Desde luego, los últimos datos del CIS son muy preocupante para la jerarquía católica. A los obispos españoles les ha creado enorme desasosiego que apenas el 4,9% de los españoles afirme pertenecer o participar activamente en alguna parroquia, movimiento o asociación eclesial. Y es que pese a que todavía el 67,8% de la población se define a sí misma como católica, tan solo el 8,5% considera que la religión es “muy importante” en su vida.
Del conjunto de los españoles, sólo el 12,1% asiste a misa todos los domingos y días festivos. Por el contrario, el 61% de la población no asiste en ninguna ocasión a misas ni a...
oficios religiosos, dejando a parte bodas, primeras comuniones y funerales.
Unos datos que están en plena consonancia con el descenso de las vocaciones sacerdotales y la educación religiosa. En España hay en torno a 23.000 parroquias atendidas por 18.000 sacerdotes. En el curso 2012-2013 (últimos datos de la CEE), 1.307 jóvenes estudiaban en los seminarios mayores; en 2012 se ordenaron 133 sacerdotes. Cinco años antes eran 1.381 seminaristas y 172 ordenados; y hace un decenio, 1.699 y 195, respectivamente.
Paralelamente, la matriculación en la asignatura de Religión viene cayendo desde hace años, sobre todo por una demanda menor de las familias en los centros públicos. El pasado curso cayó un 1,7 % en el conjunto de enseñanzas no universitarias, según la CEE, entre otros motivos por “dificultades y trabas de tipo social, legislativo y administrativo”.
Se confirma así la nefasta gestión realizada por Rouco Varela al frente de los obispos. Con el beneplácito de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Varela permitió que movimientos muy conservadores como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, Comunión y liberación o los Kikos, camparan a sus anchas en la Conferencia Episcopal Española. Y lo hizo para, en beneficio del PP, liderar la oposición a las conquistas conseguidas por los Gobiernos del PSOE en materia social.
Así, mientras los sacerdotes progresistas eran marginados a pequeñas parroquias y fundaciones; la Conferencia Episcopal se servía de las élites políticas y económicas del Opus Dei, de los dólares que religiosamente aportaban los Legionarios de Cristo, de las universidades y contactos empresariales que les proporcionaba Comunión y Liberación, y del ejercito de fanáticos que los Kikos ponían en la calle cada vez que Rouco Varela quería manifestarse en contra del aborto o los matrimonio homosexuales.
Todo ello acompañado del apoyo incondicional proporcionado por el entramado mediático con el que cuenta la Conferencia Episcopal (propietaria de la COPE y 13TV), y de los grupos de comunicación más reaccionarios (como Intereconomía, La Razón o el diario ABC). Por su parte, el Partido Popular repartía sus cargos de dirección entre dirigentes del Opus Dei (como los son Federico Trillo, Isabel Tocino, Juan Cotino o Jorge Fernández Díaz) y los Legionarios de Cristo (con los que podría simpatizar la alcaldesa de Madrid Ana Botella).
No hay comentarios:
Publicar un comentario