Esto no es un “fenómeno” o evento “raro”. El verdadero FENÓMENO y lo claramente RARO es que a estas alturas de nuestra “civilización” (que va harto mal) nos sigamos CREYENDO el cuento del calendario gregoriano. Lea este post y comprenderá al final a qué me refiero y qué tiene que ver con la “noticia” de hoy que comento.
CALENDARIOS DE LA FALSA FRECUENCIA 12:60
 
 
La palabra “CALENDARIO” tiene su interesante origen a partir de la palabra griega “KALENDAS“, que eran unos cuadernos donde se anotaban las DEUDAS de la gente.
Antiguamente -léase ANTES de la  aparición del sanguinario  mitraísmo y todas las muchas variantes que se  esconden hoy en día tras el llamado “cristianismo”, dirigido por el  siniestro vaticano-, la mayoría de las culturas se guiaban por la LUNA para hacer su medición del “tiempo”, mientras el uso del SOL para esta medición habría surgido recién en el antiguo Egipto.
El Calendario Egipcio
El año egipcio constaba de 12 meses de 30  días y 5 días adicionales. Este calendario ya existía antes del año  4000 AC y estaba basado en la observación de la salida “heliaca” de la  estrella Sirio (la más brillante del firmamento). Se produce la salida  “heliaca” de una estrella cuando ésta vuelve a ser visible sobre el  horizonte poco antes del amanecer, después del intervalo de tiempo en el  que la luz solar impedía su visibilidad. El intervalo de tiempo entre  dos salidas “heliacas” consecutivas de una estrella es el año sideral,  que no coincide exactamente con el verdadero año solar o trópico, que es  el que determina la periodicidad de las estaciones. La causa de que no  coincidan año sideral y año trópico es el movimiento de precesión de los  equinoccios que sufre nuestro planeta. De todas maneras la diferencia  entre ambos es relativamente pequeña.
El Calendario Babilónico
 

El primitivo calendario babilónico fue  del tipo lunar. Al principio, el año babilónico estaba constituido por  12 meses de 30 días, es decir, que tenía casi 5 días y 1/4 menos. Al  cabo de algunos años, el «mes de arar», por ejemplo, no se ajustaba a  tal faena agrícola. Posteriormente se acortaron algunos meses para  acomodar más exactamente el calendario a la aparición regular de la Luna  nueva. Esta medida desajustó aún más el calendario con las estaciones.  Los babilonios resolvieron posteriormente esta dificultad intercalando  un nuevo mes de acuerdo con un ciclo determinado.
El Calendario Griego
 
 
El calendario griego, del tipo lunisolar,  copiado de los babilonios, constaba de 12 meses de 29 y 30 días  alternativamente. A este año de 354 días se le añadía un nuevo mes cada  tercero, sexto y octavo año. Los griegos intentaron frecuentemente  encontrar un intervalo o ciclo que contuviera un número exacto de años  solares y lunisolares (es lunación el promedio de tiempo entre dos Lunas  nuevas consecutivas). Tal ciclo, el «gran año» de 19 años solares  descubierto por el astrónomo griego Metón en el siglo V a. de J.C., no  sirvió nunca de base para un calendario práctico. Pero este Ciclo de  Metón (o Cielo Áureo) tiene todavía importancia en el cómputo de fechas  de las festividades religiosas, ya que solamente es unas pocas horas más  largo que 235 lunaciones y por tanto las fases de la Luna nueva caen  los mismos días del año en los ciclos sucesivos.
El Calendario Romano Primitivo
 
 
El original calendario romano,  introducido hacia el siglo VII a.C., tenía 10 meses con 304 días en un  año que comenzaba en Marzo. Al tener el año en este calendario una  duración tan diferente de la del año trópico (365,24219 días) las  estaciones no se repetían en las mismas fechas de un año para otro. Las  estaciones se repetían con periodicidad de un lustro, cinco años  estacionales o trópicos se correspondían muy aproximadamente con seis  años de 304 días, ya que el intervalo de tiempo transcurrido era de 1824  días, lo que dividiendo entre la duración del año trópico resulta  4,9939 (aproximadamente 5).
Dos meses más, Enero y Febrero, fueron  añadidos posteriormente también en el siglo VII a.C., durante el reinado  del rey Numa Pompilio (715 -673 a.C.), que fue el segundo rey de Roma,  ya que reinó después de Rómulo.
El calendario que los romanos utilizaban  en los primeros tiempos era un calendario lunisolar parecido al empleado  por los griegos. A partir de la modificación efectuada durante el  reinado de Numa Pompilio, el año romano estaba compuesto de 12 meses  lunares, algunos de cuyos nombres se emplean todavía: Martius, Aprilis,  Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November,  December, Ianuarius y Februarius.
Finalmente se acordó usar un calendario  común de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31  días). Pero éste tenía desfases de tiempo y los pontífices paganos lo  reajustaban anualmente en el último mes. Los reajustes se hacían con  criterios políticos, pero no astronómicos, como determinar el día de  pagar a la servidumbre, y se hacía mal uso del reajuste, para prorrogar  cargo de un funcionario, adelantar o retrasar votaciones.
El año empezaba a finales de marzo  (martius), del dios de la guerra, Marte, que era el primer mes de  primavera, cuando se decidían las campañas militares del año. Los meses  iban desde martius hasta februarius en este orden:
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Martius
 
