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"......Yahveh dijo a Josué: -Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a su rey. Vosotros, valientes guerreros, todos los hombres de guerra, reodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días. Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca. El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas). Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí......" (Libro de Josué 6-2, Toma de Jericó).
Reproducción artística de la toma de Jericó.
Este relato bíblico es a menudo puesto de ejemplo, por aquéllos que creen ver la posibilidad de la utilización de sofisticadas tecnologías en la antigüedad. Más concretamente en la utilización de un arma basada en determinadas frecuencias de sonido, capaces de tirar abajo, como es el caso, los muros de la antiquísima ciudad de Jérico, poseedora de unas impresionantes fortificaciones que se extendían a lo largo de toda la ciudad. Éstas tenían una superficie aproximada de tres hectáreas, que fueron sacadas en parte a la luz entre 1.907 y 1.909 por una expedición arqueológica germanoaustríaca, destacando principalmente una torre maciza de piedra que en la actualidad alcanza los nueve metros de altura y un diámetro muy similar, murallas de una envergadura de hasta siete metros y una anchura, en su parte superior, de 1,5 metros. En algunas zonas la muralla está compuesta de dos muros que discurren en paralelo distantes el uno del otro entre tres y cuatro metros. Delante del muro se encontraba un foso de casi tres metros de profundidad y ocho metros de ancho, tallado en la roca, lo que supone un gigantesco esfuerzo, si tenemos en cuenta las herramientas tan primitivas que, supuestamente, poseían los moradores de Jericó.
Como podemos ver un impresionante reducto defensivo para la época, de manera que sólo una intervención "divina" como nos relata la Biblia pudo facilitar los planes de Josué y el pueblo de Israel en su conquista a sangre y fuego de la "tierra prometida". ¿Leyenda, mito, exceso de imaginación por parte de quienes propugnan la posibilidad de un "arma acústica"?.
En noviembre de 1.922 el arqueólogo americano Howard Carter sorprendía al mundo con el...
anuncio del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, donde encontró uno de los conjuntos de tesoros más importantes hasta el día de hoy realizados. Klaus-Ulrich Groth escribió un artículo en el Ancient Skies de lengua alemana, posteriormente traducido por G.T.Sassoon al ingles en el número de mayo/junio 1.996 de lengua inglesa, que nos relata un interesante suceso...:
"...... En una caja de la Galería 26 del Museo Egipcio del Cairo, hay dos trompetas que fueron encontradas en la Tumba de Tutankamón. En el Catalogo Munro & Boltin enumera una de ellas como la número 12 y es descrita como una -trompeta con sordina-. La otra trompeta esta hecha de plata y cobre, y, por alguna razón desconocida no está catalogada, sino solamente referida como un ejemplo de las trompetas encontradas en la Tumba, aunque ésta es de una mayor calidad a la catalogada. Dicha trompeta no está fuera de poseer historia, sin embargo, para entre el personal del Museo la historia de esta particular trompeta comienza cuando siendo limpiada en 1.954, alguien intentó soplarla, y en ese mismo momento la electricidad de todo el Alto Egipto falló. En 1.974, limpiándola de nuevo, y no teniendo constancia el personal del anterior evento, fue soplada de nuevo, y el poder energético se vino abajo esta vez sólo en la región de el Gran Cairo. Ambos incidentes puden ser demostrados como ocurridos, por los documentos archivados en la estación generadora de electricidad, de la caída inexplicable a cero ocurrida en aquel tiempo, y también en los artículos de los periódicos egipcios de aquel tiempo.Sin embargo, la relación con la -soplada- de la trompeta de Tutankamón no está completamente establecida. Allí nunca hubo ninguna investigación oficial técnica......"
Una vez más nos adentramos en el mundo de las "casualidades", como seguro que catalogarían este tipo de incidente sucedido en el Museo Egipcio del Cairo si tan sólo se molestasen un poco en investigarlo.
Trompetas localizadas en la tumba de Tutankamón.
Otro sorprendente dato lo aporta Erich von Däniken en su libro Regreso a las Estrellas donde hace la siguiente observación:
"......En la primavera de 1.964 el Instituto de Investigaciones Electroacústicas de Marsella, se trasladó a un nuevo edificio. Poco días después del traslado, varios colaboradores del profesor Vladimir Gavreau empezaron a quejarse de dolores de cabeza, náuseas y prurito; algunos se encontraban tan mal, que temblaban como hojas. En un Instituto que se ocupaba de cuestiones relacionadas con la electroacústica, no tardó en sospecharse que aquellas molestias podrían ser causadas por radiaciones incontroladas de alguna parte de los laboratorios. Los científicos se esforzaron por encontrar la causa del malestar, para lo cual examinaron todo el edificio con detectores de alta sensibilidad. Se encontró el motivo. No se trataba de frecuencias eléctricas incontroladas, sino de ondas de baja frecuencia que partían de un ventilador y que habían comunicado a todo el edificio una vibración de infrasonido.
Aquí se produjo una de esas felices casualidades que tan a menudo ayudan a la investigación. Hacía ya veinte años que el profesor Gavreau trabajaba como especialista en la investigación de las ondas sonoras. Tras el incidente, se dijo que lo que aquel ventilador había hecho -sin proponérselo-, también se podría hacer experimentalmente. De este modo, y ayudado por sus colaboradores, construyó en el propio Instituto de Marsella, el primer cañón acústico del mundo. A una reja, en forma de tablero de ajedrez, se ataron sesenta y un tubos flexibles, por los que se hizo pasar aire a presión regular, hasta que se percibió un tono, aún audible, en 196 Hz. El resultado fue devastador: las paredes de la nueva construcción se agrietaron, y los estómagos e intestinos de los que trabajaban en el laboratorio empezaron a vibrar dolorosamente. El instrumento tuvo que ser detenido en seguida.
Este primer experimento permitió al profesor Gavreau sacar sus consecuencias: hizo construir instalaciones protectoras para el equipo que manejaba el cañon acústico, tras lo cual encargó una verdadera -trompeta de la muerte- , que desarrollaba hasta 2.000 W. y emitía ondas sonoras de 37 Hz. No se pudo probar en marsella con toda su efectividad, porque habría destruido todos los edificios en varios kilómetros a la redonda......"
Del mismo modo se recurre a términos de "leyenda, mito o fantasía" una vez más, a los relatos de antiguos cronistas árabes que aseguraban que los antiguos egipcios lograban hacer volar de forma mágica, enormes bloques de piedra en sus procesos de construcción, con tan sólo introducir unas láminas entre las piedras y entonar determinadas notas musicales interpretadas por sacerdotes que conocían los secretos del poder del sonido.
Y no tan sólo sucedían estos "mitos" en el antiguo Egipto, en el lejano Océano Pacífico, en la Isla de Pohnpei, capital de los Estados Federados de Micronesia y a unos 1.600 kilómetros al nordeste de Nueva Guinea, se encuentra una inmensa ciudad de piedra megalítica llamada Nan Madol, con una extensión de 28 kilómetros cuadrados repartida entre casi cien isletas de arrecife y coral, con numerosos canales artificiales que la convierten en "La Venecia del Pacífico". Es en este lugar, donde las leyendas aseguran, que al igual que en el antiguo Egipto, los enormes bloques de piedra cuyo peso oscila entre los 20 y 50 toneladas , eran hechos volar mágicamente y los hombres incluso podían montar en ellas mientras volaban por el aire y eran colocadas en las islas entre los canales del océano. ¿Era ésta acaso la misma magia que la utilizada por los egipcios, para hacer volar los bloques de piedra?.
El ya desaparecido Robert Charroux, en su libro "El libro de los mundos olvidados", hace referencia a un relato de Andrew Tomas absolutamente auténtico, según sus propias palabras, sobre un fenómeno de la ciencia de la antigüedad desaparecida. Cito textualmente:
"......En la aldea de Shicapur, cerca de Puna, en la India, hay una pequeña mezquita erigida en memoria de un santo varón de la secta de los -sufíes-: Qamar Alí Derviche.
Cerca del edificio, yacen dos piedras redondas de granito, que pesan, respectivamente, 41 y 55 Kg.
Todos los días, los peregrinos invocan largamente a Qamar Alí cerca de estas piedras, hacen imposiciones de manos y, cuando se reúnen en número de once, levantan súbitamente la roca de 55 Kg a una altura de 1,50 a 1,70 metros, empleando únicamente la punta de los dedos índices. Igual fenómeno consiguen nueve personas con la piedra de 41 Kg......".
Levantamiento de la piedra por parte de once individuos.
Charroux introduce posteriormente dos comentarios, uno de Charles Lenormant y otro de Annie Besant:
"......Es seguro que, en tiempos muy antiguos, los sacerdotes de On, valiéndose de -palabras mágicas-, provocaban tempestades y, para construir sus templos, levantaban en el aire piedras que mil hombres no habrían podido desplazar"...
..."Estas piedras no eran levantadas por la acumulación de fuerzas musculares, ni por ingeniosos aparatos cuya potencia habría superado la de nuestros medios modernos; eran levantadas por los que comprendían y controlaban el magnetismo terrestre; perdían su peso y flotaban en el aire, de modo que la presión de un dedo bastaba para desplazarlas y depositarlas en el lugar exacto que les estaba destinado......"
Hoy en día la utilización de "los sonidos" se aplica en diferentes campos , como la medicina, la industria, el hogar, etc, . ¿Quien no ha oído hablar de la "pulverización" de pequeñas piedras en la vesícula? o también de la aplicación de ultrasonidos para plagas de ratones, cucarachas, moscas y un largo etc de animales perjudiciales para nuestros intereses.
Miguel Seguí, en un artículo de la revista "Enigmas" (nº 9 año-II), escribe algo tan interesante como esto:
"......Hoy en día no se podría reproducir el -milagro bíblico- (Jericó), pero tampoco se está demasiado lejos, sobre todo si se tiene en cuenta que algunos de los cañones sónicos realizados por investigadores como Vladimir Gavreau, son capaces de hacer vibrar sólidas paredes y de que aparezcan inquietantes grietas. Probablemente, para derribar unas murallas semejantes sólo habría que conseguir que un infrasonido suficientemente potente entrase en resonancia con las construcciones a demoler. De hecho, Gavreau ha apuntado en algunos de sus trabajos la posibilidad de utilizar infrasonidos con intenciones bélicas.
Si los infrasonidos se pueden convertir en el más demoledor ariete contra los muros, en el otro extremo de la gama sonora, los ultrasonidos también tienen unas propiedades que les pueden convertir en el más poderoso de los martillos......".
También en la revista "Enigmas" (nº 3 año-III), pero esta vez de la mano de Alberto Borrás Gabarró podemos leer sobre los trabajos de un inventor del siglo pasado, llamado John Keely:
"......Cuenta el estudioso de Keely, Dan A. Davidson, que en 1.965 un químico nuclear conocido suyo estaba haciendo experiencias con ultrasonidos, utilizando un transductor de titanato de bario situado en el fondo de un tubo de cuarzo de 5 cm de diámetro en el que puso una capa de agua de 10 cm de altura. El generador de frecuencia tenía una potencia de 600 W. Llegó un momento, a una frecuencia algo superior a 41.300 Hz, que el nivel del agua coincidió con la longitud de onda y se formó una onda estacionaria. Se oyó un chasquido y el agua desapareció repentinamente. Cuando Davidson miró al techo, encontró que sobre el tubo había un perfecto agujero circular de 5 cm de diámetro. Más tarde comprobó que en el tejado había otro agujero igual. El edificio era de una planta, pero por la perfección de los orificios, estaba seguro de que, si hubiese habido varias, todas hubiesen sido perforadas......"
En la actualidad seguimos sorprendiéndonos con las posibilidades que nos brinda el poder del sonido, un poder que ahora estamos aprendiendo a dominar, y que tal vez en un tiempo remoto nuestros ancestros ya controlaron, como tantas otras técnicas que bajo un halo de leyenda, magia y superstición nos llegan en la actualidad de una forma confusa. Un legado del pasado que no sabemos interpretar y que el tiempo casi a borrado.
LOS ABLANDADORES DE PIEDRAS
Muro inca del Cusco
Un viejo enigma arqueológico que tiene de cabeza
a los científicos... ¿cómo consiguieron pueblos ancestrales como los incas encajar
ciclópeos bloques pétreos en sus monumentales construcciones, con perfección
insuperable? ¿Acaso eran artificiales, los prefabricaban o... como dicen algunas
leyendas, conocieron una técnica secreta para "ablandarlas" y
acomodarlas a voluntad, como si fueran de barro?
...los Maestros utilizaran el método
de ablandar la piedra con el poder de la mente, y luego darle dureza
habiéndola previamente grabado lo que se quisiera...
LOS ABLANDADORES DE PIEDRAS
Fuente:
Articulo original de Manuel Carballal
Gigantescas moles de piedra
encajadas como las piezas de un colosal puzzle, enormes bloques de
granito moldeados como si fuesen de barro, cientos de toneladas de
piedra enigmática inexplicablemente transportados, esculpidos y
encajados en distantes yacimientos arqueológicos. A punto de entrar en
el siglo XXI, la técnica del reblandecimiento de las piedras continúa
siendo un misterio.
El autobús bordea
la meseta de Gizéh para adentrarse mínimamente en el desierto. Cuando
se detiene, los colaboradores del investigador Manuel José Delgado
descienden del vehículo dispuestos a recorrer, a través de las dunas,
la distancia que nos separa de la necrópolis que rodea las tres...
grandes
pirámides de Gizéh.
A medida que ganan terreno, acercándose a la
pirámide de Micerinos, los ojos de los expedicionarios escrutan cada
centímetro de arena en busca de unas piedras muy concretas. Por fin,
tras la intensa búsqueda, todo el equipo se reúne a la sombra de las
pirámides-satélite de Micerinos a fin de examinar los resultados del
rastreo. Varias piedras, de diferentes tamaños, son depositadas sobre
una tela y Manuel Delgado las examina una a una. Una sonrisa se dibuja
en su rostro, bronceado por el sol del desierto egipcio que ha visitado
en más de una veintena de ocasiones.
Con gesto triunfal, Delgado ha seleccionado 5 o
6 piedras de gran dureza pero que, incomprensiblemente, presentan
formas redondeadas e, incluso, grabados. Se trata de piedras moldeadas
artificialmente que, según Delgado, fueron reblandecidas y
posteriormente endurecidas de nuevo mediante una milenaria técnica
secreta, conocida tan sólo por algunos sacerdotes del enigmático Egipto
faraónico...
¿UN ARBUSTO PARA LICUAR PIEDRAS?
En 1983, durante la grabación de la serie de RTVE El otro Perú (parte de los documentales La puerta del misterio, que hicieron famosos al doctor Jiménez del Oso
en Iberoamérica), el conocido psiquiatra e investigador conseguía
grabar una breve pero intensa entrevista con un sorprendente personaje
antes de que éste falleciese. El padre Jorge Lira era
un sacerdote católico y uno de los más prestigiosos expertos en folklore
andino. Autor de numerosos libros y artículos, elaboró el que tal vez
fue el primer erudito diccionario del quéchua al castellano. Pero esa
no era la razón por la que el doctor Jiménez del Oso se había
desplazado hasta aquel pequeño pueblo cercano a Cuzco. El padre Lira
afirmaba haber descubierto la forma para reblandecer las piedras...
El Padre Jorge A. Lira junto a su amigo José María Arguedas en la ciudad de Cusco
Existe una leyenda entre muchos de los pueblos
precolombinos, según la cual los dioses habrían hecho dos regalos a los
indios nativos para que pudiesen construir colosales obras
arquitectónicas como la fortaleza de Sacsayhuamán o Machu-Picchu. Según
el padre Lira, dicho regalo se trataría en realidad de dos plantas con
sorprendentes propiedades. La hoja de Coca sería una de ellas, capaz
de anestesiar el dolor y el agotamiento de los obreros, que podrían
resistir así el gigantesco esfuerzo físico que debió exigirles tan
extraordinarias construcciones. La segunda sería otra planta que,
mezclada con diversos componentes, convertiría las rocas más duras en
ligeras pastas fácilmente manipulables.
Durante catorce años el padre Lira
estudió la leyenda de los antiguos andinos y, finalmente, consiguió
identificar el arbusto de la Jotcha como la planta que, tras ser
mezclada y tratada con otros vegetales y sustancias, era capaz de
convertir la piedra en barro. "Los antiguos indios dominaban la técnica de la masificacion – afirma el padre Lira en uno de sus articulos –, reblandeciendo la piedra que reducían a una masa blanda que podían moldear con facilidad."
