No comprenderemos lo maya hasta tanto no desanudemos el ovillo de su
verdadera esencia, propósito y compromiso.
Ya en la legendaria China se
le llamó Koramayas a los maestros de sabiduría, en la India se les
reconoció como Nagamayas, es decir,
como maestros atlantes (nagas) entregando códigos de profundísimos
conocimientos que aún hacen palidecer a la ciencia materialista de hoy,
pues parte de lo que entonces enseñaron ha sido objeto de verificación
por métodos confiables a la mente cuadriculada de los científicos de
ahora (ver por ejemplo El Tao de La Física, de F. Kapra).
Entre los
íbero-atlantes que desembarcaron hace más de diez mil “años” en las
costas de la actual península ibérica y norte de África, llegaron
maestros portadores de un legado sapiencial que fuera la base de las
enseñanzas de las escuelas antiguas en Atlántida, Lemuria y continente
de Mu y reconocidas en el entorno mediterráneo a través de: íbero-ebres,
daktilos (en Ática), druidas (nórdicos), kobdas (tolzteca-atlantes en
Egipto pre-faraónico), koptos, esenios, sufís, sus contemporáneas
flámenes del Tibet y silenciosos de Benarés y las más recientes escuelas
pitagóricas, gnósticas,
kátaras, judáicas, templarias que con sus homólogas árabes marcan el
retorno a la península ibérica a su primer punto de contacto con la
geografía pos-atlante.
También América recibió lo suyo en su momento,
solo que fue asimilado de manera diferente.
Las fuerzas de oscuridad
organizadas han perseguido a muerte los instructivos maya desde tiempos
legendarios y cuando ya lo consideraban extinto, lo vuelven a encontrar
enraizado en América, donde primero será tildado de herejía y luego
anatemizado como algo propio de la cultura indígena que los llevó a su
propio colapso, todo lo cual es falso.
Web de Ituci Siglo XXI: www.itucisigloxxi.com
Web de Guillermo Hernández Barbosa: www.retornomaya.com
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