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 Aprilis
 
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 Maius
 
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 Iunius
 
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 Iulius
 
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 Augustus
 
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 Septembris
 
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 Octobris
 
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 Novembris
 
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 Decembris
 
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 Januarius
 
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 Februaris
 
Los pontífices o sacerdotes proclamaban el primer día de cada mes las “Calendas”  e intercalaban un mes cuando el calendario lo exigía por haberse  retrasado. En muchas ocasiones se hacía esta corrección sin ningún  cuidado y a veces ocurría que los funcionarios romanos acomodaban el  calendario al capricho de los gobernantes, que añadían y restaban no  sólo días, sino también meses para alargar o abreviar los periodos de  las magistraturas. Como consecuencia de estas irregularidades, el  calendario llegó a desajustarse a tal punto que el comienzo del invierno  señalaba el de la primavera.
Según Plutarco fue el Rey Numa,  sucesor de Rómulo, el que cambio el calendario de 10 a 12 meses,  poniendo como primer mes del año a enero en lugar de marzo. También,  comenta que abril procede de la diosa Afrodita, mientras que mayo de la  diosa Maya, madre de Mercurio.
Sosígenes de Alejandría,  astrónomo y filósofo, fue el artífice detrás de la reforma del  Calendario Romano bajo el imperio de Julio César. Sosígenes calculó la  revolución solar en 365 días. Así nace el Calendario Juliano, de 365  días y que cada 4 años intercalaba un día extra para “ajustar el  desfase”, entre el 24 y 25 de febrero, y debido a que el 24 era el  “sextus kalendas martii” pasó a llamarse “bis sextus”, derivando más  tarde a año “bisiesto”.
El Calendario Juliano
 
El Calendario Juliano sirvió para  corregir los errores del calendario romano primitivo, y proporcionar a  todo el Imperio las ventajas de un calendario uniforme. Julio César  estableció este nuevo calendario, que entró en vigor el 1 de enero del  año 45 a. de J.C., un año antes de morir asesinado. Éste fue el  Calendario Juliano, que lleva el nombre de su innovador, para cuya  redacción contó César con la colaboración técnica de Sosígenes, astrónomo de Alejandría.
Para ajustar el calendario a las  estaciones se ampliaron a 15 los meses del año 46 a. de J.C., con una  duración de 445 días. Esta adición fue necesaria para corregir el  retraso de tres meses que se había acumulado con relación al año  trópico.
El año 46 a. de J.C. fue llamado el  «año de la confusión» a causa de su longitud; sin embargo, contribuyó de  manera definitiva a acabar con el confusionismo hasta entonces vigente.
El Calendario Juliano se basaba en el  año egipcio de 365 1/4 días. Cada cuatro años se intercalaba un día  (éste es el origen de los años bisiestos) y el año se dividió en 12  meses de desigual duración, puesto que 365 no es divisible por 12.
En honor de César se dio el nombre de  Julius al mes Quintilis. Después del asesinato de César, una falsa  interpretación del sistema hizo que el día intercalar de febrero se  añadiera cada tres años en lugar de cada cuatro. El sucesor de César,  Augusto, corrigió el error acumulado omitiendo el día intercalar durante  tres años bisiestos consecutivos y restableciéndolo en el año 8 de  nuestra Era, que marca el inicio del sistema actual de años bisiestos.
El Senado romano cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus. Se estableció que el primer mes del año sería Enero.
El calendario Juliano fue el  OFICIALMENTE impuesto durante el imperio romano, y la IGLESIA lo adoptó  también, aunque después en el famoso “Concilio de Nicea”  (del año 325) ésta afirmó que Sosígenes había hecho los cálculos en  forma equivocada, pero no adoptó medidas “correctivas” aún.
El año 153 a. C. se toma como inicio  del año el 1 de enero, en lugar del tradicional 1 de marzo, para poder  planear las campañas del año con tiempo debido a las Guerras  Celtibéricas que se estaban desarrollando en la Península Ibérica y los  problemas que estaba causando la conquista y asedio de Numancia. Consta  de 365 días divididos en 12 meses, excepto los años bisiestos que tienen  366 días, y añaden un día adicional al mes de febrero. El calendario  juliano cuenta como bisiestos uno de cada cuatro años, incluso los  seculares. Con este calendario se comete un error de 3 días cada 400  años.
ORIGEN DE NOMBRES DE LOS MESES JULIANOS
 
 
 
 
ENERO (Ianuarius)
El nombre procede de Jano, el dios romano  de las puertas y los comienzos. Enero era el undécimo mes del año en el  antiguo calendario romano; aunque en el siglo I a.C., con la reforma de  Julio César que estableció el Calendario Juliano, pasó a ser  considerado como el primer mes. El 1 de enero, los romanos ofrecían  sacrificios a Jano para que bendijera el...