El sacerdote
realizó varios experimentos con el arbusto de la Jotcha y llegó a
conseguir que una sólida roca se ablandase hasta casi licuarse. Sin
embargo, no logró volver a endurecerla, por lo que consideró su
experimento como un fracaso. Pero, a pesar de ese parcial fracaso, el
padre Lira si logró demostrar que la técnica del reblandecimiento es
posible. Asi se explicarían los sorprendentes ensamblajes de algunas de
las colosales rocas que componen las murallas de Sacsayhuamán u otras
fortalezas precolombinas.
Mientras, en Egipto, a miles de kilómetros de
distancia, otros investigadores del pasado han realizado sorprendentes
descubrimientos arqueológicos que también apuntan a la realidad de la
técnica del reblandecimiento...
LA ALQUIMIA MINERAL
El doctor Joseph Davidovits es
un famoso investigador, afincado en París, cuyos estudios sobre
materiales geopliméricos están considerados como los más
revolucionarios para la industria científica desde la invención de los
plásticos. Profesor en la Universidad de Toronto (Canadá), es director
del Instituto para la Aplicación de las Ciencias Arqueológicas (IAPAS) de la Universidad de Barri (Florida). En 1988, el doctor Davidovits publicaba, en co-autoria con Marguie Morris, el libro The Pyramids: An Enigma Solved (Dorset Press, Nueva York, 7988),
obra fundamental para comprender la técnica del reblandecimiento
pétreo en el antiguo Egipto. En ella, Davidovits expone numerosos
ejemplos de construcciones de los faraones egipcios realizadas
reblandeciendo la piedra, modelándola y posteriormente volviéndola a
endurecer una vez era colocada en su emplazamiento definitivo. Más aún,
el doctor Davidovits rnuestra análisis microscópicos y de rayos X de
piedras en cuyo interior han sido descubiertos cabellos, bolsas de
aire, fibras textiles, etc.
¿Cómo es
posible que en las piedras utilizadas para la construcción de la Gran
Pirámide de Keops se encuentren cabellos humanos? ¿Cómo llegaron restos
de fibras y tejidos al interior de esas rocas sólidas procedentes de la
arquitectura faraónica? Para el investigador Manuel Delgado la
explicación es sencilla y apunta a que los antiguos egipcios sabían
cómo convertir la roca más dura en una pastosa masa que, durante su
manipulación, podría recoger restos de materiales o formar grumos, al
igual que ocurre con la masa del pan o del dulce mientras es manipulada
por los reposteros. Lo cierto es que los restos microscópicos que
Davidovits ha encontrado en el interior de mas de 20 rocas de esa época
histórica pa- recen demostrar la existencia de dicha técnica. Pero
existen otros muchos indicios que la corroboran, como las hendiduras
artificiales de ciertos monumentos o los emplastes añadidos a algunas
construcciones, mastabas e incluso pirámides. Como si un alfarero
corrigiese algún error en su obra, añadiendo trozos de barro sobre los
defectos, así aparecen algunos trozos de roca ’incrustados" en huecos o
aparentes fallos en ciertas necrópolis o monumentos faraónicos.
LAS FÓRMULAS DE LOS DIOSES
¿Como lo hacian? Quizá la res- puesta podamos encontrarla, como en el
caso de otros enigmas del pasado, en antiguos textos jeroglíficos. Tal
vez la receta mágica, la fórmula secreta de esa alquimia mineral que
supone la técnica del reblandecimiento de la piedra, se esconda en
estelas o grabados jeroglificos. Al menos, así lo afirman Davidovits o
Manuel Delgado, quienes creen incluso haber descubierto el secreto en
una pieza muy concreta: la Estela de Famine. En el texto The Pyramids: An Enigma Solved,
Davidovits y Morris publican una traducción de la sorprendente estela,
formada por más de 2.600 jeroglificos dispuestos en 32 columnas, donde
se describen las fórmulas dictadas por el dios Jnum al faraón Zosher, autor de la famosa pirámide escalonada de Sakkara .
Descubierta en 1889 por Charles Wilbour
en la isla de Sehel, a tres kilómetros de Assuan, la Estela de Famine
es conocida también como la Estela Química de Jnum. La razón de tan
insólito nombre es muy sencilla: en ella, según Davidovits, se
encuentra el recetario químico para la construcción de una especie de
"piedra filosofaI" capaz de ablandar la roca.
El mismo Davidovits. al igual que ya lo había
hecho el padre Jorge Lira en Perú. realizó experimentos de
ablandamiento de la piedra basándose en los textos de la Estela de
Famine. Y también como su colega peruano. el científico consiguió
reblandecer rocas calizas. aunque igualmente tuvo problemas para volver a
solidificarlas de forma homogénea.
Semejante técnica apunta a una forma de
tecnología – en este caso química – que difícilmente encaja con
nuestros conocimientos del pasado. Ya la reina Hatshepsut, cuya esfinge se conserva actualmente en Memphis, dejó escrito en el obelisco más grande del templo de Karnac que "las generaciones futuras se preguntaran sobre la técnica e izado de este gran monolito".
El secreto de dicha técnica, aplicada tanto en las construcciones
inspiradas por esa soberana como en otros muchos monumentos faraónicos.
está, en buena medida, basada en el reblandecimiento de la piedra.
Para Manuel Delqado, que además de Egipto
también ha recorrido buena parte del continente americano, se han
encontrado evidencias de la técnica del ablandamiento pétreo en México,
Perú y otros países. En opinión del conocido astroarqueólogo español
las piedras ablandadas de la meseta de Nazca. de Machu- Picchu o de la
Gran Pirámide demuestran una tecnoloqía avanzada que existió en el
pasado más remoto. Atribuir esa tecnología – concluye Delgado – a una
civilización anterior como la Atlántida, o a la presencia de
extraterrestres, es una cuestión de opiniones. Pero a estas alturas
nadie puede negar las evidencias de que nuestra historia no es como nos
la han contado...
EL
AUTOR es experto en teología y criminología, incansable viajero y
miembro de más de veinte asociaciones internacionales de
investigación, se adentra también en el mundo de la investigación
paranormal y las ciencias alternativas. Su espíritu crítico y
escéptico sobre estas últimas materias constituyen un excelente
contrapunto siempre a tener muy en cuenta, sobre todo, por los
excesivamente crédulos.
http://www.geocities.ws/Athens/Thebes/1340/22/22.html
Benjamín Hernández Blázquez. Universidad Complutense de
Madrid.
Con el eclipse de sol anular que acaeció el día 31de mayo, invisible
en la península Ibérica, se volatizaron los días del denominado "mes más largo
del año". Junio no se considera prolongación de mayo, al menos en sus inicios ya
que suele ocurrir un ligero descenso de las temperaturas, considerado benigno. Es conocido
como el "frío de la oveja"; "junio para todos es bendito si
se presenta fresquito", aunque a veces se traduce esta bajada térmica, en
lluvias temporales, con matiz contrario: "lluvias a primeros de junio,
infortunio".
Con todo, junio no olvida su vocación de calor, el tercero en
intensidad media, y se encamina hacia la entrega de sus días al verano, será a las 19
horas y 10 minutos del día 21, sábado. Secularmente es referido como el más polimorfo
del calendario: es el mes de los suicidios, del heno, de los exámenes, de los santos
apostólicos, y como dedicado a la diosa Juno, protectora de la mujer, de la maternidad,
los matrimonios y los nacimientos. Por lo que atañe a Castilla y León fechas
significativas de su inventario, los días 24 y 29, san Juan y san Pedro, servirán de
referencia para realizar determinados cultivos y faenas agrícolas e incluso para explicar
ciertos comportamientos inducidos por el calor: "por san Juan duermen todos los
que en su casa están".
Desde tiempos medievales, existían prácticas domésticas y
agropecuarias generalizadas que se hacen, de una u otra forma en el denominado "intervalo
apostólico" los días del 24 al 29. Sucesos o hechos como mudar de amo o de
mozo, de gañán de pastor; arriendo de pastos, o cobro del común, entre muchos, que en
la actualidad están en muerte aparente cuando no real; como los urdidores, latoneros,
talabarteros o alcabaleros que estos días referían en sus tratos, siempre carentes de
albaceas sin más testigos que la palabra o un raído papel. Algunos pensaban que la
elemental caída de las hojas del calendario haría progresar la historia hacia delante,
también otros quienes, a la vista de esa "ristra" de días sólo
sentían desaliento. Empero el lugareño, tal vez como ahora, es más clásico y se dice
que ya se verá lo que acontece, ¡si hay suerte, y si el tiempo ayuda!, siempre el
tiempo. Entonces se pone al tajo, aunque haga calor, y planifica a la par que cumple su
objetivo anual.
Junio, también en la Administración Local; era significativo desde el
siglo XIX, cuando prescribía que: "en los primeros días han de quedar
resueltos por los síndicos todas las reclamaciones de los industriales respectivos, y
ocuparse los Ayuntamientos de las que se les presenten". También fijaban
como fecha tope a san Timoteo, día 10, en lo concerniente a "la matrícula de
los contribuyentes por carruajes y caballerías". Para actualizar las listas,
también electorales, se nombraban "dos concejales y dos mayores".
Asimismo, en este "anfibio" mes, en capitales de
provincia y ciudades castellanas se cerraba el ejercicio. El presupuesto municipal con el
arqueo ordinario y simultáneamente empezaba el trimestre de prórroga para la
recaudación de alcabalas y otros impuestos pendientes de cobro. Por san Pedro verificaban
el balance general de ingresos y gastos del mismo ejercicio, a la vez que "se
cierra la cuenta en los libros de entrada y salidas del Pósito, pasando al periodo
siguiente las existencias que resulten en las paneras y en el arca".
De cualquier manera, la versatilidad de este mes de primavera y de
verano le hacia proclive a figurar en lugar destacado en el denominado calendario
zaragozano publicado por primera vez en 1840 y de cuyas predicciones, pese a sus
indisimulables fracasos, se fiaron millones de personas de la postguerra porque, aunque
funcionando según la lógica errática y el pensar ambiguo e indefinido que propugnaba,
nunca se alejaba de los principios filosóficos, tales como que en verano hace casi
siempre calor y, en primavera calor y frío en general. Incluso para la irregular
meteorología de este mes, no hay nada como el clasicismo, porque los servicios
meteorológicos de los medios de comunicación, han desplazado todo otro interés hacia lo
que se gesta en los cielos y tierra, desplazando de la mente y de la imaginación humana
fábulas y mitos.
Carlos Gamero Esparza. Diario OJO. Lima (Perú)
Un viejo enigma arqueológico que tiene de cabeza
a los científicos... ¿cómo consiguieron pueblos ancestrales como los incas encajar
ciclópeos bloques pétreos en sus monumentales construcciones, con perfección
insuperable? ¿Acaso eran artificiales, los prefabricaban o... como dicen algunas
leyendas, conocieron una técnica secreta para "ablandarlas" y
acomodarlas a voluntad, como si fueran de barro?
"A
Hiram Bingham le contaron sobre la existencia de una planta con cuyos jugos los incas
ablandaron las piedras para que pudieran encajar perfectamente. Hay registros oficiales
sobre esta planta, que incluye a los primeros Cronistas españoles. Después comprobaría
tal versión: Un día, mientras acampaba por un río rocoso, él observó un pájaro
parado sobre una roca que tenía una hoja en su pico, vio como el ave depositó la hoja
sobre la piedra y la picoteó. El pájaro volvió al día siguiente. Para entonces se
había formado una concavidad donde antes estaba la hoja. Con este método, el ave creó
una "taza" para coger y beber las aguas que salpicaban del río. Teniendo en
cuenta el hecho de que el liquen ablanda la piedra para atar sus raíces bajo tierra, y
quizás considerando la extinción continuada de especies de esta planta, esta noción no
es más que improbable". Richard Nisbet (1)
Índice:
Los cronistas de la primera mitad del siglo XVI estaban tan
sorprendidos como los capitanes que llevaron a cabo la gesta de la conquista del Perú. No
podían entender cómo era posible que entre las junturas de los primorosos muros incas
del Cusco no se pudiera introducir ni el filo de una navaja. No podían entender cómo
fueron colocados en su sitio las colosales piedras talladas de Sacsayhuaman, para muchos
fortaleza militar, para otros un complejo sagrado, y para los demás... un gigantesco
observatorio celeste... o un enigma del tamaño de su portento; y les quedó la duda y la
perplejidad cuando entraron en el Coricancha, la sede sacra de la divinidad solar incaica,
donde, alucinados, no tanto por el oro que encontraron sus paisanos, sino por la
perfección de sus formas arquitectónicas, llegaron a comparar al Cusco con Roma o
Jerusalén. ¡Las piedras de sus muros parecían haber sido soldadas unas con otras!
En febrero de 1995 tuve la alegría de viajar al Cusco, después
de muchos años, por fin tuve esa oportunidad. Mi hotel estaba en el centro histórico de
la ciudad, muy cerca de la Plaza de Armas o Plaza Mayor, lo que los incas llamaron
Huacaypata. Casualmente, detrás del hospedaje donde estaba alojado, en plena avenida El
Sol, se encontraba uno de los lugares más emblemáticos de la antigua capital de los
incas, la iglesia de Santo Domingo. Mis pasos, entonces, me llevaron hasta allá, hasta el
Coricancha, el mítico Templo del Sol, cuyo nombre en quechua significa "cerco de
oro", el hogar del Inti, la principal divinidad del incario. Aquí los guías
explican a los turistas que los españoles utilizaron incluso dinamita en su intento de
derribar unos muros pétreos que ni los terremotos han podido tirar al suelo.
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Figura 1. Un amanecer
en el Templo del Sol. Los rayos del astro rey se cuelan realzando la belleza de este
recinto sagrado, un rincón del mítico Coricancha.
Foto de Lizardo Távera – del portal argentino
Antropología.
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A pesar de las inclemencias del tiempo y de los hombres, estos
hermosos lienzos de andesita blanca, azul y rojiza han sobrevivido ante el pasmo y el
asombro de propios y extraños. "Los expertos no saben cómo fueron
levantados, pero estos muros almohadillados, parecen todos de una sola pieza",
explican. Y no es para menos... los guías turísticos engatusan a los visitantes con la
grandeza del imperio de los incas, pero no saben explicar cómo es que fue construido este
templo, como tantos otros monumentos del antiguo Perú y del mundo.
Desde entonces, no me abandonó la inquietud por el misterio de
las piedras incas.
Desde hace siglos, la habilidad del hombre andino para tallar la
piedra y levantar muros capaces de resistir eternamente ha permanecido cubierta por la
bruma del mito. La ciencia, en su afán por resolver el enigma, se ha ido prácticamente
de cabeza contra los muros incas, y la arqueología tradicional, esa que no admite
consideraciones que vayan mas allá de sus estrechos dogmas establecidos, ha sufrido la
peor parte, y no ha tenido mejor idea que recurrir al manoseado argumento de que las
piedras eran talladas a pico, a cincel y a martillazos, porque no concibe que el antiguo
peruano haya conocido otra tecnología que no sea el arco y la flecha.
La arqueología clásica iberoamericana se vio sacudida en 1983,
cuando la cadena española RTVE emitió el documental televisivo El Otro Perú,
como parte de la serie emitida por el conocido psiquiatra e investigador Jiménez del Oso.
En dicho programa se daba cuenta de uno de los más grandes enigmas del Perú antiguo y en
el que el autor entrevistó a un insólito personaje: el padre Jorge Lira.
Cuenta el periodista español Juanjo Pérez (2), que el padre Lira, un sacerdote peruano ya
fallecido, era uno de los mayores expertos en folclore andino, fue autor de infinidad de
libros y artículos y, sobre todo, del primer diccionario del quechua al castellano. El
mencionado personaje vivía en un pueblito cercano al Cusco y hasta allá se dirigió
Jiménez del Oso, para entrevistarlo sobre una inquietante afirmación: el padrecito
afirmaba haber descubierto el secreto mejor guardado de los incas: una sustancia de origen
vegetal capaz de ablandar las piedras.
