia el verano disminuye su caudal. El mar de leva entra a la corriente y trae como ofrenda pescados del océano para alimentarnos. Entonces subimos un kilómetro rio arriba y allí encontramos agua dulce.
En un libro del Cerrejón titulado: “Resumen del proyecto de expansión para grupos de interés” en su página 60 dice que el cambio climático global (CCG) nos afectaría: “el clima en la Guajira podría tornarse más cálido y seco, con una disminución en la pluviometría de 5-10 por ciento. Los glaciales de la sierra nevada de Santa Marta podrían desaparecer hacia el año 2050 lo que afectaría la disponibilidad de fuentes de agua en la región”.
¿Cómo será la vida del wayuu sin el río Ranchería?
A Pancho llegaron el día 28 de marzo de 2012 funcionarios del Cerrejón e informaron a la comunidad que tienen proyectado desviar el río Ranchería 26 kilómetros a la altura de la mina de carbón.
Advirtieron que el río se va a secar en verano. Pero si nosotros pasamos casi todo el año en verano. Cómo vamos a sufrir esto.
Añadieron que posiblemente construyan un embalse en el río Palomino (Barrancas) para surtirnos en verano. Pero en su libro, en la página 48 escrito está que esta fuente de agua desaparece durante la temporada seca. ¿Cómo nos proveerá un arroyo seco?
Anunciaron que los 500 millones de toneladas de carbón bajo el río generarían regalías. En 30 años de explotación del mineral las regalías a la Guajira le han servido para nada.
Todavía ninguna población del departamento tiene un acueducto eficiente. En Riohacha, la capital, el agua llega en el Barrio Centro tres días a la semana, sin alcanzar subir a las regaderas y en las zonas periféricas, el líquido se recoge solo un día.
Los hospitales permanecen en paro, porque no cancelan los sueldos en meses; y el atraso tecnológico es abrumador. La educación ocupa el último lugar del país. Según una investigación del Banco de la República el 50% de los niños wayuu padecen desnutrición.
Este año el DNP, Dane, Banco Mundial, Cepal informaron que el departamento de la Guajira ostenta el más alto nivel de pobreza e indigencia en Colombia, con un 64%. Veo que las regalías no han ayudado en lo fundamental.
Por qué cambiaríamos nuestro único río por regalías?
Al final de la reunión concluyeron que sería una gran obra de ingeniería y que las cosas seguirían igual. A lo que una jovencita de la comunidad preguntó.
“Si todo permanecerá Igual ¿Por qué nos quieren compensar?
Nuestro transcurrir en la península Guajira gira alrededor del río, el es la gracia y la vida aquí.
Por favor no permita que la empresa extranjera Cerrejón destruya el acuífero que mantiene el Ranchería y seque la única fuente de agua que poseemos.
Si se licencia el traslado y empezamos a padecer los perjuicios, no podremos volver atrás, el daño es irreversible.
Por favor ayude a los wayuu.

VICENTA SIOSI PINO
Wayuu del clan Apshana
apshana@hotmail.com

BURLA DE FUNCIONARIOS A LOS NATIVOS WAYUUS COLOMBIANOS: LES CAMBIARON SUS NOMBRES ANCESTRALES PARA VOTACIÓN

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