En 2011, el ala juvenil del Partido Laborista de Noruega abogaba por imponer un bloqueo completo contra Israel. Tras la propuesta, los líderes del movimiento fueron masacrados en la isla de Utoya en una operación profesional atribuida a un loco solitario, Anders Breivik.
A finales de 2013, el Tribunal de Kuala Lumpur de Malasia encontró a Israel culpable de genocidio. Unos meses más tarde, los aviones de Malasian Airlines empezaron a caer del cielo.
De pronto, el "terror islámico" golpea Francia.
¿Está París siendo castigado por su voto a favor de Palestina?
Porque lo que no resulta lógico es que un país que se descubre como valedor de intereses musulmanes sea atacado precisamente por musulmanes.
El atentado contra el semanario satírico "Charlie Hebdo" reúne además una extraña serie de características:
Había una cámara en excelente posición para filmar el ataque. Incluso de sugerir una ejecución a sangre fría más que dudosa. "Terrorismo-espectáculo" en estado puro.
El atentado se ejecutó con una precisión militar solo al alcance de comandos de élite.
Los atacantes vestían atuendo militar, otro hecho que sugiere una "Black Opp" (Operación encubierta) de los servicios de inteligencia.
Pese a las apariencias, no se trató de un tiroteo indiscriminado: había una lista de objetivos.
Los gritos de los asesinos iban dirigidos a dejar clara la autoría islámica del atentado. En definitiva, de alimentar la islamofobia en... un país europeo en que la población musulmana supera los tres millones de individuos.
Los ejecutores echan un vistazo a los coches aparcados -buscando ¿qué?- antes de volver al Citroen en el que han llegado.
Hace poco una fuente del Mossad se jactaba de que el servicio secreto israelí estaba en condiciones de ejecutar actos terroristas en cualquier país del mundo y presentarlos como atentados islamistas.
Aquello fueron palabras.
Lo del miércoles contra "Charlie Hebdo" fueron hechos.
Y todos sabemos que los ejecutores de los intereses sionistas en el mundo son los E.E.U.U. En su entrevista-testamento con Georges-Marc Benamou, el infatuado Mitterand declaró abiertamente:
"Francia no lo sabe, pero estamos en guerra con Estados Unidos. Sí, una guerra permanente, una guerra importante, una guerra económica, una guerra sin muerte, al parecer.
Sí, son los estadounidenses muy duros, voraces, quieren poder indiviso el mundo. Esta es una guerra desconocida, la guerra permanente, sin aparentemente muertos, pero una guerra a muerte. »
Ninguna guerra es incruenta, y esta guerra secreta salpica, como todas, a los civiles.
Y el estilo de aviso de cierta gente nos es por desgracia sobradamente conocido: ya lo tuvo Aznar en el 11-M después de una temporada jugando a líder internacional.
Solo que siempre se trata de una bofetada en cara ajena. En la cara, y en la vida de ciudadanos inocentes.
¿Nos hará alguna vez el resentido ex-presidente el honor de aclarar qué ocurrió en 2004 aunque sea al estilo de su homólogo Mitterand? Le aceptaríamos hasta instalar una pirámide de cristal en el Museo del Prado a cambio.
Tal vez la novedad esta semana en París sea el efecto dominó que ha llevado aparentemente a la activación de varias células durmientes -asesinato de una policía municipal en un tiroteo, secuestro en un supermercado- generando un caos que, por desgracia, tenderá a ser imitado en próximos atentados.
Algo imposible sin múltiples complicidades y encubrimientos al nivel de los servicios secretos. Como en el 11-S, 11-M, 7-J, etc.
Quizá el Imperio no pague traidores.
Pero se sirve de ellos.
En Limoges uno de los principales investigadores del atentado parece que se ha suicidado de un disparo.
Pundonor francés. Aquí un tal comisario Manzano no ha hecho más que acumular ascensos en pago a sus servicios.
Y los -supuestos- autores abatidos, o suicidados, tanto da. Captados y controlados por los servicios secretos, pero capaces de planificar y ejecutar un atentado de tan complicada logística.
Si es así, que escuche con atención el extrañísimo intercambio de frases entre el supuesto Kouachi y el policía aparentemente "ejecutado".
O que compare el color de los retrovisores del C3 en que los terroristas llegaron a la redacción de "Charlie Hebdo" con el del vehículo que la policía presentó como el mismo Citroen ... tuneado, al parecer.
Hasta un daltónico se daría cuenta de la chapuza.
Autoatentado una vez más. "False flag" para dividir a la sociedad francesa y empujarla al choque étnico y cultural.
La mentira no solo tiene las patas muy cortas. Necesita de muletas en qué apoyarse.
Maldita la gracia que tiene todo esto.
Si es cierto que su próximo titular va a ser un sarcástico "Urgente: se necesitan 6 dibujantes" (eso se está leyendo en varias fuentes aparentemente veraces) esta gente merece algo más que agradecimiento.
Saber reírse de las propias desgracias es una de las formas mas sublimes de sabiduría.
Y esta guerra sería insoportable sin humor.
(posesodegerasa)
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