Pero esta historia empezó mucho antes. Las leyendas de muchos
pueblos precolombinos peruanos aseguran que los dioses les habían hecho dos regalos a los
nativos para que pudiesen levantar colosales obras arquitectónicas como Sacsayhuaman
(3) o Machu Picchu (4). Dichos regalos, según el padre Lira, habrían
sido, en primer lugar, la hoja de la coca, un poderoso anestésico que permitía a los
obreros resistir el dolor y el agotamiento físico –es de imaginar el esfuerzo que
debió haber requerido la construcción de semejantes monumentos— y el segundo
habría sido otra planta, de increíbles propiedades que, mezclada con diversos
componentes, convertía las rocas más duras en una sustancia pastosa y moldeable.
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Figura 1a. ¿Piedras
Amasadas? ¿Moldeadas? ¿Talladas? ¿Con qué técnica? Lo único cierto es que
contemplar este maravilloso muro inca del Cusco suscita muchas interrogantes, como las que
se hizo el padre Jorge Lira.
Foto del portal de Arqueología Rutahsa.
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Figura 1b. Enigma
monumental. Ni la punta de una navaja ni un alfiler pueden penetrar entre las junturas
de estas moles de Sacsayhuaman (Cusco). La figura humana se empequeñece ante unas piedras
ciclópeas talladas que pueden llegar a pesar cientos de toneladas.
Foto del portal de Arqueología Rutahsa.
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"Durante catorce años
–escribe Juanjo Pérez— el padre Lira estudió la leyenda de los antiguos
andinos y, finalmente, consiguió identificar el arbusto de la jotcha como la planta que,
tras ser mezclada y tratada con otros vegetales y sustancias, era capaz de convertir la
piedra en barro. "Los antiguos indios dominaban la técnica de la masificación
–afirma el padre Lira en uno de sus artículos—, reblandeciendo la piedra que
reducían a una masa blanda que podían moldear con facilidad".
"El sacerdote –prosigue
Pérez— realizó varios experimentos con el arbusto de la jotcha y llegó
a conseguir que una sólida roca se ablande hasta casi licuarse. Sin embargo, no logró
volver a endurecerla, por lo que consideró su experimento como un fracaso. Pero a pesar
de ese parcial fracaso, el padre Lira sí logró demostrar que la técnica del
ablandamiento es posible. Así se explicarían los sorprendentes ensamblajes de algunas de
las colosales rocas que componen las murallas de Sacsayhuaman u otras fortalezas
precolombinas".
Pero la resonancia de la leyenda de la hierba que ablanda la
piedra parece retumbar con mucha más fuerza, curiosamente, entre los pueblos indígenas
que viven aún muy al sur del Perú. Entre las regiones centrales de Argentina y Chile,
del Atlántico al Pacífico, se extiende lo que alguna vez fue el territorio mapuche
(5), cuyos últimos representantes han quedado
confinados en alejadas comunidades en la Patagonia argentina y el sur chileno donde aún
subsisten sus tradiciones. Los mapuche todavía se sienten "la gente de la tierra" (6),
que es lo que quiere decir el término que los identifica en su lengua aborigen: mapu
= tierra; che= gente.
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Figura 2. Gente como uno.
El pueblo mapuche supo mantener su independencia y conservó su milenaria cultura a pesar
de la influencia de occidente. Esta foto, de una típica familia mapuche del sur de la
Patagonia, fue tomada a fines del siglo XIX.
Imagen obtenida del portal mapuche Aukanawel.
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Entre los mapuche (7) corre una extraña leyenda, esta vez la del
pájaro Pitiwe, un ave de curiosas costumbres. En el portal de divulgación de la
obra del notable antropólogo argentino de origen mapuche, Aukanaw (8), este autor cuenta que en su territorio habita un
pájaro carpintero que guarda un profundo secreto. "Secreto –escribe
Aukanaw— que celosamente comparte con los "renil" (sabios y
sacerdotes mapuche): la planta que disuelve la piedra y el hierro". A este
pájaro los mapuche lo llaman P’chiu, Pitu o Pitiwe; también se
le conoce por Pitio, Pito o Pitihue (9). Los aimaras del Altiplano lo llaman Yarakaka,
y los quechuas: Akkakllu. Su nombre científico es Colaptus pitius, y la
clasifican dentro del orden de las pisciformes, familia de las Picidae,
que agrupa a unas 30 especies en Argentina, 4 en Chile y 2 en Perú, siendo una de éstas
el Colaptes rupícola, una especie de pájaro carpintero adaptado a climas
extremos y considerada como una variedad muy escasa y en peligro de extinción dentro del
enorme contingente aviar de este país andino.
El Pitiwe es un pájaro carpintero de un tamaño similar al
de una paloma, esto es, de unos 30 cm. Presenta una frente, corona y nuca de color gris
pizarra; y lados de su cara y garganta de color leonado. Unas barras color café y café
amarillento marcan su cuerpo por encima, mientras que por debajo, es de un blanco sucio
con barras pardas. El lomo y el abdomen son de color amarillento y presenta unos ojos de
iris amarillo y cola negra. Habita en los montes, bosques y matorrales; en las faldas de
los cerros y campos poco arbolados, pero huye de los bosques de árboles exóticos. Su
dieta está constituida por insectos que habitan en los árboles autóctonos y construye
su nido en los huecos de los árboles. "Examina los troncos
–escribe Aukanaw—, da varios picotazos poniendo el oído para sentir
los movimientos de los insectos ocultos y si lo considera adecuado se arroja sobre su
presa."
"Es un ave trepadora –prosigue
el autor— que anida desde el valle del Huasco a Llanquihue por el
Pacífico, y también la región andino patagónica argentina. Su nombre mapuche, del que
derivan los nombres criollos, proviene del pitido agudo que emite: Este pitido suena a los
oídos mapuche claramente como:
¡Pitiwe! ¡Pitiwe!
ó
¡Pitíu-pitíu!
En septiembre, cuando es la época de celo, varios machos cortejan
a una misma hembra. No luchan, sino que abren la cola en abanico y se pasean
contorneándose, erizando en corona las negras plumas de la nuca. La hembra elige su
preferido con un arrumaco, y los demás parten en busca de mejor suerte. "Antaño
en Chile –prosigue Aukanaw—, los criollos contrataban niños
espantapájaros, para que no dejaran posarse a estos pájaros en los sembrados, sobre todo
cuando el trigo estaba nuevo, a pesar de que los mapuche aprecian gustosamente su
carne."
Esta avecilla no sólo alimenta las más increíbles leyendas y
fantasías mágicas, sino también augurios y supersticiones, como la que asegura que si
un Pitiwe se para en un árbol y canta durante tres o cuatro días seguidos, se
considera anuncio de muerte para los enfermos de alguna casa vecina. En Cantín-Chiloé,
otra superstición asegura que cuando grita cerca de una casa, anuncia visita de una
persona que llega por primera vez. En Chile se le llama Pitiwe "a los
niños pequeños y flacuchos; y "apitihuado" es sentirse con el corazón
oprimido, abatido" –apunta Aukanaw.
"Entre los williche de San Juan de la
Costa –nos dice Viviana Lemui— cuando el Pitiwe viene volando
desde muy lejos y viene a posarse en una casa: es señal de visita que viene de lejos.
También dice la gente que, cuando llega una visita de repente se asombran y le dicen:
"¿Por qué no mandaron su
Pitiwe?"
Cuando el Pitiwe viene a llorar cerca de una casa es
señal de que esa familia va a morir pronto, de igual manera, cuando el Pitiwe pasa
llorando en la noche, frente a una casa, pronto va a morir un miembro de la familia.
En la medicina mapuche y en la popular criolla, figura
como remedio su lengua. Este órgano es eficaz para que las guaguas hablen temprano y
claramente, y tal fin se les da a las lenguas asadas (Cantín). También el caldo de
Pitiwe es empleado como galactogogo (aumenta la secreción láctea de las madres)."
Los mapuche dicen que el Pitiwe es un pájaro muy
inteligente pero también muy discreto en torno a su relación con cierta hierba que sólo
él conoce y cuyas propiedades han intrigado a la arqueología desde hace mucho tiempo. En
Talagante (sur argentino) corre la volada de que, si una piedra le obstruye a un Pitiwe
la entrada a su nido, que ha construido en el interior del tronco de un árbol o un hueco
en una pared rocosa, éste irá a buscar una hierba y con ella frotará y destruirá la
piedra disolviéndola con los jugos de la planta.
"Diego de Rosales
–cuenta Aukanaw—, en su obra: "Historia General del Reyno de
Chile", describiendo las plantas medicinales mapuche, habla de una hierba llamada
Pito que es de las más raras encontradas en todo el mundo y tiene gran valor medicinal.
Dice que esta planta, pequeña de tamaño y que crece pegada al suelo, recibe su nombre de
un pajarito que los mapuche llaman Pito porque come la planta. Los españoles le dieron el
nombre de Pájaro Carpintero. La planta pulverizada disuelve el hierro.
"Algunos presos han usado esta propiedad de la
planta para huir de la prisión.
"Hay otros pájaros carpinteros, que llaman:
Pito, del cuerpo de un tordo: son pintados de negro, blanco y burilado y de ellos se
derivó a la yerba el nombre de yerba del Pitu, porque usan más de ella que los otros
pájaros.
"Tienen el pico tan fuerte, que rompen, y
barrenan cualquier árbol, así para sacar y comer los gusanos, que se crían en sus
entrañas, como para edificar sus nidos, abriendo una concavidad, en que se alojan con
toda su familia.
"Se han hecho célebres por la yerba, que con
natural instinto hallaron, para que se quebrante, y desmenuce el hierro, en que se han
hecho muchas experiencias, y adquirido su conocimiento con notable maña.
"Porque advirtiendo cuando sacan sus polluelos y
salen a buscarles de comer, les cierran con una plancha de hierro la puerta del nido los
que quieren hacer experiencia de la virtud de la yerba del Pito, y llegando el pájaro
carpintero, y hallando cerrado el nido, y que sus polluelos pían dentro, y que no puede
entrar, y al punto revuelve a buscar la yerba, que llaman: pitu, y refregando con ella la
plancha, la rompen, y deshacen como si fuera de papel, que es de las raras virtudes, que
se conocen de yerbas, y maravilloso el instinto de este pájaro."
"Oreste Plath (10) en su clásico libro "El Lenguaje de los
Pájaros Chilenos" anota lo siguiente:
"Botánicos analizan la planta kechuca(Nota 1), que produce un jugo que hace
gelatina las piedras. Abunda allá en el Perú, Cuzco, por encima de los 4.500
metros."
"Un dibujo en un huaco -prosigue Aukanaw-,
es decir, la repetición de una ramita graficada en los cántaros de arcilla, llevó al
antropólogo a descubrir que la kechuca era la rama que portaba el pájaro jakkacllopito,
el que anida en pequeñas oquedades de las rocas y le da forma a su nido con esta yerba,
la que con el calor del cuerpo produciría una secreción que tiene fuerza excavadora.(Nota 2)
Y hay otra planta llamada el punco-punco,
(¿Pinko-pinko [Ephedra andina]?. Nota de Aukanaw)(Nota 3) a la que también se atribuye el poder
de disolver piedras, que crece más arriba, a 5.000 metros. Se parece a la caña brava.
Animales que la comen o la confunden con la caña brava se hinchan y sus huesos se
ablandan hasta hacerse una masa amorfa.
La antropología dirá si en los grandes templos del
incanato, sus gigantes piedras fueron alisadas con estas pastas o jugos que permitieron
los ensambles y ajustes; y los investigadores de la botánica y de la medicina informarán
qué empleo reductor, fundidor, tendrá el futuro medicamento."
"Anotemos otras referencias interesantes:
Existen en Bolivia, en el museo (de
Arqueología – N. de VA) de Cochabamba, "piedras amasadas". Es
decir, rocas generalmente graníticas, en las que los inkas podían, por simple presión,
imprimir la huella de sus manos o de sus pies, como si el granito hubiese sido tan blando
como la manteca. (11)
Tales improntas se encuentran en los roquedales de las
montañas del Perú y también en Tahití donde, según la tradición, el dios Hiro,
había puesto su pie.
En la tradición Mapuche el Mareupuantü y los werken sagrados
(mensajeros) han dejado sus huellas impresas en la piedra en muchos lugares, por ejemplo
en la "Piedra Santa" (paraje El Morado, dpto. Ñorkín, Neuken); en el valle del
río Uco (Mendoza), etc., etc. (...)
Otro fenómeno en correlación con el precedente es el de los
enormes bloques de piedra que forman las murallas de las ciudades fortificadas de los
inkas, principalmente Saksawaman, cerca de Cuzco.
Estos bloques están tan sabiamente tallados y ajustados entre
sí, a veces con rebordes, que se ensamblan exactamente unos en otros, lo cual hace pensar
que los constructores no tallaban la piedra, sino que la trataban químicamente para
poderla amasar a continuación como arcilla.
En junio de 1967 se sabía que un sacerdote católico
peruano (ver capítulo 1), Jorge Lira, había descubierto el
procedimiento de los inkas, que consistía en un zumo de una hierba capaz de convertir
aquel duro material en sustancia maleable a voluntad.
Lira había efectuado con éxito experimentos macerando
piedrecitas en el líquido extraído de la maravillosa planta, planta de la que todavía
no se conoce el nombre.
En París hace ya algunos años atrás residía un mitómano, o
farsante, llamado Beltrán García que empleaba el seudónimo "Gregori B.", y
decía ser descendiente de Garcilaso de la Vega y liderar la "religión del Sol
Inca". Este sujeto pasa por ser poseedor del secreto de la planta, pero con tres
variedades de vegetales.
Son muy interesantes las aplicaciones que los antiguos mapuche
solían darle a esta plantita, y especialmente por sus fines medicinales. La capacidad de
poder ablandar temporalmente la materia ósea, tiene posibilidades insospechadas en el
tratamientos de fracturas, especialmente craneanas, muy habituales en los combates
precolombinos.
Un misterio que se devela deja de ser misterio y en consecuencia
pierde su encanto, ya hemos dicho demasiado...
Estos secretos son amigos de los espíritus simples y a la vez son
esquivos para las complicadas mentes modernas.
Por eso amigo si quieres saber más sobre esta hierba, y si tus
oídos están preparados para escuchar la voz de la Ñuke Mapu (Madre Tierra), no dudes en
preguntarle a su guardián, el sabio pájaro Pitiwe, y él sabrá responderte con su
acostumbrada claridad:
¡Pitiwe! ¡Pitiwe!"
Y colorín, colorado... el cuento se ha acabado...
En las alturas del Perú, los curtidos campesinos hablan desde
hace generaciones de una misteriosa hierba nativa de este país(Nota 4) y de un pajarillo al que llaman Pito.
Si bien los ornitólogos han logrado identificar a un pájaro carpintero que recibe
tal denominación no sólo en Perú sino también en Bolivia y Chile, los botánicos no
han tenido la misma suerte con esta enigmática planta, hasta ahora desconocida para la
ciencia.
Pero los hombres del ande peruano insisten que hay una hierba de
ramas y flores rojizas que crece entre la puna (5) y las selvas orientales y que
era utilizada por los incas para ablandar las piedras. Según éstos, sus antepasados,
grandes observadores de la naturaleza, descubrieron que el pájaro llamado Pito
utilizaba "la hierba del Pitu" para preparar sus nidos
en las paredes rocosas, con cuya savia "derretía" las piedras y hacia
agujeros redondos en los oquedales(Nota 5).
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Figura 4. La puna en
Puno. Un típico paisaje de la región altoandina. Esta foto fue tomada por una turista
sueca que visitó Perú.
Foto obtenida de la Web personal Hot.ee (Suecia).
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Figura 5. En este mapa
del Perú se puede apreciar la llamada puna, el vasto territorio de altura que recorre el
país de norte a sur.
Ilustración del The National Museum of Natural History
(Washington).
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En 1954, Brian Fawcett (12),
hijo menor del famoso coronel inglés Percy H. Fawcett (1867 - 1925), decidió publicar
una obra de su ilustre padre, quien se perdió sin dejar rastro en las selvas del Mato
Grosso (Brasil) cuando estaba buscando El Dorado. El coronel Fawcett se hizo célebre a
comienzos del siglo XX por sus expediciones a las regiones más remotas de América del
Sur, adonde viajaba constantemente, obsesionado por las leyendas doradas de los incas,
como la del Paititi, la mítica ciudad perdida que nunca pudo alcanzar pero que
estaba seguro existía.
Como producto de estos periplos amazónicos, Fawcett fundó la Royal National
Geographic Society de Londres, hoy una prestigiosa organización mundial de
investigación geográfica y divulgación científica, y publicó cientos de artículos de
viajes y libros que reseñan sus aventuras por tierras aún inexploradas. Entre estos, su
obra postrera, Exploration Fawcett, con relatos, hasta ese entonces inéditos,
además de comentarios y testimonios acerca de exploraciones científicas realizadas en
América del Sur, un fascinante contenido que se convirtió en un auténtico "best
seller" durante los años 50 y 60.
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Figura 6.
Portada del libro donde Percy H. Fawcett cuenta sus aventuras por tierras sudamericanas, en
una de sus tantas reediciones. En la tapa se puede apreciar un retrato del autor con su
gorrita militar.
Ilustración de Hall American History. |
En éste libro, Percy Fawcett hace un pormenorizado memorial de sus aventuras por las
selvas más remotas del mundo. Sus descubrimientos lo convencieron no sólo de la
existencia de civilizaciones aún desconocidas en las profundidades de la floresta
amazónica, sino también de un saber perdido y del hecho de que los incas no fueron los
primeros en conocer la técnica de ablandar las piedras, ni tampoco los autores de muchas
maravillas arquitectónicas que salpican toda la geografía andina. De este libro se han
extraído algunos párrafos que son una verdadera sorpresa.
"Los Incas heredaron las fortalezas y ciudades
construidas por una raza anterior y las restauró de la ruina sin mucha dificultad
–escribe convencido Fawcett, al recordar sus viajes por el Perú—. Ellos
construyeron con piedra en las regiones dónde éste era el material más conveniente; en
cambio, para el cinturón costero ellos usaron generalmente el adobe. Los viejos
constructores adoptaron las mismas e increíbles junturas que son características de los
edificios megalíticos más viejos, pero los incas no hicieron ningún esfuerzo para usar
la piedra grande, previamente amasada por sus predecesores. Yo escuché que los incas
heredaron esta técnica y encajaron sus piedras gracias a un líquido que ablandó las
superficies a ser unidas a la consistencia de arcilla."
"¡yo no lo creo!" – dijo un amigo que
había sido miembro de la Expedición peruana de Yale que descubrió Machu Picchu en
1911—.
"Yo he visto las canteras dónde estas piedras estaban
cortadas -insistió-. Yo los he visto en todas las fases de preparación, y puedo
asegurarlo, las superficies fueron trabajadas a mano y nada más!"
"Pero, otro amigo mío me contó la siguiente historia:
"Hace algunos años, cuando yo estaba trabajando en el
campamento minero de Cerro de Pasco (un lugar a 14.000 pies (es decir, a 4.000
metros de altitud sobre el nivel del mar. N. de VA), en los Andes del Perú
Central), yo salí un domingo del campamento, con otros Gringos, para visitar algún viejo
cementerio inca o Preinca, con la intención de ver si podíamos encontrar algo de valor.
Tomamos la carretera a este lugar, y llevamos, claro, unas botellas de pisco y cerveza; y
un peón, para que nos ayude a excavar en el cementerio.
Después de almorzar llegamos al camposanto, y el peón empezó a
abrir algunas tumbas que parecían estar intactas. Trabajamos difícilmente, y
aprovechábamos cada ocasión para tomar un trago. Yo no bebo, pero otros lo hicieron,
sobre todo un muchacho que comenzó a beber demasiado pisco hasta emborracharse. Pero a
pesar de tanto esfuerzo, sólo encontramos una vasija de barro, como de un cuarto de
galón de capacidad, con un líquido espeso dentro de él.
"¡Yo apuesto la chicha!" -dijo el bebedor, totalmente
fuera de sí—. "¡Lo probamos a ver qué clase de cosa bebió el inca! "
"Probablemente nos envenenemos si lo hacemos"
–observó otro—.
"¡Entonces permitan que lo pruebe el peón!" -exclamó
el borracho—.
Entonces rompieron el sello y sacaron el tapón de la vasija,
olfatearon el contenido y llamaron al peón para que pruebe el misterioso líquido.
"Tome un trago de esta chicha" -pidió el borracho-. El
peón tomó la vasija, dudó, y entonces, con el miedo pintado en su cara, lo empujó en
las manos del borracho y retrocedió.
"No, no, señor" –murmuró—. "Eso
no". "¡Eso no es ninguna chicha!" -exclamó-. Entonces, el peón dio media
vuelta y escapó.
El borracho puso la vasija sobre una piedra plana y corrió tras
el peón. "¡Venga muchacho, agárrenlo!" –gritó—. Atrapamos al
desgraciado hombre y lo llevamos a rastras de regreso; y de nuevo le exigimos que bebiera
unos tragos de la vasija.
Pero el peón se enojó y en su resistencia todos forcejeamos
violentamente con él, y en la pelea la vasija cayó al suelo, rompiéndose en mil
pedazos. Y su contenido se derramó y formó un charco encima de la piedra plana.
Cada uno se rió. Era como un gran chiste, pero el esfuerzo de la
excavación de la tumba nos había dejado exhaustos y sedientos. Y ellos fueron al saco
dónde tenían guardadas las botellas de cerveza. Y comenzaron a beber.
Aproximadamente diez minutos después, yo me
agaché sobre la piedra plana y por accidente examiné el charco del líquido derramado.
Parecía que había más líquido derramado que antes; ¡Pero no era eso, la vasija entera
dónde había estado el líquido, y la piedra bajo ella, eran tan suaves como el cemento
fresco! Era como si la piedra se hubiera fundido, como la cera bajo la influencia del
calor."
Texto traducido y adaptado del
libro: EXPLORATION FAWCETT, Percy H. Fawcett-Brian Fawcett (The Companion Book Club,
London, 1954:317-318).
"Buscamos en toda la Montaña peruana y boliviana
un pájaro pequeño, como un martín pescador, que hace su nido en los agujeros redondos
ubicados en las paredes rocosas de los acantilados del río. Estos agujeros simplemente
pueden verse, pero no son fácilmente accesibles; y aunque parezca extraño, tales huecos
sólo se encuentran donde los pájaros están presentes. Yo expresé mi sorpresa una vez,
cuando ellos tuvieron bastante suerte en encontrar pájaros anidando en sus agujeros, que
ahuecaron tan bien como si hubieran utilizado un taladro."
"Los agujeros los hacen ellos" –Fueron
las palabras de un hombre que había vivido un cuarto de siglo en los bosques—.
"Yo he visto cómo ellos lo hacen –continuó contando—, durante mucho
tiempo. He visto los pájaros entrar al precipicio con las hojas de alguna clase de planta
en sus picos; estas aves se aferran a la piedra como lo hacen a un árbol, mientras frotan
las hojas en un movimiento redondo encima de la superficie de la roca. Entonces, salieron
volando y regresaron con más hojas, y continuaron con el proceso frotante. Después de
tres o cuatro repeticiones, dejaron caer las hojas y empezaron a besar la piedra con sus
picos afilados, y –aquí está la parte maravillosa— las aves pronto abrieron un
hueco redondo en la piedra. Entonces, el ave salió otra vez de su agujero, y dejó el
proceso de frotamiento varias veces antes de continuar besando. Tomó varios días, pero
finalmente habían abierto los agujeros profundamente, lo bastante para contener sus
nidos. ¡Yo he subido y he echado una mirada en ellos, y, créame, ¡un hombre no podría
perforar un agujero tan limpiamente!"
"¿Quiere decir usted que el pico del pájaro
puede penetrar la piedra sólida? ¿El pico de un pájaro "Pito" penetra en la
madera sólida, no?... –pregunté sorprendido-."
"No, yo no pienso que el pájaro puede consumir
la piedra sólida –respondió el hombre—. Yo creo, como todos los que los hemos
visto, creo que esos pájaros conocen una hoja que tiene un jugo que puede ablandar la
piedra hasta que queda como la arcilla mojada."
"Yo tomé esto como un gran cuento –y
entonces, luego de haber escuchado historias similares en todo el país, me pareció una
tradición popular—. Sin embargo, en una oportunidad, un amigo inglés de indudable
confiabilidad me contó una historia que puede arrojar más luz sobre ella:
"Mi sobrino estaba en la selva baja, en el país
de Chuncho, en el Río Pyrenee (Perené), al norte de Perú(Nota 6), y un día su caballo se lastimó, lo
dejó junto a la chacra de un vecino, aproximadamente a cinco millas de su destino, y se
fue caminando a su casa. Al día siguiente, reemprendió el caminó para recuperar su
caballo y tomó un atajo a través de un bosque que nunca antes había penetrado. Él
usaba sus calzones de montar a caballo desgastados, botas de montaña, y las espuelas
grandes –no el tipo inglés pequeño, sino las grandes espuelas mexicanas de cuatro
pulgadas de largo—, y estas espuelas eran casi nuevas. Cuando él llegó a una
chacra, después de una caminata caliente y difícil a través de un arbusto espeso, su
asombro fue mayúsculo cuando descubrió que "algo" se había "comido"
sus hermosas espuelas, quedando estas reducidas a un punto negro de apenas una octava de
pulgada. Ante el desconcierto del muchacho, el dueño de la chacra por donde estaba
pasando le preguntó, entonces, si por casualidad había pisado cierta planta de un pie de
alto, con las hojas rojizas oscuras. Mi sobrino recordó en seguida que él había pasado
por una área ancha dónde la tierra estaba densamente cubierta con tal planta.
"¡Ése es él!" - exclamó el chacarero-. "¡Eso es lo que se comió sus
espuelas de lejos! ¡Ése es el material que los incas utilizaron para moldear las
piedras! El jugo ablandará la roca de abajo para arriba hasta quedar como la pasta. Usted
debe mostrarme donde encontró las plantas." Cuando ellos regresaron para buscar el
lugar, no pudieron encontrarlo. "No es fácil desandar los pasos en una selva dónde
no existe ningún sendero."
Texto traducido y adaptado del
libro: EXPLORATION FAWCETT, Percy H. Fawcett-Brian Fawcett (The Companion Book Club,
London, 1954:105-106).
El investigador viajero canadiense Richard Nisbet
(13), que estuvo una larga temporada en la región
de Cusco y Puno, realizó una concienzuda indagación sobre este misterio. Embrujado por
la leyenda y la agreste geografía de esta región del sur peruano, comenzó a recoger
diversos testimonios sobre la existencia de una técnica utilizada por los incas para
ablandar las piedras. Su compañero de viaje, Kurt Bennett, tomó una serie de
fotografías realmente impactantes que dan pie al asombro y la polémica. Las imágenes de
algunas de ellas –y sus leyendas— hablan por si solas.
"¿Cuáles de estas tallas de piedra, que parecen
no tener ningún propósito, pueden servir de algo? Los pasos y peldaños que no van a
ninguna parte, los asientos donde nadie se puede sentar. Deben ser encontradas en
abundancia asombrosa en la zona alrededor de Cusco. Sus tallas son tan exactas, con
esquinas exteriores e interiores tan agudas y finas.
¿Cómo fueron talladas?
E igualmente extraño, ¿por qué fueron
talladas?"
"La mayor parte de las historias que nos hablan
de las huacas cusqueñas proviene del sacerdote Bernabé Cobo, el jesuita que escribió de
ellos muchos años después de la Conquista. Cada uno de estos lugares recibió la
asistencia de una familia. Cada dacha había prescrito los sacrificios que se harán en
días especiales. La mayoría de los sacrificios no eran humanos, pero Cobo denunció que
en 32 de estos lugares requirieron sacrificio humano, generalmente de niños. Esto es
cuestionado por muchos que ven en su estadística una racionalización para la Conquista,
que era, después de todo, una excusa para traer una religión verdadera a los
nativos."
"Como fueron talladas es un misterio. El arte se
pierde, quizá porque su uso se perdió antes de la Conquista. Porque es "otra
materia". De nada sirve encontrar la respuesta en la rígida y compleja religión de
los incas. La mayoría de estas tallas extrañas son lugares sagrados llamados Huacas.
Había unas 333 huacas en y alrededor de Cusco (lugares
considerados sagrados que podían ser un manantial, una roca, un árbol o un edificio. N.
de VA). Fueron situados a lo largo de 40 líneas imaginarias o
"ceques", que irradiaban como ruedas de un carro en el Coricancha, el templo del
Sol, en Cusco."
"No todas estas tallas eran parte de la religión
oficial inca. Algunas eran personales, familiares. Si un pariente amó sentarse en una
roca particular mientras estaba vivo, su familia pudo tallar un asiento allí como
monumento.
Eso no lo hace él, "como ese", resulta más
obvio.
De hecho, no tienen al parecer una idea de cómo
hacerlo más."
"Dos medidas con cinta métrica cerca del
"banco". Nótese los bordes redondeados y el aspecto general del envejecimiento
de la piedra. Algunos piensan que la talla fue realizada antes del glaciar pasado que lo
"talló" hace millares de años."
"No lejos de Cusco, hay una colina que llaman
"el Templo de la Luna". La colina tiene varias cuevas y muchas tallas
oscilantes. Algunas de las tallas aquí demuestran desgaste por la extrema acción
atmosférica.
Nótese la barra horizontal cerca del centro de la
fotografía. Por la carencia de una palabra mejor, la llamaremos un "banco".
"Ollantaytambo es, sino único, raro en Perú.
Los monolitos gigantescos que usted ve aquí son parte de lo que debió ser un lugar
sagrado o templo. En un tiempo desconocido y por razones desconocidas, el trabajo fue
misteriosamente parado en este proyecto enorme."
Texto traducido y adaptado
de: Unusual Andean Stoneworking (13)
En nuestra búsqueda de información sobre el enigma del pájaro carpintero misterioso
tuvimos una aparente confusión de nombres y definiciones respecto a la identidad del
supuesto pajarillo de la leyenda. Para poder zanjar esta cuestión decidimos contrastar la
información obtenida de diversas fuentes, empezando por la versión de Aukanaw (ver
subcapítulo 1.2.), donde este autor describe al Pitiwe, nombre vulgar del Colaptes
pitius. Este pájaro carpintero, como ya se vio, también anida en Chile con igual
nombre científico que en Argentina. En ambos países, esta variedad de ave recibe
prácticamente las mismas denominaciones comunes con algunas variantes (P'chiu, Pitiu
y Pitiwe en la lengua mapuche, y Pitihue y Pitio, en la lengua
española). Lo singular del caso es que, paralelamente, otro pájaro carpintero, habitante
de las punas y estribaciones orientales de los Andes peruanos y que también vive en
Ecuador, parte de Bolivia e incluso en el norte de Chile, es llamado Pitio del Norte
en tierras chilenas, mientras que en el Perú es el ya mencionado Pito o Pitu.
En Chile, este Pitio del Norte o Carpintero Andino también recibe
las denominaciones de Pitihue, Pitigüe, Pitio y Yacoyaco, en tanto que
en Perú lo llaman, además de Pito o Pitu, Acajllo, Jacajllo, Yactu
y Yarakaka -los tres últimos nombres son propios de la región de Puno-. Y
cuando entran a Chile, pasan a tener los nombres arriba citados, en especial Pitio del
Norte y Pitihue, siendo este último uno de los nombres más corrientes que
también recibe el Colaptes pitius de la Patagonia argentina.
Este menudo embrollo plumífero, como se puede apreciar, surgió a causa de los nombres
comunes que indistintamente se les da a los representantes de ambas especies de pájaros
carpinteros tanto en Argentina y Chile como en el Perú. Pues mientras en la Patagonia
argentina al Pitiwe o Colaptes pitius lo llaman también Pitihue,
al Pitio o Pitio del Norte chileno, o Colaptes rupícola,
igualmente se lo conoce como Pitihue. Y este Pitio del Norte es a la vez
el Pito o Pitu peruano.
Entonces, ¿cuál de estas aves es el pájaro de la leyenda? La
respuesta a este desaguisado ornitológico parece estar, precisamente allí, en la
leyenda. Y en las versiones de aquellas personas que dicen haberlo visto llevando en su
pico la extraña planta para ahuecar sus nidos en las rocas y oquedales de los Andes y en
las profundas gargantas de los ríos cordilleranos que se avientan ruidosos al llano
amazónico.
Tanto Hiram Bingham como Brian Fawcett hablan del pájaro Pito, y éste es el
nombre con el que lo conocen los lugareños de las estribaciones orientales de los Andes
peruanos y de las selvas desde Cusco hasta más al norte de la zona del río Perené, e
incluso se dice que ha sido visto en Puno y en Bolivia. Otras versiones recogidas por
investigadores en temas de arqueología misteriosa, hablan ciertamente del pájaro Pitu
que lleva en su pico las hojas de "la hierba del Pito o Pitu" que ablanda la piedra. De este modo, todos coinciden en señalar al Pito
como el pajarito de la hierba secreta de los incas.
Un secreto que también parece conocer el Pitiwe, si creemos a Aukanaw. No hay
que olvidar que el Pitiwe argentino es asimismo un pájaro carpintero, de hecho,
un Colaptes pitius, una Picidae, por lo que -si damos crédito a lo que
de él se dice-, tenemos fundadas razones para pensar que tiene algo que ver con esta
increíble historia. De la misma forma, el Pito o Pitu peruano -como su
homólogo, el Pitio del Norte o Pitihue chileno-, es una Colaptes
rupícola por definición ornitológica, y también parece tener algo en común, y
éste, con mayor razón por su presencia en los mitos peruanos. Ambas especies, pues,
tienen las mismas costumbres, ambos hacen sus nidos en las rocas, y ambos, ya en el plano
de la leyenda y la polémica, conocen el secreto de la planta maravillosa. Y aunque ambas
especies, en definitiva, son primos hermanos, el Pito es quien parece tener la
voz cantante... y la más fuerte en las leyendas de los ablandadores de piedras.
Ahora lo que faltaría es identificar plenamente la famosa
plantita que ablanda la piedra, y para ello habría que preguntárselo al Pito... o
al Pitiwe –que lastimosamente no pueden hablar—. La leyenda, y la
polémica, pues, todavía están servidas. Mientras tanto, la Jotcha del buen padre
Lira no da señales de vida, al menos no tiene todavía carta de ciudadanía
científica... porque la ciencia oficial no la puede ver.
El Decreto Supremo número 013-99-AG (13a), promulgado por el Gobierno Peruano el 19 de
mayo de 1999, fue la respuesta a la preocupación por aquella fauna y flora en peligro de
extinción. Lo curioso de esta norma legislativa es que declara como especie muy rara a la
variedad Colaptes rupícola. No cabe duda que el pajarito alguna vez tenía que
llamar la atención de las autoridades para decirles que seguía chapoteando y picoteando
entre los Andes y las brumosas selvas. Curioso pajarillo este, que vive envuelto por el
silencio de las punas y las leyendas ancestrales que no lo dejan en paz. Como otras aves
misteriosas, el pequeño Pito se ha convertido en el fetiche de su propio mito. Y
también en un ave de gran interés para la ciencia como se puede apreciar en el cuadro
descriptivo que sigue a continuación: (16)
|
Figura 16. Cuadro
sinóptico del Colaptes rupícola.
Ilustración de Agualtiplano Net. |
COLAPTES RUPÍCOLA
INFORMACION GENERAL
Es un
pájaro carpintero característico de las zonas altas de los Andes. Como todos los
pájaros carpinteros, presenta adaptaciones especiales para poder hacer huecos en la
búsqueda de su alimento, como una especialización en la perforación de troncos de
árboles y maderas, mediante el pico. Tienen músculos especiales en la cabeza y el
cuello, lo que hacen que no doblen el cuello con facilidad.
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Hábitat
|
Distribución
|
En
pastizales de puna y campos, laderas rocosas, en casas abandonadas para descansar y
anidar. |
De
2000 - 5000 m, en Perú, Bolivia, Argentina y Chile. |
ÁRBOL
TAXONOMICO
|
Reino
Animalia
Phyllum Chordata
Subphyllum Vertebrata
Superclase Gnathostomata
Clase Aves
Subclase Neornithes
Infraclase Neoaves
Parvaclase Picae
Orden Piciformes
Infraorden Picides
Familia Picidae
Género Colaptes |
IDENTIFICACIÓN
|
Sinónimos
científicos
Esta especie no tiene sinónimos científicos registrados. |
Nombres
comunes
Carpintero
serrano (Español)
Andean flicker (Inglés)
Acajllo
jacajllo (Puno)
Llactu (Puno)
Yaracaca (Puno)
Pitio del norte (Chile; Español)
Pitihue (Chile)
yacoyaco (Chile)
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DESCRIPCIÓN CIENTÍFICA
|
Nombre científico |
Colaptes rupicola
|
Autor |
D'Orbigny |
Año |
1840 |
El
macho tiene la corona rojo brillante, el cuerpo es amarillento en general, la parte dorsal
esta rayada de negro, la rabadilla y el vientre son de color crema hasta canela suavemente
rayados o densamente moteados de negro. La cola es negra. Mide aproximadamente 37 cm. |
|
Es
un ave diurna e insectívora. Caminan dando saltos, en busca de su alimento haciendo
excavaciones en la tierra con su largo pico, hasta encontrar larvas de polillas o
escarabajos.Se
reproduce en huecos ubicados entre las rocas, y en paredes de casas de adobe usualmente
abandonadas. A veces sitúa el nido en huecos excavados en árboles de Polylepis. Pone
huevos entre setiembre y octubre.
Son cautelosos pero fáciles de observar. Se reúnen en pequeños grupos en los pastizales
para realizar su despliegue nupcial. |
Aukanaw, en su texto dedicado al enigma del pájaro Pitiwe
y la hierba que disuelve el hierro y la piedra, nos recuerda la existencia de una planta
–considerada medicinal por los mapuche— que crece en las sierras andinas, desde
Ecuador hasta el estrecho de Magallanes. Los botánicos la llaman Ephedra andina, y
es una de las sospechosas de ser la famosa y tan buscada hierba de los incas.
No en vano, por instinto, los animales la evitan, pues ya se ha
visto lo que les sucede cuando la ingieren: se conoce de pequeños mamíferos como zorros
y cuyes que han sucumbido con sus cuerpos hinchados y sus huesos deshechos por los jugos
de las ramas y hojas. Los chamanes mapuche la aprecian mucho por sus propiedades
medicinales y como elemento ritual. En Argentina la conocen también como Solupe, Sulupe,
Punco punco, Suelda que suelda, Cola de caballo, Tramontana, Trasmontana,
Pico de gallo o Pinko-pinko. En Perú recibe casi las mismas denominaciones
que le han dado los mapuche de la Patagonia, además de otras autóctonas: Q'ero-q'ero,
Cola de caballo, Condorsava, Likchanga, Pachatara, Pfinco-pfinco,
Pinco-pinco, Pingo-pingo, Suelda con suelda, Suelda-suelda, Wacua...
Se trata de un arbusto densamente ramificado, ramas junciformes,
de hasta 40 cm; el tallo algunas veces se yergue, otras se postra; ramas verticiladas.
Hojas escamiformes, verticiladas en los nudos. Las flores son verticiladas, dioicas,
inconspicuas: las femeninas muy poco protegidas por brácteas imbricadas con la escama
seminífera globosa; las masculinas con 6 estambres. La semilla es arilada,
"pseudobaya", la que una vez seca semeja una núcula.
Se utiliza como forrajero, algunos auquénidos comen sus hojas,
tallos y frutos –suponemos que saben cómo hacerlo sin que los afecte—. Regular
palatabilidad para el ganado ovino (Tapia y Flores 1984), los que gustan de comer las
bayas (Vargas 1988). Como planta medicinal es un excelente diurético y depurador de las
afecciones de la vejiga, en la curación de la piorrea, en inflamaciones de las encías
(Soukup). Las plantas del género Ephedra contienen los alcaloides 1-3 efedrina y
pseudoefedrina (1-1,57 %) las que se usan en terapéutica bajo las formas de
sulfato y clorhidrato de efedrina, como estimulante respiratorio, especialmente para el
tratamiento del asma bronquial; también como sudoríficador, antipirético y sedante de
la tos; tiene acción midriática por lo que se utiliza en oftalmología para dilatar la
pupila (Aldava y Mostacero, 1988).
|
Figura
18. Croquis descriptivo de la Ephedra andina.
A-G. Ephedra andina Poepp. Ex Meyer; A. Rama de una planta femenina (X 1); B.
Estróbilo femenino (X 50); C. Fruto (X 50); D. Ramas de una planta masculina (X 1); E.
Inflorescencia masculina (X 50); F. Estróbilo masculino (X 50); G. Flor masculina (X 50).
Galería de Láminas. Biblioteca Digital de la Universidad de
Chile (Santiago). |
Fructifica en otoño. Crece en sitios con clima semi-desértico.
Vertientes occidentales y zonas interandinas, entre 1300-4500 m (Weberbauer 1945). En
Yura, Pampa de Arrieros, Cañahuas, Sumbay, Vizcachani y la bajada a Chivay, 2600-4300
m.(Nota 7)
"Oh, ven Viracocha, Señor de todo el mundo
grande como el cielo, origen de todo
creador de los hombres, diez veces te saludo.
Con los ojos clavados en tierra te busco
como busco la fuente cuando siento sed
con toda la voz que tengo te llamo..."
Capac Yupanqui. Quinto Rey Inca
¿Fueron realmente primitivas las antiguas sociedades andinas que
erigieron monumentos como los edificios de ciudades como Tiahuanaco? Las viejas ciudades
de piedra de los Andes representan, que duda cabe, un verdadero reto para la ciencia.
¿En que otra parte del mundo se puede encontrar una ciudad de
factura imposible como Tiahuanaco? ¿Y por qué en los Andes? Y es que las ruinas que se
encuentran en el actual territorio boliviano, a unos 20 kilómetros al sur del lago
Titicaca, verdadero mar mediterráneo, otrora sagrado para los incas, para los aimara y
para los colla, el aguerrido pueblo que dio nombre a esta región, no son un simple
montón de ruinas. Para comenzar, la altitud en que se encuentra esta ciudad, 4.000 m.
sobre el nivel del mar, es una verdadera tortura para quienes no están acostumbrados a
vivir con menos oxígeno del normal. Nadie sabe con exactitud cuándo fue construida ni
cómo. Aunque los arqueólogos dicen que data de entre los años 200 a. de C y 600 de
nuestra Era, lo cierto es que hay suficientes evidencias como para pensar que su hechura
es mucho más vieja de lo que se cree. Los bloques que componen sus construcciones son
enormes y algunos de ellos pesan cientos de toneladas. Se han encontrado las canteras de
donde provienen, y están a distancias que oscilan entre los 100 y los 200 km., sin
embargo, ello no resuelve el problema del cómo y el cuándo y el porqué de su transporte
a distancias tan grandes y a un lugar tan inhóspito, y el misterio permanece congelado
por el tiempo y la frialdad del Altiplano.
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Figura
19. Una puerta a la nada, esta estructura
lítica parece unir este mundo con no sabemos que otro lugar...
Foto obtenida del portal Ancient and Lost Civilizations. |
Figura 20. Alegoría
del pasado. Mapa que señala la ubicación de Tiahuanaco al sur del lago Titicaca.
Dibujo publicado en el portal Ancient and Lost
Civilizations.
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Se presume que algunas de estas piedras fueron traídas a través del lago Titicaca
durante la estación de crecida de sus aguas y cuando éstas todavía besaban los muelles
de la ciudad, los mismos que aún se pueden apreciar, rodeados de tierra y piedras. Algo
tuvo que suceder para que en algún momento del lejano pasado el lago se retirara 20
kilómetros al norte, al lecho donde se encuentra actualmente. Otras de estas piedras, por
las dificultades técnicas que implica su transporte, tuvieron que haber venido por
tierra. Se ha teorizado que tal vez se construyeron rampas lubricadas con arcilla húmeda
para hacer subir las piedras por las cuestas. Se trata, pues, de un dilema tecnológico
del tamaño de su misterio. Los científicos no se ponen de acuerdo, y mientras unos
sostienen que si éste no fue el sistema empleado, tuvo que ser otro parecido. Se ha
aventurado inclusive el trabajo forzado de miles de esclavos que habrían sudado la gota
gorda para mover dichos bloques de un sitio a otro. Pero se sabe tan poco de aquella
sociedad que construyó una ciudad enorme en aquellas alturas, que simplemente da pie a
las más alucinantes especulaciones.
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Figura 21. El templo
semi-subterráneo de Tiahuanaco. ¿Quién se iba a imaginar a los españoles llegar a
una ciudad desierta construida en medio de la frígida puna? Su sentimiento debió ser
parecido al de los incas, que, un siglo antes que ellos, conquistaron la meseta del
Collao. Obsérvese en la parte inferior de la imagen el intrigante muro de las cabezas
clavas esculpidas; son decenas de rostros pétreos que muestran rasgos de diferentes
razas, algunas desconocidas –nada indígenas— que adornan este fabuloso templo.
Foto obtenida del portal Ancient and Lost Civilizations.
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Cuando los incas llegaron a esta zona en el siglo XV, esta ciudad ya estaba abandonada
desde hacia mucho tiempo. Los lugareños ni siquiera sabían como se llamaba
originalmente. Una leyenda cuenta que el inca Mayta Capac, el conquistador del Collao,
envió un Chasqui (mensajero) al Cusco para que diera noticia de la nueva conquista.
Cuando el hombre regresó a los pocos días, el gobernante, admirado por su fortaleza
física, exclamó: "¡Tiay-wanaco!", voz compuesta que
en quechua significa: "¡siéntate y descansa, guanaco!".
Y así pasó a llamarse esta ciudad desierta. En el siglo XVI, los
españoles que llegaron hasta estos parajes recibieron la misma impresión: soledad y
misterio. Los cronistas hispanos recuerdan las leyendas que los incas les contaron sobre
el origen de esta ciudad. Éstas afirmaban que Tiahuanaco había sido construida por
hombres blancos y barbudos, dirigidos por el dios Tiki Viracocha, nombre que después
sirvió de inspiración a Thor Heyerdahl, quien en 1947 bautizó a su balsa como Kon-Tiki
porque estaba convencido que ese mismo pueblo se había hecho a la mar en dirección al
oeste, para fundar la sociedad constructora de estatuas de la isla de Pascua.
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Figuras 22 y 23. El navegante de la bruma. El noruego
Thor Heyerdahl, que duda cabe, trastocó por completo nuestra forma de percibir el pasado
gracias a sus osadas travesías marinas y valientes teorías arqueológicas. En la
siguiente imagen, la legendaria Kon Tiki zarpa del Callao para su histórico periplo a la
Polinesia.
Fotos del portal PlayasPerú.
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En torno a esta ciudad se han vertido las más alucinadas suposiciones. Mientras
Heyerdahl pensaba que los primeros colonizadores usaban balsas, y no creía en la
posibilidad de una intervención extraterrestre. Erich von Daniken, en cambio, afirmaba
que los seres de cuatro dedos (¿?) cuyos rasgos aparecen grabados en algunas piedras de
Tiahuanaco son retratos de antepasados que llegaron desde el espacio. Pero, con todo esto,
el reto que tiene la arqueología es demostrar que las explicaciones convencionales son
factibles. Se ha sugerido, incluso, organizar el transporte de un bloque tallado de 100
toneladas por un terreno irregular (bosques y ríos incluidos) desde una distancia de 160
km., cosa harto difícil para nuestras capacidades técnica. A esto se suma el hecho, más
que probable, de que transportar semejantes monolitos, aunque se descubra el sistema
empleado, no dará respuesta al enigma del origen de esta desconcertante ciudad de piedra.
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Figura
24. El dios Kon Tiki –¿el mismo Tiki
Viracocha?—, que inspiró a Thor Heyerdahl su aventura marina. Obsérvese la barba
que lleva este personaje.
Ilustración del portal PlayasPeru. |
Recorrer estas ruinas es enfrentarse con un pasado incomprensible.
A comienzos del siglo XX, las ruinas fueron sometidas a un expolio sistemático por parte
de lugareños de la zona, lo que llamó la atención de Arthur Posnansky
(14), arqueólogo de la Universidad de La Paz,
quien logró detener los saqueos y comenzó a investigar el pasado de Tiahuanaco. En su
libro: Tiahuanaco, la cuna del hombre americano, cree que la última civilización
de Tiahuanaco apareció unos 14.000 años antes de C. y que en algún lejano momento se
produjo un fenómeno geológico de proporciones dantescas que fraccionó la cordillera de
los Andes. Posteriormente, según este mismo autor, se produjo una elevación de la
región del lago Titicaca hace unos diez mil años tras un hundimiento de amplias regiones
de tierra (Mu, Atlántida).
Se trata de una postura que, ciertamente, muchos especialistas se niegan a aceptar,
aunque éstos tampoco encuentran respuestas a muchos de los misterios que plantean estas
construcciones pétreas, como, por ejemplo, la ya mencionada presencia de los rostros
esculpidos de diferentes razas en el mural del templo semi-subterráneo. Por otro lado,
muy pocos explican el porqué, coincidentemente con la teoría lanzada por Posnansky, se
han encontrado conchas de moluscos petrificados y fósiles de animales marinos en los
alrededores de la meseta del Collao -algo que se repite por toda la geografía andina-,
además de restos de lo que pudieron haber sido playas o litorales marinos a más de 4.000
metros de altitud en la meseta del Collao.
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Figuras
25 y 26. El
Arqueólogo Arthur Posnansky tuvo el mérito de salvar lo que
quedaba de Tiahuanaco. En la otra foto, los muros y bloques pétreos tirados por el suelo
dan una idea de la grandeza de esta ciudad.
Imágenes de los portales South American Pic y Crystalink. |
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Pero fuera de conjeturas, para nadie es un secreto el asombro que causan las enormes
construcciones de esta ciudad, verdaderos rastros de una tecnología inexplicable. Aquí
todo es gigantesco, hasta las escaleras. Las piedras son muestra de un arte lítico sin
parangón en ninguna otra parte del mundo. Una de las estatuas, por ejemplo, es un bloque
tallado de una sola pieza que tiene más de siete metros de altura y pesa unas 10
toneladas, mientras que otra piedra, de casi nueve toneladas, es un monolito de tres
metros de altura, que tiene unas desconcertantes muestras esculpidas en sus seis caras.
Son docenas de estatuas de mirada impasible que parecen burlarse de la lógica y del
tiempo..., y de las más extravagantes teorías, habida en cuenta de que la cantera más
cercana a Tiahuanaco está a más de 100 Kilómetros de distancia, y los arqueólogos se
rompen el coco por saber cómo es que aparecieron allí.
De igual modo sorprenden también sus pórticos -puertas por donde sopla la brisa
gélida de la puna desolada, entradas mágicas por donde se cuelan las estrellas de las
noches infinitas-, como la célebre Puerta del Sol, increíble monolito de 3 metros de
altura, 4 de anchura, medio metro de grosor, y tallado en una sola piedra; en esta
estructura maciza, la puerta y las falsas ventanas han sido cortadas con el cincel, y las
esculturas del friso -que aparece coronado por el altorrelieve de un ignoto personaje
flanqueado por una serie de figuras talladas a ambos lados, que algunos han visto como una
escritura desconocida o un misterioso "calendario venusino"- están esculpidas
en la misma roca y su peso es de más de 10 toneladas. Otra estatua, de una sola pieza,
tiene 8 metros de alto, 1 de espesor y pesa 20 toneladas. Pero esto no es nada comparado
con aquellos bloques que se resisten a la lógica.
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Figuras
27 y 28. Una
estatua de impenetrable mirada. Nadie sabe cuando dejó de ser una
columna de alguna sala enorme o si representa a alguno de aquellos hombres blancos de la
leyenda, pero lo cierto es que desde hace siglos contempla el horizonte. En la otra foto,
la maravillosa Puerta del Sol parece el ingreso mágico a lo desconocido.
Imágenes obtenidas de los portales de arqueología trumpfheller/bo19.htm
y Crystalinks. |
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El cronista de origen luso, Diego de Alcobaza, que visitó
Tiahuanaco poco después de la Conquista española, escribió: "entre los
edificios de Tiahuanaco a orillas del lago existe una plaza de 24 metros cuadrados, tiene
adosada a uno de sus lados una sala de 14 metros de longitud. Tanto la sala como la plaza
están formadas de una sola pieza. Una verdadera obra maestra tallada en la roca... hay
también muchas estatuas de hombres y mujeres, los cuales son de rasgos tan perfectos que
parecen vivos".
Por su parte, el naturalista español Marcos Jiménez de la Espada (17), quien estuvo en el
Altiplano peruano – boliviano a fines del siglo XIX-, anotó que uno de los edificios
de la ciudad es una de las maravillas del mundo. Grandes bloques de piedra de 37 pies de
largo por 15 de ancho, estaban unidos sin cal ni mortero, con precisión tal que sus
límites apenas se advertían a simple vista. Otra singularidad de esta ciudad convierte a
los antiguos pobladores de Tihuanaco en verdaderos genios de la fontanería y de la
ingeniería hidráulica. La ciudad disponía de una complicada red de traída y recogida
de aguas por la que se abastecía de agua fresca de las alturas, y disponía de otras
canalizaciones que se supone servían para regar jardines.
También se han encontrado huellas de una metalurgia muy avanzada.
Fundían el cobre puro con el que fabricaban clavos y grapas para sujetar los bloques de
las construcciones, lo que hoy llamaríamos remaches, cosa que no se ha visto en ninguna
parte de los Andes. Notable fue también su habilidad en el pulido y bruñido del metal,
la fundición de molde perdido, la soldadura y el plateado, además del martilleo y el
repujado. Todo lo que se encontró en Tiahuanaco y lo que se conserva en museos, prueba
plenamente que esta gigantesca ciudad fue crisol de civilizaciones.
Hay investigadores que han querido darle a Tiahuanaco dimensiones cósmicas y tratan de
explicar el enigma de sus piedras. Es el caso de Louis Pawels y Jaques Bergier, los desaparecidos autores de El Retorno de los Brujos,(Nota 8) quienes citan al
historiador estadounidense A. Hyatt Verrill, quien dedicó 30 años de su vida a estudiar
las civilizaciones desaparecidas de la América Central y del Sur, que escribe: "la
altiplanicie de Bolivia y del Perú evoca otro planeta... aquello no es la Tierra, es
Marte. La presión del oxígeno es allí la mitad de la del nivel del mar. Algunas
precisiones recientes se inclinan a pensar que allí vivían hombres hace treinta mil
años. Seres humanos que sabían trabajar los metales, que tenían observatorios y
poseían una ciencia que les capacitaba para efectuar obras que son casi imposibles con
los medios actuales; algunas de las obras de irrigación serían a duras penas realizables
con nuestras perforadoras eléctricas. Y ¿porqué unos hombres que no utilizaban la rueda
construyeron grandes carreteras pavimentadas?. Creo que los grandes trabajos de los
antiguos no fueron realizados con útiles de tallar piedra, sino con una pasta
radioactiva".
Los viejos aimara y los Uros del Titicaca todavía recuerdan a los
dioses blancos que un día vinieron para enseñar civilización y luego se marcharon con
la promesa de regresar. Desde entonces ellos pasaron a ocupar el panteón de sus relatos
más fantásticos. Para las leyendas, los dioses eran blancos, altos, rubios, con barba y
ojos azules, y construyeron la ciudad más vieja de América y tal vez del mundo.
Y cuando el curtido pastor de llamas observa el cielo y siente la
llegada del viento y la lluvia que anuncian el fin de la estación seca, evoca al creador
de su mudo andino, y exclama... ¡viene Viracocha!
Volviendo con los ablandadores de piedras (ver capítulo I), Juanjo Pérez sigue
detallando los pormenores de esta increíble técnica de la antigüedad que, parece, tuvo
alcance global. El doctor Joseph Davidovits –un famoso
investigador afincado en París, autor de unos estudios sobre materiales geopliméricos,
considerados entre los más revolucionarios para la industria desde la invención de los
plásticos—, conjuntamente con Marguie Morris, publicó en 1988 el libro The
Pyramids: An Enigma Solved (Dorset Press, Nueva York, 1988). Este libro se ha
convertido en una obra fundamental para comprender el misterio del reblandecimiento
pétreo en el antiguo Egipto. "En ella –explica Pérez— Davidovits
expone numerosos ejemplos de construcciones de los faraones egipcios realizadas
reblandeciendo la piedra, modelándola y posteriormente volviéndola a endurecer una vez
era colocada en su emplazamiento definitivo. Más aún, el doctor Davidovits muestra
análisis microscópicos y de rayos X de piedras en cuyo interior han sido descubiertos
cabellos, bolsas de aire, fibras textiles, etc."
Cabellos, bolsas de aire, fibras textiles cuando supuestamente los
bloques de la Gran Pirámide son naturales. Nos preguntamos, de la misma manera que el
autor de la nota y con sus sorprendidas palabras: "¿Cómo es posible que en
las piedras utilizadas para la construcción de la Gran Pirámide de Keops se encuentren
cabellos humanos? ¿Cómo llegaron restos de fibras y tejidos al interior de esas rocas
sólidas procedentes de la arquitectura faraónica? Para el investigador Manuel Delgado la
explicación es sencilla y apunta a que los antiguos egipcios sabían cómo convertir la
roca más dura en una pastosa masa que, durante su manipulación, podría recoger restos
de materiales o formar grumos, al igual que ocurre con la masa del pan o del dulce
mientras es manipulada por los reposteros.
"Lo cierto –prosigue Pérez— es que
los restos microscópicos que Davidovits ha encontrado en el interior de más de 20 rocas
de esa época histórica parecen demostrar la existencia de dicha técnica. Pero existen
otros muchos indicios que lo corroboran, como las hendiduras artificiales de ciertos
monumentos o los emplastes añadidos a algunas construcciones, mastabas e incluso
pirámides. Como si un alfarero corrigiese algún error en su obra, añadiendo trozos de
barro sobre los defectos, así aparecen algunos trozos de roca ’incrustados" en
huecos o aparentes fallos en ciertas necrópolis o monumentos faraónicos."
¿Cómo lo hacían? Tal como ha ocurrido con otros enigmas
arqueológicos del pasado, la "fórmula secreta" para ablandar las
piedras, la técnica que "derretía" las rocas más duras, según Davidovits y
Manuel Delgado, parece estar en la llamada estela de Famine (15). Esta sorprendente escritura es en realidad un
relieve formado por más de 2.600 jeroglíficos repartidos en 32 columnas, donde se
describen las fórmulas dictadas por el dios Jnum al faraón Zosher, quien
levantó para su eterno descanso la famosa pirámide escalonada de Sakkara.
La inscripción, descubierta en 1889 por Charles Wilbour en la
isla de Sehel, a tres kilómetros de Assuan, es conocida también como la Estela
Química de Jnum. "La razón de tan insólito nombre –explica
Pérez- es muy sencilla: en ella, según Davidovits, se encuentra el
recetario químico para la construcción de una especie de "piedra filosofal"
capaz de ablandar la roca."
Al igual que el padre Jorge Lira en el Perú, Davidovits realizó
experimentos de ablandamiento de la piedra basándose en los textos de la Estela de
Famine. Consiguió reblandecer rocas calizas, pero, al igual que su colega peruano, tuvo
problemas para volver a solidificar las piedras de forma homogénea.
Como apunta el autor del artículo, semejante técnica responde a
una forma de tecnología – en este caso química– que difícilmente encaja con
nuestros conocimientos del pasado. "Ya la reina Hatshepsut, cuya esfinge se
conserva actualmente en Memphis, dejó escrito en el obelisco más grande del templo de Karnac
que "las generaciones futuras se preguntarán sobre la técnica e izado de este
gran monolito" –parece que la gran faraona egipcia de hace más de 3,500
años se las sabía todas—. El secreto de dicha técnica, aplicada tanto en las
construcciones inspiradas por esa soberana como en otros muchos monumentos faraónicos
está, en buena medida, basado en el reblandecimiento de la piedra.
Manuel Delgado, un investigador que, además de Egipto y medio
mundo, ha recorrido también buena parte del continente americano, confirma que se han
encontrado evidencias de la técnica del ablandamiento pétreo en México, Perú y otros
países. Las piedras ablandadas de la meseta de Nasca, de Machu-Picchu o de la Gran
Pirámide parecen demostrar que en el pasado más remoto existió una ciencia tan o más
avanzada que la nuestra. "Atribuir esa tecnología –concluye
Delgado– a una civilización anterior como la Atlántida, o a la presencia de
extraterrestres, es una cuestión de opiniones. Pero a estas alturas nadie puede negar las
evidencias de que nuestra historia no es como nos la han contado..."
Ellos, los iniciados de la ciencia ignota, ablandaron las piedras.
Los incas, al parecer, heredaron parte de ese conocimiento.
Pero la historia lo ha olvidado. Las piedras están allí, el
misterio también.
Nadie sabe cómo lo hicieron. Nadie es capaz de encontrar la
planta maravillosa. Nadie lo puede hacer, pero tampoco lo puede decir, ni siquiera el
pájaro Pitiwe.
Como diría Aukanaw, para los curiosos que buscan lo cuantitativo
y no lo cualitativo de las cosas, "...si quieres saber más sobre esta
hierba, y si tus oídos están preparados para escuchar la voz de la Ñuke Mapu (Madre
Tierra), no dudes en preguntarle a su guardián, el sabio pájaro Pitiwe, y él sabrá
responderte con su acostumbrada claridad:
¡Pitiwe! ¡Pitiwe!"
Eso es todo...
Acerca de la obra de Aukanaw.
http://www.geocities.com/
aukanawel/ruka/chillka/acercade.html
Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca.
http://www.pnud.bo/
biodiversidadtdps/alt/estudios.html
Aves amenazadas. Birdlife del Perú.
http://www.conam.gob.pe/endb/
docs/base/fauna/avesamenaz.htm
#def%20EN%20PELIGRO
Aves del Perú – Lista de especies en peligro.
http://www.conam.gob.pe/
endb/docs/base/fauna/aves.htm
Avifauna de la puna.
http://www.unesco.org.uy/
mab/documentospdf/puna6.pdf
Coricancha o Templo del Sol.
http://www.antropologia.com.ar/
peru/corican2.htm
Donde nace la piedra.
http://www.cbc.org.pe/
rao/dondelapiedra2.htm
Las aves de la Ría de Noia – Pito Real.
http://www.riadenoia.com/
pito.htm
Las visitas del hombre blanco a la América Precolombina.
http://www.fabiozerpa.com/
ElQuintoHombre/enero02/
Neoantrop_11.htm
Machu Picchu, la historia no conocida.
http://www.unitru.edu.pe/arq/
machu.html
Plantas medicinales empleadas por los mapuche.
http://www.plantasmedicinales.org/
etno/etno8.htm
El Machu Picchu que Bingham "Halló"
http://www.caretas.com.pe/
2001/1680/articulos/machupicchu.phtml
Flora de la Cuenca de Santiago (Chile)
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/
ciencias_quimicas_y_farmaceuticas/navasl01/
... La variedad Colaptes rupícola identificada y nombrada
científicamente por el naturalista francés Alcides D'Orbigny en 1840, quien la
diferenció de su pariente más cercano, el Colaptes pitius. Cabe resaltar que le
puso el término "rupícola" por su costumbre de anidar en las rocas.
Este pájaro carpintero es pues un ave rupestre, de allí el nombre.
..."La diversidad Ornitológica del Perú es la más
grande conocida en el mundo. Se han reportado más de 1,700 especies para el país (O'Neill,
1992), distribuidas en 587 géneros, 88 familias y 20 órdenes."
...Según el Programa Nacional de Diversidad Biológica del CONAM
(Perú), en este país habitan unas 111 especies endémicas de aves consideradas en
peligro de extinción, de las cuales unas 6 no poseen distribución en los Andes.
...El pájaro carpintero pertenece a la Familia Pícidae
del orden de los Piciformes, de la que se conocen más de 212 especies distribuidas
por todo el mundo, salvo en Oceanía.
...El padre Jorge Lira se llevó el secreto de la Jotcha a
la tumba. Hasta ahora nadie ha logrado identificar tan extraña planta, y muchos
especialistas aventuran especulaciones, incluso se ha llegado a sospechar de la Ephedra
andina.
"¿Cómo conseguían los incas que gigantescos
bloques de piedra, de formas diferentes, encajaran en sus ciclópeos muros con una
precisión absoluta? Intentamos dar luz a este misterio."
Por: Cristobal Boada
Revista Enigmas (Barcelona) núm. 64
Publicado el 01/02/2002
"Cada uno de estos muros ha sido construido y montado por una sola
persona -de estatura y peso normal-, en tan sólo entre una y tres semanas, sin ayuda de
ningún otro elemento mecánico moderno más que una hormigonera. Asimismo, para mover y
encajar a la perfección estos enormes bloques -cuyo peso, en algunos casos, ronda la
tonelada- se han utilizado exclusivamente una palanca y una palanqueta. Esto, que parece
casi imposible, no lo es, aunque, eso sí, tiene truco. Quizá el mismo que empleara la
civilización lnca en su momento para construir, de forma rápida y precisa, gran cantidad
de muros formados por piedras irregulares que encajan entre sí a la perfección, con el
personal mínimo y el mínimo esfuerzos, sin embargo, es un sistema tan sencillo que cada
uno lo puede reproducir en su propia casa.
Hace ya algún tiempo, en el contexto del amplio reportaje de lker Jiménez
Elizari titulado El último secreto de los incas (ver ENIGMAS año VI, Núm. 8), Fernando
Jiménez del Oso nos daba una solución a ese problema que tantos quebraderos de cabeza ha
causado a los estudiosos de esta cultura, en un recuadro titulado El secreto de los muros
Incas. Según él, el sistema que utilizaron los incas para simplificar la construcción
de sus muros consiste en "hacer el labrado y el ajuste, no verticalmente, sino
horizontalmente y sobre rodillos". Esta solución, que en principio parece tan
sencilla pero que nunca se le había ocurrido a nadie, ya había sido expuesta antes por
el doctor, en 1988, en la serie "El Imperio del Sol" sobre las culturas
andinas.ón absoluta? Intentamos dar luz a este misterio...
El hecho de que emplearan rodillos era algo nuevo para mí. Pero, tal vez
ahí esté la clave, porque -aunque por otros medios- también yo había llegado a la
conclusión de que los incas "prefabricaban" sus muros en horizontal.
En primer lugar, partí de la idea preconcebida de que los incas
'reblandecían' las piedras de algún modo, si no en su totalidad, sí por lo menos
superficialmente. Las marcas dejadas -como de arañazos sobre el jabón blando o sobre
masa de pan- en la cara vista de muchas de las piedras que componen las imponentes
fortalezas de Sacsahuamán y Ollantaytambo, inducen a pensar en algún método químico o
térmico imprecisable, o una combinación de ambos, si es que no se sirvieron de sistemas
aún más sofisticados.
En Sacsahuamán, por ejemplo, observé en una piedra que estaba algo
separada de su vecina inmediata por el paso del tiempo (y seguramente también por los
terremotos) cómo el perfecto encaje se extendía, no sólo por sus bordes más externos,
sino en to- da la profundidad de¡ muro. Además, si en una cara lateral presentaba una
suave protuberancia, en la piedra contigua se observaba un suave hueco que le
complementaba a la perfección y permitía el ajuste a la décima de milímetro. Esto
descartaba el uso de una sierra o algo cortante para producir tal separación. El perfecto
encaje entre ambas piedras, a pesar de las suaves ondulaciones, sólo se podría conseguir
con rapidez si las piedras hubiesen sido ablandadas previamente por algún desconocido
método y, entre piedra y piedra, a modo de separación, se hubiese insertado una delgada
lámina metálica.
Inevitablemente, cualquier abolladura de dicha lámina metálica habría
quedado reflejada en las piedras a ambos lados. Una vez endurecidas éstas, esa lámina se
retiraría dejando un hueco mínimo, de sólo unas décimas de milímetro.
No obstante, a pesar de todos estos indicios, no está demostrado en
absoluto que los incas dispusieran realmente de un método que les permitiese reblandecer
las piedras. Aun así, he partido de ese postulado para hacer mis experimentos y, como
sucedáneo moderno de esa hipotética 'piedra blanda" de los Incas, he usado
hormigón y mortero de 'Portland', convenientemente coloreados. Pero, incluso aceptando
esa hipótesis de la 'piedra blanda', tampoco sirve de nada si no tenemos más
información, en particular a lo referente sobre las recortadas formas de las piedras.
A principios de 1992, observando las fotos de mi primer viaje a Perú y
comparando la construcción de los muros incas con los muros tradicionales al estilo
romano, me percaté de un detalle: los muros al estilo romano se inician por la base, y
las piedras superiores se adaptan a la forma dejada por las piedras inferiores, en sentido
ascendente, hasta llegar a la altura deseada, donde se nivela y enrasa. En cambio, en los
muros incas es totalmente al revés; el muro se inicia a la altura deseada y las piedras
inferiores se tienen que adaptar a la forma dejada por las piedras superiores, en sentido
descendente, hasta llegar al suelo o cerca de él. Por así decir, es como si "se
empezase la casa por el tejado". Más del 95% de las piedras se adaptan a este
patrón.
Lógicamente debía haber una explicación sencilla y, después de
descartar múltiples posibilidades, llegué a la conclusión de que los muros se
prefabricaban en el suelo, en horizontal. Como es obvio, en esta posición se puede
empezar a construir por cualquier lado que se desee, y si lo hacían por la parte alta del
muro era, seguramente, con una finalidad antisísmica.
Pronto me di cuenta de que así, en horizontal, la cara vista quedaría
mirando al cielo y, con la idea de la 'piedra blanda' en mente, la forma 'almohadillada'
de las piedras tendería a salir sola, de forma espontánea. Igualmente, también me di
cuenta de que así las separaciones entre piedra y piedra quedan todas siempre en
vertical, con lo que se puede insertar fácilmente una delgada lámina metálica a modo de
separación. Además, no hace falta doblar esas láminas metálicas en rebuscadas y
enrevesadas formas zigzagueantes para conseguir reproducir los re- cortados diseños de
las piedras incas, sino que bas- ta doblar las tiras de lámina metálica en forma de 'J',
de "U' o de 'V', en diferentes tamaños y modelos y complementados con tramos rectos,
para imitar fielmente cualquier ejemplar de piedra al estilo inca que se pueda imaginar,
incluida por supuesto la de "los 12 ángulos".
Como puede verse todas las formas son muy simples, y todas las planchas son
reversibles y reutilizables para sucesivos tramos del mismo muro o de otros muros.
De la teoría pasé a la práctica. El objetivo buscado era reproducir las
construcciones lo más fielmente posible, con los mismos limitados medios de la época
inca. Como sucedáneo moderno de las hipotéticas láminas metálicas -quizá de oro-
utilizadas por aquella cultura, he utilizado para mis experimentos plancha de hierro
galvanizada de 0,5 milímetros de grosor, cortada a tiras.
Así pues, la anchura de la tira de plancha (siempre la misma anchura para
un mismo muro) es la que determinará posteriormente el grosor del muro; y la longitud de
la plancha y la forma del doblez (combinada con otras planchas), es la que determina el
tamaño de cada piedra y el contorno de las mismas.
Una vez hecho el "prediseño" de las formas de los bloques, y
teniendo en cuenta también la posterior inclinación del muro, se procede ya al montaje
de las diferentes tiras de plancha, dobladas previamente en la forma deseada. Esto se hace
en vertical apoyando y/o hundiendo ligeramente el canto longitudinal inferior de cada una
de ellas en el suelo, y a continuación, se hace servir la misma tierra del fondo de cada
hueco para apoyar o reforzar las planchas a lado y lado, evitando así que se muevan al
hacer el llenado de hormigón (con esta operación se consigue, además, que la parte
trasera de muro quede también con las piedras de forma abombada).
Después de llenar los huecos hasta el borde de las planchas, la forma
"almohadillado" sale efectivamente sin ningún esfuerzo, al igual que los
rebordes que aparecen espontáneamente alrededor de algunas piedras. Y aquí,
precisamente, es donde empieza la tanda de descubrimientos "sobre la marcha".
Para darle un acabado con una textura símil-piedra, basta cubrir cada
"almohadilla" con una delgada capa de tierra seca y los terrones de la misma
tierra, al hundirlos sobre el hormigón blando, imitan perfectamente los huecos naturales
de la piedra. Al cabo de un par de días, una vez ya fraguado el hormigón, se limpia la
tierra y los terrones con un chorro de agua a presión.
De esta forma se puede imitar la textura de la piedra con sus huecos,
grietas y vetas dándole un realismo impresionante. Por ejemplo: la veta que atraviesa en
diagonal la gran piedra central en una de las fotos, no es más que la unión de la
hormigonada de un día con la del día siguiente. Al cabo de una semana ya se puede
desmontar el muro y retirar las planchas. Para eliminar el brillo artificial dejado por
las planchas metálicas, quizá los incas no habían tenido más remedio que
"repiquetear" con algo muy duro todos los lados de cada una de las piedras, lo
justo para hacerlas ásperas pero sin quitarles grosor.
Preparados ya todos los bloques, puede empezarse el montaje del muro en su
posición y emplazamiento definitivos. Pero aquí es, sin duda, donde se plantea el
principal problema: conseguir encajar el muro con el suelo. Para ello hay que hacer una
base de elaboración más tosca y con piedras no necesariamente tan pulidas, que permita
alinear y nivelarla primera hilera de bloques prefabricados del muro. Hasta hoy, este
detalle se había interpretado como que los incas construían sus muros aprovechando
edificaciones ya existentes de culturas anteriores. ¡En realidad podría tratarse de una
fase más del mismo muro en su proceso de montaje!
Una vez conseguido el alineado y nivelación de la primera hilera de
bloques de piedra, el resto del muro encaja a la perfección. No hace falta probar los
diferentes bloques ni una sola vez, porque, por su ejecución, ya se sabe de antemano que
encajan a la décima de milímetro. Aun así, cuando alrededor de una piedra de gran
tamaño coinciden varias más pequeñas, la suma de los grosores de las interseparaciones
pueden llegara producir un desfase de 1'5 mm, que no es mucho, evidentemente, pero sí lo
suficiente corno para descompensar el resto del muro que va encima. Quizá la mejor forma
de evitar ese desfase es hacer los muros con piedras de gran tamaño (cuanto más grandes,
menos separaciones y, en consecuencia, también menos desfase). Pero leyendo la obra de
los cronistas de la época de la colonización, encontramos otra posible solución para
corregir ese desfase: los incas -en ocasiones puntuales- aplicaban entre piedra y piedra
una fina capa de arcilla. Aparentemente esa fina capa serviría sólo para evitar el roce
y mejorar el efecto asísmico del muro, pero también podría tener la doble función de
llenar el hueco dejado por las planchas de separación. Éste es el modo que tenían los
incas de prefabricar un muro recto, pero ¿y los muros curvos?, ¿y las esquinas?, ¿y los
portales en forma trapezoidal?, ¿y las piedras de gran tamaño? Si para hacer un muro
recto es necesario prefabricarlo en horizontal sobre un suelo plano, evidentemente para
hacer un muro curvo hay que prefabricarlo sobre un suelo abombado o en forma de
montañita. Para hacer una esquina simplemente hay que levantar los dos extremos de dos
secciones de un muro hasta formar un ángulo de 45º con el suelo y llenar la separación
redondeándola (en posición horizontal, una esquina redondea da también sale sola y sin
esfuerzo). Para reproducir un portal, ventana o nicho de forma trapezoidal sólo es
necesaria una sencilla labor de encofrado en dos fases. Y, finalmente, el secreto de las
piedras de gran tamaño (y aquí está la última parte del 'truco') consiste en dejar la
piedra hueca por debajo cuando se prefabrica, con lo que se aligera enormemente su peso
para su posterior manipulación, y una vez ya montada en el muro, en su posición
definitiva, se encofra por detrás y se llena. El resultado final es como la
materialización de una metáfora: una sola persona, vulgar y corriente, sin más ayuda
que una palanqueta y en muy poco tiempo, es capaz de hacer, mover, colocar y encajar a la
décima de milímetro un enorme bloque que puede sobrepasar la tonelada. Si hubiese
contado con la ayuda de sólo un par de personas más o de una grúa, con este método
habría podido hacer incluso piedras el doble de grandes y pesadas.
Como un reblandecimiento y posterior solidificación de la piedra dejaría
-pienso- huellas en su composición, quizá la mejor forma para salir de dudas seria
realizar un análisis paleomagnético a todas y cada una de las piedras de un grupo
compacto de 4 ó 5 por su cara vista. Con esta operación se podrían averiguar varias
cosas: si las catas tuvieran una orientación paleomagnética en su parte más externa
diferente de su parte más profunda o interna, podría significar que en algún momento de
la manipulación de las piedras éstas se reblandecieron superficialmente de alguna forma;
y si la orientación más externa tuviera en todas ellas en la misma dirección
significaría que ya estaban juntas en el momento de reblandecerse. También se sabría si
se endurecieron en horizontal. Por el contrario, si las catas mostraran una misma
orientación paleomagnética en toda su profundidad y esta orientación, a su vez, fuese
dispar entre las diferentes piedras, habría que abandonar definitivamente la idea de la
'piedra blanda'.
Pero, por otra parte, si finalmente se demostrase que los incas sí
disponían de algún método para reblandecer la roca, habría que plantearse otras
preguntas, como la del transporte de las piedras que componen los muros. Para mí este es
un misterio tan grande, o más, que la construcción del propio muro; porque no me
convence la versión oficial tradicional que asegura que las grandes piedras eran llevadas
rodando o a rastras desde su cantera de origen sólo a base del esfuerzo humano,
atravesando la irregular orografía del terreno, a más de 3.000 metros de altura en
muchas ocasiones, hasta su destino final en el muro en construcción. Y luego... ¡vuelta
a empezar! Y así bloque tras bloque.
Pero si descartamos esta forma de transporte ¿qué otra más nos queda? Es
evidente que todavía falta mucho por descubrir. ¿Sabremos algún día toda la verdad? El
enigma persiste."
"El arquitecto estadounidense Jean Pierre
Protzen reprodujo todo su proceso de construcción."
"Una investigación demostró que extraer,
transportar, cortar y ajustar grandes piedras para construir edificios estaba dentro de
las posibilidades de los incas."
Norián Muñoz
Publicado en el diario El Universal de Caracas -- martes 18 de febrero de 1997.
"Caracas. Una de las preguntas que ha provocado más especulaciones a
lo largo de la historia es ¿cómo los incas lograron extraer bloques de piedra
monumentales, debastarlos y unirlos de tal modo que ni una hojilla cabe entre ellos? La
respuesta a esta pregunta la encontró en una cantera peruana Jean Pierre Protzen,
profesor de arquitectura de la Universidad de California, Estados Unidos, quien vino
recientemente a nuestro país invitado por el Doctorado de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela.
Protzen logró reproducir en el sitio todo el proceso de construcción que
comenzaba en la cantera y terminaba con la elaboración de las imponentes paredes. Así
pudo demostrar que todo pudo ser hecho perfectamente con la tecnología inca, gracias a
una manera muy especial de debastar las piedras y hacerlas encajar unas con otras, aun sin
contar con herramientas de hierro.
El arquitecto explica en un fluío español aprendido en Perú, que todo
comenzó en 1979 luego de dictar algunos cursos en la Universidad de Sao Paulo en Brasil.
Antes de regresar a Estados Unidos, decidió visitar algunos sitios que le atraían de
América Latina, entre ellos Machu Picchu. Se quedó impresionado con la habilidad
constructiva de los incas, pero nadie tenía una explicación coherente acerca de cómo se
habían hecho estas edificaciones. Entre los argumentos de sus guías se encontraba
incluso la intervención de fuerzas extraterrestres.
De regreso a Estados Unidos, Protzen encontró muy poca información sobre
estas edificaciones. Decidió entonces investigar por cuenta propia, se fue a Perú en
1982 durante su año sabático y logró que la universidad financiara su proyecto. Durante
los primeros días en Perú, no tenía idea de por dónde comenzar, lo único que hacía
era observar. Poco a poco se dio cuenta de que tenía que encontrar respuesta a cuatro
aspectos fundamentales: cómo extraían la piedra, cómo hacían bloques individuales,
cómo la ajustaban y cómo la transportaban.
Muy pocos habitantes de Ollantaytambo, localidad donde se radicó, sabían
dónde estaban las canteras. Contrario a lo que esperaba, tampoco se conservó la
tradición de extraer la roca y tallarla a la manera inca, de forma que nadie sabía cuál
era el tratamiento.
Le tocó entonces experimentar y pasar largos días tallando piedras. Fue
un proceso de ensayo y error, hasta que encontró la técnica correcta, que consistía en
debastar la piedra poco a poco usando otra piedra de río como martillo. Mientras hacía
sus experimentos los lugareños lo llamaban 'el loco de la cantera'. Para demostrar cómo
debía ser el transporte de los bloques de piedra, Protzen involucró a todo el pueblo,
que se prestó para trasladar una enorme piedra hasta el lugar donde hoy se encuentran las
ruinas. Todas las partes del proceso fueron reproducidas. Para tratar de exponerlo de
forma sencilla Protzen explica: 'en la cantera se labraba la piedra mínimamente. Desde
allí era arrastrada con cuerdas a través de los caminos hechos por los propios incas
hasta la obras. Una vez en el sitio de la construcción comenzaban a elaborar el muro
haciendo una primera hilera de bloques y dejando la parte superior sin cortar.
Luego cortaban las piedras que irían arriba de manera que 'encajaran'
perfectamente con las anteriores y así sucesivamente. Esto es lo que permite que no sean
necesarios otros elementos para unir una piedra con otra'.
Uno de los aspectos más enigmáticos de todo este proceso siempre ha sido
el transporte de la piedra. En Ollantaytambo, Protzen comprobó que para movilizar de la
cantera a la construcción una piedra de las más largas (de 100 toneladas) se necesitaban
unas 1.800 personas que 'parece mucho, pero no lo es, especialmente si se compara con los
dibujos que se encuentran en las tumbas egipcias y los templos asirios donde se ilustraban
escenas de transporte similares'. Para cubrir este trayecto, que abarcaba unos 8
kilómetros se empleaban tres días.
Esto deja al descubierto algo asombroso: el imperio duró menos de un siglo
y en ese tiempo récord se logró todo el desarrollo que conocemos.
Vale la pena destacar que la cultura Inca no alcanzó su esplendor hasta
más o menos cien años antes de la Conquista española en 1532. Durante poco menos de un
siglo la sociedad inca pasó de ser un pequeño estado agrícola del centro de Perú a
convertirse en un poderoso imperio que se extendía de Chile hasta Ecuador. La base de su
florecimiento cultural fue su ambicioso programa de construcciones iniciadas por
Pachacútec, el noveno inca, en 1438. Templos, palacios almacenes y cisterna comenzaron a
florecer por todas partes.
Aunque esta no era la base de su investigación, Protzen explica que
también quedó claro que los incas poseían algún tipo de conocimientos matemáticos o
por lo menos geométricos, aunque no ha averiguado cuál 'cuando se investiga
Ollantaytambo, uno nota que las manzanas están esparcidas en porciones iguales y
exactamente paralelas'.
También le impresionó el efecto de claroscuro que ofrecen las paredes
bajo el sol, pues se pensaba que esta era una simple idea estética y no es otra cosa que
la consecuencia de la técnica empleada.
Sobre la cultura Inca había muchos documentos, sólo que con los escasos
conocimientos que se tenían era imposible entenderlos. Las respuestas que arrojó la
investigación completaron algunas las piezas que faltaban en el rompecabezas.
Al preguntarle al arquitecto cómo se pueden aprovechar estos conocimientos
en la actualidad, explica que queda claro que esta técnica no puede emplearse nuevamente.
Lo que sí considera importante en la arquitectura inca es su adaptación y el
aprovechamiento del medio ambiente 'en los incas se aporvecha la topografía natural. El
medio no era un obstáculo, sino que lo usaban para sus propósitos'.
Este aprovechamiento del medio además permitió que tuvieran cultivos que
difícilmente se dan en regiones tan altas, como el maíz y el ají.
En estos momentos Protzen se encuentra haciendo una investigación similar
en las ruinas de Tiahuanaco en Bolivia, asiento de una civilización que vivió 600 a 700
años antes de la Inca. Se pensaba que estos habían enseñado las técnicas constructivas
a los incas. Pero él ha descubierto que se trata de un tipo de construcción
completamente diferente, especialmente en el tratamiento de la piedra y el encaje. Los
primeros resultados se publicarán en los próximos meses."
(NOTA 1) Cuenta Karen
Muller, hija del notable antropólogo chileno Oreste Plath, que su padre, en su texto,
escribió el nombre de la Kechuca en su versión quechua, Quechuca. Al
parecer la primera definición es voz aimara. (2)
(NOTA 2) Obsérvese como el nombre de
este pájaro, el Jakkacllopito es una acepción que termina en el silábico "pito".
Definición harto sospechosa, habida en cuenta que entre las tradiciones que se escuchan
entre los habitantes de las punas andinas está la de la hierba del Pito, que
también es mencionada con este nombre por Diego de Rosales cuando dice "que
esta planta, pequeña de tamaño y que crece pegada al suelo, recibe su nombre de un
pajarito que los mapuche llaman Pito porque come la planta..." Al respecto,
Plath coincide con el padre Rosales cuando alude en su libro a esta planta llamada Pito,
que da nombre al pájaro que se la come... o se lleva sus ramas para fabricar su nido.
(NOTA 3) Hay
autores que no están tan seguros de que la esquiva plantita que ablanda la piedra sea
efectivamente la Ephedra andina, aunque esta última también tiene sus
cualidades peculiares.
(NOTA 4) La llamada Eco
Región puna es una zona geográfica montañosa que se estira a través de la Cordillera
de los Andes, desde el paso de Porculla, al norte peruano, hasta el sur del continente
sudamericano. Este "piso" ecológico está conformado por llanuras y planicies
desperdigadas entre las cordilleras altas, a una altitud promedio entre 3,400 y 4,500
metros sobre el nivel del mar. Su clima es extremadamente seco, con bruscas variaciones de
temperatura que hacen una gran diferencia entre el día y la noche –puede sentirse un
sol quemante y luego un frío glacial en cuestión de horas—. Geológicamente se
trata de una región Andosólica, con muchos volcanes al sur y terreno muy rocoso. A
través de las punas discurren numerosos ríos de suave pendiente, fruto de los deshielos
de los nevados. En estas alturas se han contabilizado unos 12.000 lagos y glaciares sobre
los 5.000 metros. La puna posee una flora muy rica distribuida en las siguientes áreas
según la altitud: Centro y Sur: hierbas pulviniformes, arrosetadas, gramíneas en manojos
(ichu), tubera Distichia, quinuales, rodales, tolares. En la Jalca (al Norte de 8º
Latitud Sur): pajonal microtérmico. Por su parte, la fauna está es de origen
andino-patagónico y está constituida por infinidad de especies, desde insectos hasta
mamíferos y aves. (18)
(NOTA 5) Como una confirmación de lo
mencionado arriba, sobre las curiosas costumbres de este pájaro carpintero, también
observado infinidad de veces por exploradores, científicos y personas comunes que afirman
haber visto al Pito excavar sus nidos en los oquedales y paredes rocosas con la
ayuda de una extraña hierba desconocida, Jeremy Flanagan, de ProAvesPerú,
señaló en un correo electrónico que el representante de la familia de las Picidae
en el Perú es el Colaptes rupícola, "el Andean Flicker o como dicen el
Carpintero Andino, que hace sus nidos mayormente en huecos entre las piedras y
peñas". Extraña, sin embargo, la omisión de la denominación Pito
en la lista de nombres comunes para el Colaptes rupícola en el cuadro sinóptico
de Agualtiplano Net (ver subcapítulo 4.2.), lo cual no significa que no se le
conozca con ese nombre, muy corriente en la sierra peruana.
(NOTA 6) Este río (19), uno de los más importantes de la selva peruana,
se forma de la confluencia de los ríos Chanchamayo y Paucartambo, en Junín. La naciente
del río Chanchamayo se encuentra en los deshielos de la Cordillera de Huaytapallana, al
Este de Huancayo, con el nombre de río Tulumayo. A las orillas de este río se encuentra
situada la ciudad de La Merced. El río Paucartambo tiene su origen en el flanco oriental
del Nudo de Pasco, debido a los deshielos de la Cordillera de Huachón, en Pasco. El
principal afluente del Perené es el Pangoa llamado aguas arriba, Río Satipo. Antes de su
confluencia con el Ene, el Perené atraviesa el amplio valle de Selva Alta de Chanchamayo,
considerado como el principal centro cafetalero y frutícola del oriente peruano.
|
Figura 32. En este mapa turístico de la provincia de Satipo (Junín) se puede
apreciar la cuenca del río Perené y su confluencia con el río Ene para formar el Tambo. Ésta es la región de la que habla el libro Exploration
Fawcett, donde habría sido vista la misteriosa planta. Se trata de unas selvas
impenetrables aún poco exploradas y que son consideradas en Perú como área ecológica
protegida.
|
(NOTA 7) Información obtenida de:
http://www.chlorischile.cl/Linares/
ephedraceae.htm
(NOTA 8) Plaza &
Janes Editores. Séptima Edición. 1977
(Nota: A la
derecha de los hipervínculos se ha insertado la fecha de última apertura de la página
Web citada)
(1) The Ancient Walls.
http://home.earthlink.net/
~rnisbet/frame8.html (13/05/2003)
(2) Los ablandadores de
piedras.
http://www.mundomisterioso.com/
article.php?sid=1177 (10/05/2003)
(3) Sacsayhuaman, A Photo
Gallery"
http://www.geocities.com/
jqjacobs/saxsayhuaman.html (13/05/2003)
(4) Web site de Machu Picchu
(Cusco)
http://www.machupicchuonline.com/
(13/05/2003)
(5) Mapa del Estado Mapuche.
http://www.geocities.com/aukanawel/
documentos/graficos/mapas/mapupol1.h tm (13/05/2003)
(6) Acerca del Pueblo Mapuche:
Su Historia y Organización Social.
http://www.uchile.cl/cultura/mapa/
artesamapuche/historia.htm (13/05/2003)
(7) Zoología Mapuche. El
Enigma del Pájaro Pitiwe y la hierba que disuelve el hierro y la piedra.
http://www.geocities.com/auka_mapu/
documentos/ornito/pitiwe.htm (13/05/2003)
(8) La Ciencia Secreta de los
Mapuche: Biografía de Aukanaw.
http://www.geocities.com/aukanawel/obras/
cienciasecreta/introduccion/introciencia.html (13/05/2003)
(9) Zoología Mapuche. Índice
de especies y Sinonimia por Orden Numérico 169 – 287.
http://www.geocities.com/
auka_mapu/documentos/
cataloguskullin/numerico/5.html (13/05/2003)
(10) Página Web de Oreste
Plath.
http://www.uchile.cl/cultura/oplath/
(13/05/2003)
(11) Museo Arqueológico de
Cochabamba (Bolivia)
http://www.umss.edu.bo/Sitios/Museo/
rapida_mirada/arqueologia.html (13/05/2003)
(12) Waterstone of the Wild.
http://www.spirasolaris.ca/waterstone.html
(13/05/2003)
(13) Unusual Andean
Stoneworking.
http://home.earthlink.net/~rnisbet/
huacas1.html (13/05/2003)
(13a) Decreto Supremo Nº
013-99-AG sobre especies de fauna silvestre en vías de extinción (Documento PDF)
http://www.inrena.gob.pe/
fauna/ds-013.pdf (13/05/2003)
(14) Tiahuanaco: Pueblo de
los Hijos del Sol.
http://www.geocities.com/
Area51/3184/tiahua.htm (13/05/2003)
(15) La Estela de Famine.
http://www.piramidologia.com/
articulos/3/3.html (13/05/2003)
(16) Colaptes Rupícola.
http://www.agualtiplano.net/bases/
animales/57_prin.htm#manejo (13/05/2003)
(17) Marcos Jiménez de la
Espada.
http://www.csic.es/cbic/BGH/
espada/biblio.htm (13/05/2003)
(18) Mapa del Perú –
Región puna.
http://www.nmnh.si.edu/botany/
projects/cpd/sa/map69.htm (16/05/03)
(19) El río Perené.
http://www.geocities.com/RainForest/
Vines/6274/afluente.htm (29/05/03)
Fig. 1. Coricancha o Templo
del Sol.
http://www.antropologia.com.ar/
peru/corican2.htm
Fig. 1a. Muro inca en una
calle cusqueña.
http://www.rutahsa.com/cyclo-2a.jpg
Fig. 1b. Sacsayhuaman.
http://www.rutahsa.com/sacsay1m.jpg
Fig. 2. Típica familia
mapuche del sur de la Patagonia (Fines del S. XIX)
http://www.geocities.com/aukanawel/
documentos/galeria/adentunchillka/image11.htm
Fig. 2a. Alegoría mapuche
de un pájaro Pitiwe.
http://www.geocities.com/auka_mapu/
documentos/ornito/pitiwe.htm7
Fig. 3. El padre Diego de
Rosales.
http://icarito.tercera.cl/biografias/
1600-1810/bios/rosales.htm
Fig. 4. La puna en Puno.
http://hot.ee/esi/peruu2.html
Fig. 5. Mapa del Perú –
Región puna.
http://www.nmnh.si.edu/botany/
projects/cpd/sa/map69.htm
Fig. 6. Portada del libro de
Percy H. Fawcett-Brian Fawcett.
http://hallamericanhistory.com/
index.php/Mode/product/
AsinSearch/1842124684/name/
Exploration%2520Fawcett.htm
Fig. 7. Un
"asiento" muy alto...
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/huacas1.html
Fig. 8. ¿Huaca? ¿Altar?
¿Templo?
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/huacas3.html
Fig. 9. Escaleras ¿a dónde?
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/huacas2.html
Fig. 10. Silla "in
memoriam"
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/seat.html
Fig. 11a.-11b.
"Banco"
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/tmbench.html
Fig. 12. ¿Templo lunar?
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/three.html
Fig. 13. Monolitos de
Ollantaytambo.
http://home.earthlink.net/
%7Ernisbet/otshrin.html
Fig. 14. Colaptes
rupícola.
http://www.nmnh.si.edu/
vert/birds/flicker.jpg
Fig. 15. Colaptes pitius.
http://www.viarural.com.ar/viarural.com.ar/
servicios/turismorural/san-roberto/
fauna-ars/picidae/carpintero-pitio.htm
Fig. 16. Cuadro sinóptico
del Colaptes rupícola.
http://www.agualtiplano.net/
bases/animales/manejo
Fig. 17. Ephedra andina.
http://www.hanfmedien.com/
hanf/gfx/0106/42a.jpg
Fig. 18. Croquis descriptivo
de la Ephedra Andina.
http://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/
ciencias_quimicas_y_farmaceuticas/
navasl01/cap3/pages/03.html
Fig. 19. Una puerta a la
nada...
http://www.crystalinks.com/
tiahuanaco.html
Fig. 20. Mapa que señala la
ubicación de Tiahuanaco al sur del lago Titicaca.
http://www.crystalinks.com/
tiahuanaco.html
Fig. 21. El templo
semi-subterráneo de Tiahuanaco.
http://www.crystalinks.com/
tiahuanaco.html
Fig. 22. Homenaje a Thor
Heyerdahl.
http://www.playasperu.com/
articulos/Heyerdahl.htm
Fig. 23. La Kon Tiki Zarpa
del Callao (|947)
http://www.playasperu.com/
articulos/Heyerdahl.htm
Fig. 24. El dios Kon Tiki
http://www.playasperu.com/
articulos/Heyerdahl.htm
Fig. 25. Arthur Posnaksky.
http://www.south-american-pic.com/
feat4/atlantis.html
Fig. 26. Muros y grandes
bloques pétreos tirados por el suelo.
http://www.crystalinks.com/
preinca2.html
Fig. 27. Una estatua de
impenetrable mirada.
http://home.t-online.de/home/
w.trumpfheller/bo19.htm
Fig. 28. La célebre Puerta
del Sol.
http://www.crystalinks.com/
preinca2.html
Fig. 29. Plano de
Tiahuanaco.
http://www.crystalinks.com/
preinca2.html
Fig. 30. La Estela de
Famine.
http://www.piramidologia.com/
articulos/3/3.html
Fig. 31. Extraña impresión
de un objeto sobre una piedra "ablandada"
http://www.piramidologia.com/
articulos/3/3.html
Fig. 32. Mapa turístico de
la provincia de Satipo (Perú) con la ubicación del río Peremé.
http://satipo.20m.com/Location.html
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Hola Emilio y Tina. Éste tema me recuerda a las Escuelas del Conocimiento de Hab y Ssinia, en cuyas paredes se encuentran unos grabados - como ya sabéis -, hechos por el un Maestro Grabador, que lo hacía con el dedo. Probablemente utilizaba el sonido emitiendo unos mantras específicos para ello.
ResponderEliminarBesos para los dos. Naty